¿Es ETA el diablo terrorista y el gobierno español franquista el bondadoso dios?

Pedro Echeverría V.

1. Ayer unos festejaron y otros condenaron el 50 aniversario del surgimiento de ETA cuyas siglas significan Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad), organización vasca que persigue la independencia del País Vasco o Euskalerría fundada el 31 de julio de 1959 por miembros de la revista clandestina Ekin (1952) y militantes escindidos de las juventudes del Partido Nacionalista Vasco. Sus actividades en esa primera etapa estaban centradas en la labor propagandística, en la conservación de su identidad sociocultural y en la difusión del euskera. Cinco décadas después, el ETA –según los gobiernos, los empresarios y la intensa propaganda desatada por los medios de información- es una “banda terrorista” sin objetivos y razón. Por eso me propongo ser “abogado del diablo”.

2. Preguntarían muchos: ¿Cómo este articulista, que ni siquiera es español, se atreve a querer defender a estos “delincuentes”, “terroristas”, “asesinos” de la ETA que ponen bombas y matan a decenas de inocentes? Lo mismo me he preguntado: ¿Cómo muchos españoles y gobiernos del mundo pueden defender a Aznar, a Blair, a Bush, Berlusconi, que invaden países y asesinan a decenas de miles de inocentes? ¿Por qué a los del ETA se les persigue con saña, son calumniados, se les encarcela y asesina y por qué a los Aznar, Zapatero, Blair o Bush se les aplaude, se les premia como héroes y mueren con grandes ceremonias? Es obvio que el mundo está de cabeza: se admira a los explotadores y opresores y se condena a los que luchan y se defienden. O, ¿no?

3. Tengo la ligera impresión de que vivimos es un sistema capitalista mundial donde los dueños del capital mandan y los trabajadores –explotados y miserables- sólo deben producir y obedecer. No se si es impresión o realidad que las leyes, las normas y las tradiciones en el mundo se han construido a imagen y al servicio de la clase dominante y los medios de información deforman todas las noticias para ponerlas al servicio del capital. Pareciera que todos los que mandan siempre tienen la razón y los trabajadores pobres sólo nacieron para subordinarse. Preguntarían los españoles conquistadores de América: ¿esos salvajes que trabajan la tierra, que no saben leer ni nos entienden, que levantan monumentos a sus dioses o ídolos son seres humanos como nosotros?

4. En toda América, a principios del siglo XIX, los pueblos y sus líderes: Bolívar, San Martín, Sucre, Miranda, Hidalgo, Morelos y centenares de ellos, lucharon por su independencia con las armas, con palos y piedras, prendiendo fuego a edificios, asaltando depósitos de armas, matando a todos aquellos españoles, criollos, clérigos que se le oponían y en esas acciones el ejército realista asesinó a niños, ancianos, mujeres, etcétera. Era una guerra abierta y no se conocía respeto hacia los enemigos. En México, apresado el cura Hidalgo (el Padre de la independencia) y sus compañeros, no solo los fusilaron sino que los defensores del rey de España les cortaron las cabezas y en lo alto de los edificios las exhibieron “para escarmiento”. Españoles, ¿Cómo les quedó el ojo?

5. ETA no cuenta abiertamente con todo el apoyo del Pueblo Vasco, pero sí con una gran fuerza de respaldo que innumerables veces ha salido a las calles a manifestarse exigiendo su independencia y apoyando sus luchas. Obviamente, entre los vascos hay burgueses multimillonarios que prefieren hacer negocios con España y con Francia que odian a ETA porque con sus luchas les impide que sus negocios sean más grandes; también hay políticos que ven en el discurso socialista de ETA un peligro para sus carreras arribistas. ¿Qué opina acerca del ETA la población pobre del País Vasco (muy en su corazón) que tiene miedo de expresarse intimidada por la amplia campaña negativa que se ha hecho contra ETA y muy ideologizada por la propaganda?

6. La lucha de los vascos por su identidad y su independencia, ideológicamente tiene casi 500 años, desde Joannes Leizarraga, en la dedicatoria a la reina Juana de Albret de su traducción del Nuevo Testamento (1571), afirma: “Sin embargo, estando seguro de que los vascos, entre todas las demás naciones, no somos tan bárbaros que no podamos reconocer y alabar al Señor en nuestra lengua”. Pero sus batallas independistas o autonomistas crecen, sobre todo encabezadas por la ETA, durante la funesta dictadura de Francisco Franco -el general fascista que se levantó en armas con una guerra civil (1936/39) contra el gobierno republicano- y que al parecer –a pesar de su muerte en 1976- continúa con el PSOE, particularmente con el PP. ¿Hay alguna salida válida?

7. El gobierno español no podrá acabar con ETA y ETA no se propone acabar con el gobierno español, aunque sí podría haber algún gobierno inteligente que evite las presiones militaristas y derechistas que le permitan negociar. Sólo puede haber una salida negociada en la que los gobiernos español y francés reconozcan el derecho que tiene el País Vasco a su independencia total. ¿Qué se perdería ante un mundo cada vez más “global” en el que las fronteras tienden a desaparecer? En el futuro las fronteras económicas y los nacionalismos pasarán a la historia pero no las identidades regionales donde las lenguas, las costumbres, las comidas, vestidos y tradiciones tendrán que conservarse por muchos más siglos. Los vascos seguirán viviendo en el mundo.

8. ¿Cómo pueden defenderse los pueblos, las organizaciones, las personas, cuando viven acosadas, maltratadas, perseguidas, sin ser escuchadas, por las fuerzas del capital y sus ejércitos? ¿Deben vivir durante siglos, décadas, años, pisoteados y silenciados para no escuchar sus quejas ni atender sus necesidades? Para mí lo extraño es que no surjan 10, 100, 1000 Vietnam o que los ejemplos de la ETA no se hayan multiplicado en el mundo. ¿Qué dicen los enemigos de la ETA de los cientos de miles de niños que mueren a diario en África, Asia, América de hambre y enfermedades curables porque unos cuantos ricos han creado un mundo de desempleados y de trabajadores con salarios de hambre? Yo estoy porque no muera ningún inocente en el mundo, pero de verdad ninguno.

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