Calderón recibe y aconseja a Zelaya, presidente de Honduras, seguir la línea Obama/Arias

Pedro Echeverría V.

1. Manuel Zelaya, el presidente hondureño derrocado, es un personaje sagaz y con mucha movilidad. Ha realizado mil gestiones y pronunciamientos entre los organismos internacionales como la ONU, la OEA, el Grupo de Río, etcétera; ha permanecido muchas horas en la frontera Nicaragua/Honduras buscando las condiciones la introducirse a su país y recuperar la Presidencia de la que fue despojado. Llegó a México después de estar en Costa Rica, Nicaragua, EEUU y otros lugares y es bien recibido por diversas instituciones. Con mucha inteligencia ha logrado y conservado apoyos internacionales, pero sus pasos han sido controlados por el gobierno de los EEUU; este gobierno lo ha regulado y tendrá que garantizar un regreso subordinado.

2. Están en los amarres, en la colocación de candados para cerrar todas las puertas con el fin de impedir al presidente hondureño Manuel Zelaya –al ser regresado a su cargo- cualquier movimiento que le permita impulsar un candidato presidencial que se acercara a Hugo Chávez. Honduras mantiene una dependencia comercial con EEUU de alrededor de 70 a 80 por ciento, porcentaje similar al de la mayoría de los países de América. ¿Cómo EEUU podría permitir que más países (después de Venezuela, Bolivia, Ecuador) busquen sacudirse de su mercado internacional cuando es para ellos vital para su control económico y político? Si Obama continúa con esta política “diferente” de golpear, mediatizar y controlar, es probable que pronto recupere su presencia en América Latina.

3. No estaría mal que el gobierno yanqui -ante la penetración de sus mercados o la simple amenaza en ellos de países como China, Japón, Europa- estuviera suavizando su imperio y llegue un momento de establecer relaciones igualitarias con los demás países. Pero obviamente no se trata de eso, porque ningún imperio se resigna a morir. España, Portugal, Francia, Inglaterra y otros sólo estuvieron a punto de desaparecer cuando los yanquis los derrotaron con su supremacía militar y económica. Por eso el estilo Obama, más que engañarnos de que se trata de tener buenos deseos y voluntad, es claramente una nueva estrategia –hábilmente aplicada- para recuperar presencia en América Latina y en el mundo. No es un asunto de buenas voluntades sino de realidad socio/económica.

4. Al parecer el modelo Obama buscará imponer el “diálogo, la negociación y las legalidades” para que la democracia burguesa, formal, se imponga; después de lo de Honduras, el plan Obama tratará de evitar los “Golpes de Estado”, pero mucho más las revoluciones o las rebeliones que los pueblos necesitan para liberarse de la miseria y la opresión. Pero eso sí, y es lo más importante, “la democracia” será definida de acuerdo a los criterios y los intereses de los EEUU. Calderón, Uribe, Alan García, seguirán siendo modelos de gobierno “democrático” por estar al servicio de los EEUU y Chávez, Morales y Correa –que han sido reconfirmados mil veces por plebiscitos- no son democráticos porque se confrontan con los gobiernos yanquis. Así ha sido y será.

5. Esto de la democracia transparente, dialoguista, pacífica y hasta justa que Obama y empresarios inteligentes propagan no está mal, es lo que algunos han bautizado como la “dictablanda”; lo malo es que este tipo de democracia formal no acaba con las desigualdades económicas, políticas y sociales entre los seres humanos, más bien sirven para tratar de esconderlas o, por lo menos, para que sirvan como cortina de humo que permita tapar la realidad. Obama sigue golpeando a Afganistán; trata de eliminar la oposición en Irak antes de que su ejército salga de ese país; cuestiona las elecciones de Irán; quisiera destruir (pacíficamente a los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador) impulsando “bajo el agua” a las oposiciones. Aprovechará la paz para hacer la guerra.

6. Sin embargo tanto Honduras, El Salvador, Guatemala, etcétera han comenzado a liberarse y sus avances dependerán del desarrollo internacional de las luchas. Es importante el movimiento social interno en un país, el desarrollo y la profundización de la lucha de clases, pero también es importante –quizá más- las batallas internacionales que se dan en otros países, sobre todo en los más industrializados. Quizá tenga que ver esto con la revolución “ininterrumpida” del viejo barbón y la revolución “permanente” del líder de la Cuarta Internacional. Está probado que fue o es imposible la revolución profunda, el cambio de estructuras capitalistas, “en un solo país”. Los pueblos de América Latina tendrán que luchar juntos contra sus burguesías o no se liberarán.

7. Brasil, México y Argentina han sido por su territorio, sus recursos, su población, su economía, los países vanguardia de Iberoamérica; pero sus gobiernos de derecha (México) o de centroizquierda, aún mantienen subordinación (México) o alianzas muy dependientes con los gobiernos de EEUU. Si estos tres gobiernos fueran combativos y decididos como el de Chávez, Evo o Correa, no se registrarían golpes de Estado como el de Honduras, saqueos de riquezas ni comercios terriblemente injustos que siempre benefician a los negocios de empresarios yanquis. En tanto los grandes capitalistas hacen sus operaciones en cuantos países tengan oportunidad, nosotros en la izquierda seguimos viendo sólo lo que está cerca de nuestras narices, mientras EEUU nos oprime.

8. ¿Cuánto tiempo tendrá que esperar Zelaya para que sea regresado a la Presidencia? Dependerá de más negociaciones, de las que sean necesarias para asegurar que Honduras no caiga dentro del círculo de Chávez. Zelaya tendrá que recuperar el cargo porque el proyecto Obama debe demostrar su efectividad, pero habrá que esperar. ¿En pensar que EEUU lo puede lograr con una sola orden al tal Micheletti o al jefe militar que dirigió el golpe? Pero es un asunto de cálculo, de intereses, a pesar de que el pueblo hondureño esté movilizado, siendo reprimido y asesinado. Este ya es un mundo en el que las fronteras tienen menor validez y donde las luchas sociales tienen que desarrollarse a nivel mundial. Lo demás es chovinismo de gran nación.

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