IAR Noticias
Washington, por estas horas, es un caldo de cultivo de todo tipo de rumores y versiones sobre el proceso hondureño, cuyas orientaciones y aprovechamiento político nacen de operaciones diseñadas en los despachos de demócratas y republicanos donde se decide (desde posturas enfrentadas) el destino de Zelaya y de los golpistas.
La guerra interna desatada entre halcones y demócratas tras el golpe que derrocó a Zelaya cobró un giro inesperado el lunes al conocerse un misterioso "comunicado militar" en apoyo de la propuesta para la solución del conflicto llevada a cabo por el presidente de Costa Rica, Arias, designado mediador con el aval de Obama y del Departamento de Estado.
En dicho comunicado, difundido por todas las agencias internacionales, el Ejército hondureño respaldaba una "salida negociada" que incluía el regreso y restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras.
La información produjo una conmoción en Washington, donde los demócratas liberales (que apoyan la restitución de Zelaya y la salida negociada) mantienen un frente de guerra abierto con los republicanos conservadores que apoyan al gobierno golpista de Micheletti, cuya fórmula es permanecer en el poder hasta un llamado elecciones sin Zelaya como candidato.
No bien se conoció la supuesta "postura" de las FFAA hondureñas, y en una entrevista con la BBC, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Romeo Vásquez, negó enfáticamente que el Ejército esté respaldando la propuesta del mandatario costarricense Oscar Arias, la cual incluye la restitución en el poder del presidente depuesto Manuel Zelaya.
Vásquez negó rotundamente que miembros del Ejército hondureño hubieran viajado a EEUU para representar a la institución en negociaciones secretas.
La máxima autoridad militar golpista hondureña, que hizo efectiva la expulsión de Zelaya en pijama y a punta de pistola el pasado 28 de junio, reiteró su apoyo al gobierno de facto de Roberto Micheletti y dijo que los militares actuaron siguiendo las órdenes de la Corte Suprema.
Los rumores de ruptura en la cadena de mando militar golpista comenzaron a circular en la prensa norteamericana donde, para los demócratas, se había producido una división entre la cúpula y los mandos intermedios (coroneles y tenientes coroneles) mientras que para los republicanos conservadores sólo se trataba de una operación de acción psicológica orientada a "sembrar dudas" sobre la fortaleza del gobierno de Micheletti.
Según el corresponsal de Clarín en Honduras, Marcelo Cantelmi, "El dato central del comunicado militar es que fue estimulado por la cancillería de Barack Obama para presionar al Congreso y a la Corte Suprema de Honduras. Se conoció el domingo porque el lunes comenzaron los legisladores hondureños a analizar si aprueban el Acuerdo de San José, una iniciativa impulsada por la Casa Blanca que incluye el regreso con poderes muy limitados de Manuel Zelaya".
"El comunicado de las FF.AA, al defender desde EEUU el Acuerdo, y no apenas la mediación de Costa Rica (ya finalizada, por cierto), le dificultan al Congreso y a la Corte bochar la propuesta. Además deja en evidencia que lo que sucede en Honduras se resolverá finalmente en Washington", señala el corresponsal.
Por su parte, la corresponsal en Washington del diario Clarín, Ana Barón, revela que el borrador del comunicado que emitió el Ejército hondureño en apoyo a la propuesta del mediador Oscar Arias, fue redactado en las oficinas de un senador demócrata en Washington después de días de discusiones entre sus asesores y dos coroneles jóvenes hondureños.
"El nombre del senador debe quedar en el anonimato", dijo a la corresponsal de Clarín una fuente del Senado. "Le confirmo que el borrador fue discutido aquí. Tenemos mucho interés en que el conflicto se solucione porque pensamos que si el golpe triunfa, otros países en América Latina seguirán el mismo camino", añadió.
Analistas consultados por la corresponsal de Clarín creen que los militares hondureños están divididos, entre la nueva generación que no vivió la Guerra de América Central y que ahora quieren despegarse del golpe y la vieja generación que apoyó la destitución de Zelaya.
