Teodoro Rentería Arróyave
En los momentos actuales que obligan al ahorro por la situación grave de la caída de la economía nacional, la preocupante pérdida de empleos, la creciente falta de inversión nacional e internacional y el nulo crecimiento que nos amaga, el propio presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa nos anuncia un gasto superfluo y por tanto innecesario, el que representa la expedición de una nueva credencial de identidad, llamada pomposamente “Cédula de Identidad Biométrica”.
Ya diputados federales y especialistas calificaron tal proyecto como un gasto excesivo, innecesario e inútil en tiempos de crisis y así es, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, después de explicar que la nueva credencialita que integrará la “identidad jurídica y la vivencial”, es decir en términos llanos el registro del individuo y los datos biométricos de los mexicanos, tendrá un costo de unos 3 mil millones de pesos, no obstante, recordó, que la Cámara de Diputados aprobó 400 para tal fin.
Calderón Hinojosa al hacer el anuncio de la nueva Cédula, no sabemos bien a bien a qué se refería, pero apuntó que “será el legado de su administración”, cuando debería su herencia de gobierno revertir la grave situación del país. Van como ejemplo las últimas noticias que comprueban la crisis en las que estamos inmersos:
Este año se perderán setecientos treinta y cinco mil empleos formales que significan la destrucción del doble de las plazas creadas en los años 2007 y 2008, según información oficial del Banco de México y el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Además, prevén que la economía caerá entre un 6.5 y 7.5 por ciento y cuya situación más o menos se palea con las remesas que nuestros connacionales en el extranjero envían a sus familiares y que no obstante que en el primer semestre del año cayeron 11.94 por ciento, superaron los ingresos por exportación de petróleo, que es otro rubro de crisis.
Para qué seguir, por lo pronto el anuncio de la Cédula tomó desprevenidos tanto a los consejeros del Instituto Federal Electoral, IFE, como a los integrantes de la Comisión del Registro Federal de Electores de la Cámara de Diputados, por lo que exigieron conocer de inmediato la propuesta del gobierno federal en especial sobre los millonarios recursos que pretende incluir en el presupuesto para ese proceso.
La propia Secretaría de Gobernación aclara que el nuevo documento no sustituye a la que expide el IFE, porque esta última es sólo para votar, cuando en la realidad es la que se acepta como prueba confiable de identidad. En conclusión: duplicidad de documentos y duplicación del gasto, porque la del IFE ha costado una verdadera fortuna.
Es de estar de acuerdo con los diputados de oposición cuando expresan su rechazo a dicho programa presidencial de expedición de otra cédula de identidad ciudadana, no sólo por el gasto económico que implicará, en momentos en que el gobierno ha anunciado recortes presupuestales y existe un contexto de pobreza, sino porque no hay ninguna garantía de la confiabilidad en el manejo y la confidencialidad de los datos personales de los mexicanos.
Además, ponen el dedo en la llaga cuando analizan que la credencialita será expedida no por un órgano autónomo como es el caso del IFE, sino por la Secretaría de Gobernación, que a su vez maneja el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN, “que está inmerso en un escándalo de espionaje político”, y nada asegura que la dependencia utilice la base de datos para la persecución de adversarios. Gasto superfluo y control ciudadano, en eso se puede convertir “el legado” de Calderón.
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En los momentos actuales que obligan al ahorro por la situación grave de la caída de la economía nacional, la preocupante pérdida de empleos, la creciente falta de inversión nacional e internacional y el nulo crecimiento que nos amaga, el propio presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa nos anuncia un gasto superfluo y por tanto innecesario, el que representa la expedición de una nueva credencial de identidad, llamada pomposamente “Cédula de Identidad Biométrica”.
Ya diputados federales y especialistas calificaron tal proyecto como un gasto excesivo, innecesario e inútil en tiempos de crisis y así es, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, después de explicar que la nueva credencialita que integrará la “identidad jurídica y la vivencial”, es decir en términos llanos el registro del individuo y los datos biométricos de los mexicanos, tendrá un costo de unos 3 mil millones de pesos, no obstante, recordó, que la Cámara de Diputados aprobó 400 para tal fin.
Calderón Hinojosa al hacer el anuncio de la nueva Cédula, no sabemos bien a bien a qué se refería, pero apuntó que “será el legado de su administración”, cuando debería su herencia de gobierno revertir la grave situación del país. Van como ejemplo las últimas noticias que comprueban la crisis en las que estamos inmersos:
Este año se perderán setecientos treinta y cinco mil empleos formales que significan la destrucción del doble de las plazas creadas en los años 2007 y 2008, según información oficial del Banco de México y el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Además, prevén que la economía caerá entre un 6.5 y 7.5 por ciento y cuya situación más o menos se palea con las remesas que nuestros connacionales en el extranjero envían a sus familiares y que no obstante que en el primer semestre del año cayeron 11.94 por ciento, superaron los ingresos por exportación de petróleo, que es otro rubro de crisis.
Para qué seguir, por lo pronto el anuncio de la Cédula tomó desprevenidos tanto a los consejeros del Instituto Federal Electoral, IFE, como a los integrantes de la Comisión del Registro Federal de Electores de la Cámara de Diputados, por lo que exigieron conocer de inmediato la propuesta del gobierno federal en especial sobre los millonarios recursos que pretende incluir en el presupuesto para ese proceso.
La propia Secretaría de Gobernación aclara que el nuevo documento no sustituye a la que expide el IFE, porque esta última es sólo para votar, cuando en la realidad es la que se acepta como prueba confiable de identidad. En conclusión: duplicidad de documentos y duplicación del gasto, porque la del IFE ha costado una verdadera fortuna.
Es de estar de acuerdo con los diputados de oposición cuando expresan su rechazo a dicho programa presidencial de expedición de otra cédula de identidad ciudadana, no sólo por el gasto económico que implicará, en momentos en que el gobierno ha anunciado recortes presupuestales y existe un contexto de pobreza, sino porque no hay ninguna garantía de la confiabilidad en el manejo y la confidencialidad de los datos personales de los mexicanos.
Además, ponen el dedo en la llaga cuando analizan que la credencialita será expedida no por un órgano autónomo como es el caso del IFE, sino por la Secretaría de Gobernación, que a su vez maneja el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN, “que está inmerso en un escándalo de espionaje político”, y nada asegura que la dependencia utilice la base de datos para la persecución de adversarios. Gasto superfluo y control ciudadano, en eso se puede convertir “el legado” de Calderón.
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