CUENTA CORRIENTE / ALICIA SALGADO
El martes pasado, Gastón Azcárraga, Presidente del Consejo de Administración de Mexicana de Aviación, anunció que la compañía tenía ya autorizado un crédito de Bancomext por mil 200 millones de pesos.
Debo ratificarle que el Consejo de Administración del banco, cuya dirección general adjunta encabeza Tonny MaCarthy, conoció del tema y lo autorizó sujeto al análisis de las garantías que ofreció la aerolínea y, de hecho, en las condiciones que se entregan por escrito se establece que podría pedirle más garantías para avalar el crédito.
Lo interesante del tema, nos comentan personas ligadas a la operación, es que Mexicana ofreció en garantía a Bancomext 10 aviones A320-200, modelos 1991/1992, con motores V2500-A1, un tipo de motor que presentó problemas técnicos desde un principio, originados por un componente que dañaba los álabes del avión (componente esencial de la turbina).
Dado eso, la compañía fabricante del motor decidió no fabricar más dicha versión y, cuatro años más tarde, lanzó una nueva versión del mismo. Por eso, sólo hay 130 aviones en el mundo con motor A1, una proporción pequeña frente a los cerca de 4 mil 300 equipos A320-200 que hay en el mercado. Incluso, de los 130 aviones producidos, hay 15 que se encuentran estacionados.
Lo que le comento resulta importante porque el precio de un avión con este tipo de motores es sustantivamente más bajo que los que tienen de otro tipo, no sólo por las características mencionadas y el reducido número de aeronaves, sino porque hay un bajo número de aerolíneas que los operan. Esto se ha traducido en un escaso interés en el mercado por operar estos equipos e incluso los que los mantienen buscan deshacerse de ellos.
Este parece ser el caso de Mexicana de Aviación, que dirige Manuel Borja, que cuenta con 21 aeronaves de este tipo, unas arrendadas y otras de su propiedad. Estas últimas, que las ha buscado vender, constituyen la flota que ahora ofrece a Bancomext como garantía.
Otro dato. Nos cuentan que la propalación de venta de estos diez aviones Airbus 320-200 con antigüedad cercana a los 20 años en el mercado se está realizando a un precio de entre siete u ocho millones de dólares, mientras que en la solicitud presentada a Bancomext le puso un valor de 12 millones de dólares cada uno, de manera que pudiera garantizar el nivel de aforo que le solicita el banco para lograr mil 200 millones de pesos que Mexicana pretende.
Los conocedores de este tipo de mercados saben que a Mexicana se le ha dificultado vender esos 10 aviones porque en el mercado andan en unos cinco millones de dólares, cifra muy lejana a los doce que ha puesto como valor de referencia en la documentación entregada a Bancomext y, esto último, el comité de riesgos lo tiene en el radar porque si se presentara un default, el banco de desarrollo tendría grandes dificultades para poder venderlos, además de que, por ser banco, los compran con descuentos de 25% al valor de mercado.
Mexicana es una empresa que busca afianzar su liquidez con este financiamiento, pero ciertamente el equipo de Héctor Rangel se la ha visto dura para entregar el recurso porque también tiene que asegurar que todas las aerolíneas que tomen estas líneas de crédito lo hagan en las mismas condiciones, máxime que las que ya han sido aprobadas y ejecutadas se garantizaron con activos reales que tienen un valor de realización acorde a las condiciones del mercado.
Por ejemplo, Interjet puso una propiedad personal de la familia Alemán. Aeromar puso aviones propios con valor de mercado cotizado y valuación comprobada, y en el caso de ASA, bueno, pues pone las facturas por cobrar de las aerolíneas. ¿Usted qué haría?
De Fondos a Fondo
Fíjese que ante la dificultad que ha enfrentado el sector hipotecario y dadas las experiencias nefastas de Metrofinanciera, que dirige José Landa Álvarez, que por cierto ya está en Concurso Mercantil, y Crédito y Casa de Enrique Coppel, las autoridades se han puesto firmes con las otras sofoles.
Sucede que Hipotecaria Patrimonio, donde Ignacio J. Farías Campero funge como director general, recibió de parte de la CNBV de Guillermo Babatzuna petición formal para que volviera a enviar a la Bolsa Mexicana de Valores, de Luis Téllez, los estados financieros correspondientes al segundo trimestre del año, luego de que la primera vez difundiera un escueto comunicado donde se le “olvido” incluir los criterios con los que elaboró la información contable y financiera.
La petición no es para menos, ya que la empresa forma parte del selecto grupo de sofoles que la SHN de Javier Gavito decidió apoyar apenas en mayo para la renovación de sus bonos de deuda de corto plazo, esquema que contempla más de 10 mil millones de pesos y que, desde luego, están garantizados por el gobierno, pero que las sofoles deberán de reintegrar el apoyo financiero cuando mejore la situación.
Al cierre de junio, Patrimonio reportó un crecimiento de 55% en su cartera vencida, respecto al mismo lapso del año anterior, para sumar mil 114 millones de pesos, y ante el mayor riesgo de incumplimiento, la estimación preventiva de Patrimonio aumentó 44% en este mismo lapso, mientras que su utilidad cayó 22 por ciento.
Esta información sin duda es relevante para todos los tenedores de los instrumentos de la hipotecaria que cuenta con nueve emisiones de deuda por cerca de mil 700 millones de pesos; mil 440 millones de pesos en certificados bursátiles para créditos de la construcción y mil 730 millones de pesos en bursatilizaciones.