"Los coroneles hondureños que vinieron a Washington son muy profesionales, no quieren mezclarse con la política. Están enojados porque EEUU les ha cortado la ayuda militar, lo que significa menos entrenamiento, menos recursos", explicó a Clarín, Vicky Gass, de la Oficina Latinoamericana en Washington.
"Yo no creo que el comunicado de los militares hondureños refleje lo que piensa la cúpula militar", coincidió Michael Shifter de Diálogo Interamericano.
Gass -según la corresponsal de Clarín- contó que los representantes del Partido Republicano que viajaron a Tegucigalpa liderados por el diputado Connie Mack de la Florida para apoyar a Micheletti, se reunieron el domingo en la embajada de EEUU en Tegucigalpa con miembros de la sociedad civil hondureña.
"Mack informó luego que los presentes están convencidos que Micheletti aceptaría abandonar la presidencia, pero no que Zelaya regrese para instalarse en ella. Entonces una posibilidad es que Micheletti se retira, Zelaya regresa. Gobierna por una semana o dos. Y nombra un presidente interino hasta las elecciones que podrían tener lugar en octubre", dijo Gass citado por Clarín.
La revelación de la corresponsal de Clarín, aporta una nueva confirmación de lo que ya es vox populi en la prensa norteamericana: Las posiciones en Washington están divididas en torno de la resolución del conflicto en Honduras.
Los demócratas, con Obama y el Departamento de Estado, apuestan a una "salida negociada" con Zelaya presidiendo un "gobierno de unidad" hasta las elecciones, y los republicanos, con los halcones conservadores del Pentágono, quieren que Micheletti sea quien convoque a elecciones sin la presencia de Zelaya en el Gobierno.
Estas posturas enfrentadas alimentan todo tipo de operaciones políticas y mediáticas, como la que dice que el Departamento de Estado lanzó el "comunicado de los coroneles" redactado en Washington.
Desde ángulos de interpretación diferenciados, los medios conservadores y demócratas estadounidenses coinciden en general que Obama apuesta a una estrategia de "acercamiento" a Chávez con el objetivo de neutralizar la influencia del Pentágono y de los conservadores en el golpe hondureño.
Pero las interpretaciones difieren: Para los medios demócratas, Obama se vale de Chávez para forzar una "salida racional" a la crisis , y para los conservadores, el presidente estadounidense se "acerca peligrosamente a Chávez".
Lo que vienen expresando en sus líneas editoriales The Washington Post y The Wall Street Journal, dos de los diarios más emblemáticos del poder estadounidense, es el reflejo de una guerra ( todavía subterránea) entre la "izquierda" y la "derecha" imperial proyectada a su patio trasero latinoamericano.
En ese tablero, tanto Zelaya como Chávez y el grupo de los "presidentes izquierdistas", son variables de ajuste de la guerra entre los lobbistas de Wall Street (que sostienen a Obama) y los lobbistas del Pentágono y del Complejo Militar Industrial que sostienen el golpe de los "gorilettis".
Para el Wall Street Journal (vocero de la línea ultraconservadora) "Obama y el Departamento de Estado de EEUU se unieron a Chávez y sus aliados para exigir que Zelaya sea restituido en el poder".
En cambio para el Washington Post, que celebra la estrategia de Obama de jugar con el presidente venezolano, "Chávez es una molestia, pero Washington no tiene enemigos en América Latina. Nuestros intereses principales son la inmigración, la delincuencia y el comercio, no las ideologías, tanto como los extremistas de la derecha y la izquierda, aquí y allá, quieren que así sea".
La guerra, que antes se mantenía entre bambalinas, estalló con Obama, al que los golpistas llaman "negrito ignorante", y al que los conservadores USA del "destino manifiesto" señalan como un "presidente débil y sin experiencia" que pone en riesgo la seguridad nacional de EEUU.
En suma, lo que parece una interna bananera entre dos sectores de la oligarquía hondureña (uno conservador, y otro vestido de "socialista") en realidad no lo es tanto, y sienta el primer precedente histórico de un enfrentamiento interno en EEUU entre republicanos y demócratas luego de un golpe de Estado avalado por el Pentágono en el patio trasero.
