Contra los de a pie todo el abuso del poder

Álvaro Cepeda Neri

La nave estatal, sin timón y sin más capitán que el siniestro Garfio (caricatura hecha realidad) representado por la delincuencia y que lo de organizada ha de ser porque, con sobornos, homicidios y amenazas, se ha apoderado del control del país, mientras algunos responsables de combatirlos han desertado y sirven como sicarios de esa criminalidad, acusa que somos una Nación al garete.

Y estamos navegando en el mar de sangre que ha producido el enfrentamiento de narcotraficantes armados hasta los dientes, y soldados con policías que luchan desigualmente contra el terrorismo desatado por las mafias que tienen todo el dinero de mundo para sostener su desafío.

No solamente ese motín a bordo es el único problema. Resulta que todas las instituciones gubernamentales, diariamente nos salen con que tienen crisis. Pemex se hunde en desbarahustes por excesos sindicales y, lo que es peor, su pésima dirección empresarial, una vez que desde 1946, a partir del alemanismo, hasta el calderonismo (remember los contratos de Mouriño) no ha dejado de extraer todo el petróleo que nos “escrituró el diablo”, hasta casi dejar exhaustas las reservas, utilizando sus multimillonarias ventas para solventar gastos del presidente en turno y dejar que no pocos contratistas se hayan enriquecido y sigan haciéndolo al amparo de la corrupción.

Son demasiados los males de la Nación, causados por los gobernantes y sus complicidades con el sector privado: impunidad total para la élite política, administrativa, gubernamental y paraestatal. Denegación de justicia con abusos del poder como en el caso de las tres indígenas, ya para recibir sentencia penal, por acusación y consignación de la PGR, por el juez del Cuarto Distrito, con sede en Querétaro.

Dice Medina Mora que ellas secuestraron a seis agentes de la AFI, quienes habían ido a un tianguis, atendiendo una llamada anónima, para verificar si las indígenas vendían droga. No encontraron nada, pero al revisar destruyeron bienes de ellas y otras comerciantes.

De los seis agentes, uno se quedó voluntariamente con las indígenas, mientras los restantes cinco fueron por el dinero para pagar los daños, lo cual se hizo por una cantidad de 70 mil pesos. El agente que se había quedado para garantizar ese pago, con el resto, después denunciaron que habían sido secuestrados. Y es hora que Jacinta Francisco marcial, Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, están a punto de recibir sentencia.

Se trata de un abuso judicial contra esas tres indígenas que solamente defendieron sus derechos y que, sin armas ni algo más, convinieron con los policías de Genaro García Luna y Luis Cárdenas, el pago de los daños. Pero en este país a los de a pie toda la carga de los de a caballo. La caballería de la AFI y la PGR han descargado todo el abuso de que es capaz el poder público. La CNDH ha enviado una recomendación a la PGR por ese abuso de autoridad. Pero las recomendaciones son para pitorreo de quien las recibe.

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