El martes pasado, Gastón Azcárraga, Presidente del Consejo de Administración de Mexicana de Aviación, anunció que la compañía tenía ya autorizado un crédito de Bancomext por mil 200 millones de pesos.
Debo ratificarle que el Consejo de Administración del banco, cuya dirección general adjunta encabeza Tonny MaCarthy, conoció del tema y lo autorizó sujeto al análisis de las garantías que ofreció la aerolínea y, de hecho, en las condiciones que se entregan por escrito se establece que podría pedirle más garantías para avalar el crédito.
Lo interesante del tema, nos comentan personas ligadas a la operación, es que Mexicana ofreció en garantía a Bancomext 10 aviones A320-200, modelos 1991/1992, con motores V2500-A1, un tipo de motor que presentó problemas técnicos desde un principio, originados por un componente que dañaba los álabes del avión (componente esencial de la turbina).
Dado eso, la compañía fabricante del motor decidió no fabricar más dicha versión y, cuatro años más tarde, lanzó una nueva versión del mismo. Por eso, sólo hay 130 aviones en el mundo con motor A1, una proporción pequeña frente a los cerca de 4 mil 300 equipos A320-200 que hay en el mercado. Incluso, de los 130 aviones producidos, hay 15 que se encuentran estacionados.
Lo que le comento resulta importante porque el precio de un avión con este tipo de motores es sustantivamente más bajo que los que tienen de otro tipo, no sólo por las características mencionadas y el reducido número de aeronaves, sino porque hay un bajo número de aerolíneas que los operan. Esto se ha traducido en un escaso interés en el mercado por operar estos equipos e incluso los que los mantienen buscan deshacerse de ellos.
Este parece ser el caso de Mexicana de Aviación, que dirige Manuel Borja, que cuenta con 21 aeronaves de este tipo, unas arrendadas y otras de su propiedad. Estas últimas, que las ha buscado vender, constituyen la flota que ahora ofrece a Bancomext como garantía.
Otro dato. Nos cuentan que la propalación de venta de estos diez aviones Airbus 320-200 con antigüedad cercana a los 20 años en el mercado se está realizando a un precio de entre siete u ocho millones de dólares, mientras que en la solicitud presentada a Bancomext le puso un valor de 12 millones de dólares cada uno, de manera que pudiera garantizar el nivel de aforo que le solicita el banco para lograr mil 200 millones de pesos que Mexicana pretende.
Los conocedores de este tipo de mercados saben que a Mexicana se le ha dificultado vender esos 10 aviones porque en el mercado andan en unos cinco millones de dólares, cifra muy lejana a los doce que ha puesto como valor de referencia en la documentación entregada a Bancomext y, esto último, el comité de riesgos lo tiene en el radar porque si se presentara un default, el banco de desarrollo tendría grandes dificultades para poder venderlos, además de que, por ser banco, los compran con descuentos de 25% al valor de mercado.
Mexicana es una empresa que busca afianzar su liquidez con este financiamiento, pero ciertamente el equipo de Héctor Rangel se la ha visto dura para entregar el recurso porque también tiene que asegurar que todas las aerolíneas que tomen estas líneas de crédito lo hagan en las mismas condiciones, máxime que las que ya han sido aprobadas y ejecutadas se garantizaron con activos reales que tienen un valor de realización acorde a las condiciones del mercado.
Por ejemplo, Interjet puso una propiedad personal de la familia Alemán. Aeromar puso aviones propios con valor de mercado cotizado y valuación comprobada, y en el caso de ASA, bueno, pues pone las facturas por cobrar de las aerolíneas. ¿Usted qué haría?
De Fondos a Fondo
Fíjese que ante la dificultad que ha enfrentado el sector hipotecario y dadas las experiencias nefastas de Metrofinanciera, que dirige José Landa Álvarez, que por cierto ya está en Concurso Mercantil, y Crédito y Casa de Enrique Coppel, las autoridades se han puesto firmes con las otras sofoles.
Sucede que Hipotecaria Patrimonio, donde Ignacio J. Farías Campero funge como director general, recibió de parte de la CNBV de Guillermo Babatzuna petición formal para que volviera a enviar a la Bolsa Mexicana de Valores, de Luis Téllez, los estados financieros correspondientes al segundo trimestre del año, luego de que la primera vez difundiera un escueto comunicado donde se le “olvido” incluir los criterios con los que elaboró la información contable y financiera.
La petición no es para menos, ya que la empresa forma parte del selecto grupo de sofoles que la SHN de Javier Gavito decidió apoyar apenas en mayo para la renovación de sus bonos de deuda de corto plazo, esquema que contempla más de 10 mil millones de pesos y que, desde luego, están garantizados por el gobierno, pero que las sofoles deberán de reintegrar el apoyo financiero cuando mejore la situación.
Al cierre de junio, Patrimonio reportó un crecimiento de 55% en su cartera vencida, respecto al mismo lapso del año anterior, para sumar mil 114 millones de pesos, y ante el mayor riesgo de incumplimiento, la estimación preventiva de Patrimonio aumentó 44% en este mismo lapso, mientras que su utilidad cayó 22 por ciento.
Esta información sin duda es relevante para todos los tenedores de los instrumentos de la hipotecaria que cuenta con nueve emisiones de deuda por cerca de mil 700 millones de pesos; mil 440 millones de pesos en certificados bursátiles para créditos de la construcción y mil 730 millones de pesos en bursatilizaciones.
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