Esta semana, el vocero periodístico de los halcones, The Wall Street Journal, sugirió que las operaciones para apuntalar a Zelaya contra el gobierno golpista de Micheletti salen de la Casa Blanca.
El lunes, Mary Anastasia O'Grady, la editorialista ultraconservadora de The Wall Street Journal especializada en la región, señaló que detrás del acercamiento de Obama a los llamados "enemigos de EEUU" como Chávez, Ortega y ahora Zelaya, se encuentra Gregg Craig, el actual Consejero Legal de la Casa Blanca que durante la Guerra en América Central trabajaba en la oficina del Senador Ted Kennedy.
"Obama ahora desea que Zelaya, quien fue respaldado oficialmente por las FARC la semana pasada, sea devuelto a su cargo. Si Honduras no cumple con ello, EEUU ha amenazado con congelar activos y revocar las visas de los funcionarios del gobierno interino", afirma la columnista del Journal.
"Algunos observadores en Washington creen que esta extraña postura se debe al hecho de que Obama depende profundamente del consejero para la Casa Blanca, Gregory Craig, para los asuntos latinoamericanos".
"Craig -apunta el Journal- era el abogado de Fidel Castro durante la repatriación a Cuba del niño de 7 años Elian González en 2000 por parte de Bill Clinton. A lo largo de la campaña presidencial, cuando él estaba asesorando a Obama, el izquierdista Council on Hemispheric Affairs lo respaldó diciendo que era "el hombre correcto para revivir las profundamente defectuosas relaciones entre EEUU y América Latina. En otras palabras, darle un giro a la política hacia la izquierda".
Como se puede apreciar, Honduras detonó una guerra interna que va a traer cola en el Imperio.
Y en este escenario conspirativo de la guerra entre la "derecha" y la "izquierda" imperial, Washington deberá resolver finalmente el destino de Manuel Zelaya y de los golpistas que lo desalojaron del gobierno de Honduras.
Washington, por estas horas, es un caldo de cultivo de todo tipo de rumores y versiones sobre el proceso hondureño, cuyas orientaciones y aprovechamiento político nacen de operaciones diseñadas en los despachos de demócratas y republicanos donde se decide (desde posturas enfrentadas) el destino de Zelaya y de los golpistas.
La guerra interna desatada entre halcones y demócratas tras el golpe que derrocó a Zelaya cobró un giro inesperado el lunes al conocerse un misterioso "comunicado militar" en apoyo de la propuesta para la solución del conflicto llevada a cabo por el presidente de Costa Rica, Arias, designado mediador con el aval de Obama y del Departamento de Estado.
En dicho comunicado, difundido por todas las agencias internacionales, el Ejército hondureño respaldaba una "salida negociada" que incluía el regreso y restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras.
La información produjo una conmoción en Washington, donde los demócratas liberales (que apoyan la restitución de Zelaya y la salida negociada) mantienen un frente de guerra abierto con los republicanos conservadores que apoyan al gobierno golpista de Micheletti, cuya fórmula es permanecer en el poder hasta un llamado elecciones sin Zelaya como candidato.
No bien se conoció la supuesta "postura" de las FFAA hondureñas, y en una entrevista con la BBC, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Romeo Vásquez, negó enfáticamente que el Ejército esté respaldando la propuesta del mandatario costarricense Oscar Arias, la cual incluye la restitución en el poder del presidente depuesto Manuel Zelaya.
Vásquez negó rotundamente que miembros del Ejército hondureño hubieran viajado a EEUU para representar a la institución en negociaciones secretas.
La máxima autoridad militar golpista hondureña, que hizo efectiva la expulsión de Zelaya en pijama y a punta de pistola el pasado 28 de junio, reiteró su apoyo al gobierno de facto de Roberto Micheletti y dijo que los militares actuaron siguiendo las órdenes de la Corte Suprema.
