Abogado y juez para absolver a los militares

Álvaro Cepeda Neri

Don Felipe de Jesús Calderón Hinojosa obtuvo una Licenciatura en Derecho (en la Escuela Libre de Derecho, donde ahora despacha como secretario general Sergio Vela, ex de Conaculta, donde dejó una pésima administración y hasta hoyos negros financieros: viajaba en primera clase, comía en restaurantes de cinco estrellas y, en fin, la gozó en serio).

Se dice en el diccionario de los panistas, de Mireya Cuéllar, que Calderón asistió a un curso de economía en el ITAM y a otro más en Harvard. Por su profesión es de suponerse que al menos tiene ideas jurídicas, con las cuales le ha dado por hacerla de abogado de los militares que han ordenado a los soldados (aunque estos son los únicos –dicen– acusados, ya que “el hilo se rompe por lo más delgado”), disparar contra delincuentes y civiles.

Nada sabemos los mexicanos de lo que pasa intramuros de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, donde –también dicen– han sido juzgados y sentenciados los militares que abusan de sus funciones policiacas en detrimento de los derechos humanos y más cuando las víctimas nada tienen que ver con los narcotraficantes.

Es una larga lista de inocentes, que han caído por homicidios calificados, al dispararles, asaltar sus domicilios (sin orden de cateo y sin someter a los soldados a lo dispuesto por el Art. 29 constitucional) y, con mala fe, “confundirlos” con delincuentes. Así que para la opinión pública no hay información precisa, ya que en los tribunales militares todo se lleva en secreto absoluto con base al fuero y lo que proporcionan es que los soldados están bajo arresto. Y ya.

Ante Barack Obama y Stephen Harper (sus invitados a una reunión para sólo pasarla bien), Calderón presumió de que nadie le puede dar un ejemplo, uno sólo, de un militar no sancionado. Insisto nada sabemos los mexicanos de lo que pasa dentro de los cuarteles.

Y claro que desconfiados que somos (“la burra no era arisca”), no tenemos pruebas de que ningún militar, por sus excesos en una guerra interna, donde cada soldado dispara a discreción, esté tras las rejas. La negativa para quitarles el fuero y éste defendido por Calderón, hace que los mexicanos estemos expuestos a homicidios por los que los militares no responden públicamente.

Y retó para que le prueben que existe un militar, policías o cualquier otra autoridad, que no haya sido sancionado. El abogado y juez que de antemano los absolvió, egresado de una licenciatura en derecho, al parecer se le olvidó el número de funcionarios federales que no han sido deslindados de responsabilidades (como a Juan de Dios Castro, Medina-Mora, Molinar Horcasitas, Káram, etc.).

Y menos a soldados que protegen marinos y militares. Que Calderón defienda a sus policías y soldados, no lo autoriza a lanzar retos para que le probemos cuántos casos han quedo en la impunidad. Y cuántos mexicanos han sufrido la pérdida de sus familiares víctimas de homicidios por sicarios, policías y soldados, en un baño de sangre que alarma a la Nación.

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