Boletín UNAM-DGCS-457
Ciudad Universitaria
El 85 por ciento de las decisiones que adoptan los seres humanos dependen de los sentimientos y sólo 15 por ciento de la parte racional. Por ello, la inteligencia emocional es trascendente en el ámbito laboral y en la calidad de vida de una persona, aseguró la consultora Elena Quijano Ferrer.
Usarla conscientemente ayuda a construir relaciones sociales que favorecen una vida exitosa e influye en los negocios porque genera confianza.
Según el psicólogo Hendrie Weisinger, el uso inteligente de las emociones ayuda a guiar el comportamiento y el pensamiento para obtener mejores resultados.
Quijano Ferrer explicó que la emoción y los sentimientos están ligados a los seres humanos y les permiten decidir lo que quieren hacer consigo mismos; generalmente buscan cosas definidas como seguridad, felicidad, tranquilidad y aceptación.
En mayor o menor medida los individuos poseen ocho inteligencias: corporal-cinética, rítmico-musical, lógica-matemática, visual-espacial, verbal-lingüística, interpersonal, emocional e intrapersonal.
Con la conjunción de la intra e inter personales se obtiene la inteligencia emocional, Por ello, destacó la relevancia de comprender cada uno de sus elementos. La primera, dijo, refiere las actitudes que determinan el dominio o control de la propia persona y se divide en tres áreas.
El autoconocimiento, que implica la capacidad de los sujetos de entender cómo se sienten para saber qué prefieren y lograr una autoevaluación objetiva. “Se refleja de forma inmediata en la autoestima”, añadió.
La segunda, se conforma por la autorregulación, relacionada con la capacidad de manejar los impulsos y estados internos porque se vincula al autocontrol y confiabilidad; también incluye la escrupulosidad que ayuda a aceptar la responsabilidad de los propios actos, explicó.
El tercer apartado es la motivación, el motor que impulsa a realizar acciones a partir de intereses, lo que demuestra compromiso consigo mismo y con los demás.
La inteligencia interpersonal, por su parte, implica conocer a otras personas y se define en dos grupos, refirió la especialista: el primero, es la empatía o capacidad de captar los sentimientos, necesidades e intereses ajenos, “sino entiendes qué le interesa al otro, no lo puedes ayudar y, por tanto, no le puedes vender”.
La segunda es la más importante a nivel de liderazgo, porque supone inducir a los demás y obtener de ellos una respuesta deseable; para lograrlo se necesita autoridad moral.
Elena Quijano concluyó que para desarrollar la inteligencia emocional se debe evitar que la persona se sienta juzgada o se emitan juicios como “estás mal” o “no me entiendes”, porque se debe evitar que el lenguaje verbal y corporal sea negativo.
Ciudad Universitaria
El 85 por ciento de las decisiones que adoptan los seres humanos dependen de los sentimientos y sólo 15 por ciento de la parte racional. Por ello, la inteligencia emocional es trascendente en el ámbito laboral y en la calidad de vida de una persona, aseguró la consultora Elena Quijano Ferrer.
Usarla conscientemente ayuda a construir relaciones sociales que favorecen una vida exitosa e influye en los negocios porque genera confianza.
Según el psicólogo Hendrie Weisinger, el uso inteligente de las emociones ayuda a guiar el comportamiento y el pensamiento para obtener mejores resultados.
Quijano Ferrer explicó que la emoción y los sentimientos están ligados a los seres humanos y les permiten decidir lo que quieren hacer consigo mismos; generalmente buscan cosas definidas como seguridad, felicidad, tranquilidad y aceptación.
En mayor o menor medida los individuos poseen ocho inteligencias: corporal-cinética, rítmico-musical, lógica-matemática, visual-espacial, verbal-lingüística, interpersonal, emocional e intrapersonal.
Con la conjunción de la intra e inter personales se obtiene la inteligencia emocional, Por ello, destacó la relevancia de comprender cada uno de sus elementos. La primera, dijo, refiere las actitudes que determinan el dominio o control de la propia persona y se divide en tres áreas.
El autoconocimiento, que implica la capacidad de los sujetos de entender cómo se sienten para saber qué prefieren y lograr una autoevaluación objetiva. “Se refleja de forma inmediata en la autoestima”, añadió.
La segunda, se conforma por la autorregulación, relacionada con la capacidad de manejar los impulsos y estados internos porque se vincula al autocontrol y confiabilidad; también incluye la escrupulosidad que ayuda a aceptar la responsabilidad de los propios actos, explicó.
El tercer apartado es la motivación, el motor que impulsa a realizar acciones a partir de intereses, lo que demuestra compromiso consigo mismo y con los demás.
La inteligencia interpersonal, por su parte, implica conocer a otras personas y se define en dos grupos, refirió la especialista: el primero, es la empatía o capacidad de captar los sentimientos, necesidades e intereses ajenos, “sino entiendes qué le interesa al otro, no lo puedes ayudar y, por tanto, no le puedes vender”.
La segunda es la más importante a nivel de liderazgo, porque supone inducir a los demás y obtener de ellos una respuesta deseable; para lograrlo se necesita autoridad moral.
Elena Quijano concluyó que para desarrollar la inteligencia emocional se debe evitar que la persona se sienta juzgada o se emitan juicios como “estás mal” o “no me entiendes”, porque se debe evitar que el lenguaje verbal y corporal sea negativo.
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