Los rumores de ruptura en la cadena de mando militar golpista comenzaron a circular en la prensa norteamericana donde, para los demócratas, se había producido una división entre la cúpula y los mandos intermedios (coroneles y tenientes coroneles) mientras que para los republicanos conservadores sólo se trataba de una operación de acción psicológica orientada a "sembrar dudas" sobre la fortaleza del gobierno de Micheletti.
Según el corresponsal de Clarín en Honduras, Marcelo Cantelmi, "El dato central del comunicado militar es que fue estimulado por la cancillería de Barack Obama para presionar al Congreso y a la Corte Suprema de Honduras. Se conoció el domingo porque el lunes comenzaron los legisladores hondureños a analizar si aprueban el Acuerdo de San José, una iniciativa impulsada por la Casa Blanca que incluye el regreso con poderes muy limitados de Manuel Zelaya".
"El comunicado de las FF.AA, al defender desde EEUU el Acuerdo, y no apenas la mediación de Costa Rica (ya finalizada, por cierto), le dificultan al Congreso y a la Corte bochar la propuesta. Además deja en evidencia que lo que sucede en Honduras se resolverá finalmente en Washington", señala el corresponsal.
Por su parte, la corresponsal en Washington del diario Clarín, Ana Barón, revela que el borrador del comunicado que emitió el Ejército hondureño en apoyo a la propuesta del mediador Oscar Arias, fue redactado en las oficinas de un senador demócrata en Washington después de días de discusiones entre sus asesores y dos coroneles jóvenes hondureños.
"El nombre del senador debe quedar en el anonimato", dijo a la corresponsal de Clarín una fuente del Senado. "Le confirmo que el borrador fue discutido aquí. Tenemos mucho interés en que el conflicto se solucione porque pensamos que si el golpe triunfa, otros países en América Latina seguirán el mismo camino", añadió.
Analistas consultados por la corresponsal de Clarín creen que los militares hondureños están divididos, entre la nueva generación que no vivió la Guerra de América Central y que ahora quieren despegarse del golpe y la vieja generación que apoyó la destitución de Zelaya.
"Los coroneles hondureños que vinieron a Washington son muy profesionales, no quieren mezclarse con la política. Están enojados porque EEUU les ha cortado la ayuda militar, lo que significa menos entrenamiento, menos recursos", explicó a Clarín, Vicky Gass, de la Oficina Latinoamericana en Washington.
"Yo no creo que el comunicado de los militares hondureños refleje lo que piensa la cúpula militar", coincidió Michael Shifter de Diálogo Interamericano.
Gass -según la corresponsal de Clarín- contó que los representantes del Partido Republicano que viajaron a Tegucigalpa liderados por el diputado Connie Mack de la Florida para apoyar a Micheletti, se reunieron el domingo en la embajada de EEUU en Tegucigalpa con miembros de la sociedad civil hondureña.
"Mack informó luego que los presentes están convencidos que Micheletti aceptaría abandonar la presidencia, pero no que Zelaya regrese para instalarse en ella. Entonces una posibilidad es que Micheletti se retira, Zelaya regresa. Gobierna por una semana o dos. Y nombra un presidente interino hasta las elecciones que podrían tener lugar en octubre", dijo Gass citado por Clarín.
La revelación de la corresponsal de Clarín, aporta una nueva confirmación de lo que ya es vox populi en la prensa norteamericana: Las posiciones en Washington están divididas en torno de la resolución del conflicto en Honduras.
Los demócratas, con Obama y el Departamento de Estado, apuestan a una "salida negociada" con Zelaya presidiendo un "gobierno de unidad" hasta las elecciones, y los republicanos, con los halcones conservadores del Pentágono, quieren que Micheletti sea quien convoque a elecciones sin la presencia de Zelaya en el Gobierno.
Estas posturas enfrentadas alimentan todo tipo de operaciones políticas y mediáticas, como la que dice que el Departamento de Estado lanzó el "comunicado de los coroneles" redactado en Washington.
Desde ángulos de interpretación diferenciados, los medios conservadores y demócratas estadounidenses coinciden en general que Obama apuesta a una estrategia de "acercamiento" a Chávez con el objetivo de neutralizar la influencia del Pentágono y de los conservadores en el golpe hondureño.
Pero las interpretaciones difieren: Para los medios demócratas, Obama se vale de Chávez para forzar una "salida racional" a la crisis , y para los conservadores, el presidente estadounidense se "acerca peligrosamente a Chávez".
Lo que vienen expresando en sus líneas editoriales The Washington Post y The Wall Street Journal, dos de los diarios más emblemáticos del poder estadounidense, es el reflejo de una guerra ( todavía subterránea) entre la "izquierda" y la "derecha" imperial proyectada a su patio trasero latinoamericano.
En ese tablero, tanto Zelaya como Chávez y el grupo de los "presidentes izquierdistas", son variables de ajuste de la guerra entre los lobbistas de Wall Street (que sostienen a Obama) y los lobbistas del Pentágono y del Complejo Militar Industrial que sostienen el golpe de los "gorilettis".
Para el Wall Street Journal (vocero de la línea ultraconservadora) "Obama y el Departamento de Estado de EEUU se unieron a Chávez y sus aliados para exigir que Zelaya sea restituido en el poder".
En cambio para el Washington Post, que celebra la estrategia de Obama de jugar con el presidente venezolano, "Chávez es una molestia, pero Washington no tiene enemigos en América Latina. Nuestros intereses principales son la inmigración, la delincuencia y el comercio, no las ideologías, tanto como los extremistas de la derecha y la izquierda, aquí y allá, quieren que así sea".
La guerra, que antes se mantenía entre bambalinas, estalló con Obama, al que los golpistas llaman "negrito ignorante", y al que los conservadores USA del "destino manifiesto" señalan como un "presidente débil y sin experiencia" que pone en riesgo la seguridad nacional de EEUU.
En suma, lo que parece una interna bananera entre dos sectores de la oligarquía hondureña (uno conservador, y otro vestido de "socialista") en realidad no lo es tanto, y sienta el primer precedente histórico de un enfrentamiento interno en EEUU entre republicanos y demócratas luego de un golpe de Estado avalado por el Pentágono en el patio trasero.
Esta semana, el vocero periodístico de los halcones, The Wall Street Journal, sugirió que las operaciones para apuntalar a Zelaya contra el gobierno golpista de Micheletti salen de la Casa Blanca.
El lunes, Mary Anastasia O'Grady, la editorialista ultraconservadora de The Wall Street Journal especializada en la región, señaló que detrás del acercamiento de Obama a los llamados "enemigos de EEUU" como Chávez, Ortega y ahora Zelaya, se encuentra Gregg Craig, el actual Consejero Legal de la Casa Blanca que durante la Guerra en América Central trabajaba en la oficina del Senador Ted Kennedy.
"Obama ahora desea que Zelaya, quien fue respaldado oficialmente por las FARC la semana pasada, sea devuelto a su cargo. Si Honduras no cumple con ello, EEUU ha amenazado con congelar activos y revocar las visas de los funcionarios del gobierno interino", afirma la columnista del Journal.
"Algunos observadores en Washington creen que esta extraña postura se debe al hecho de que Obama depende profundamente del consejero para la Casa Blanca, Gregory Craig, para los asuntos latinoamericanos".
"Craig -apunta el Journal- era el abogado de Fidel Castro durante la repatriación a Cuba del niño de 7 años Elian González en 2000 por parte de Bill Clinton. A lo largo de la campaña presidencial, cuando él estaba asesorando a Obama, el izquierdista Council on Hemispheric Affairs lo respaldó diciendo que era "el hombre correcto para revivir las profundamente defectuosas relaciones entre EEUU y América Latina. En otras palabras, darle un giro a la política hacia la izquierda".
Como se puede apreciar, Honduras detonó una guerra interna que va a traer cola en el Imperio.
Y en este escenario conspirativo de la guerra entre la "derecha" y la "izquierda" imperial, Washington deberá resolver finalmente el destino de Manuel Zelaya y de los golpistas que lo desalojaron del gobierno de Honduras.
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