Ricardo Galíndez
El golpe militar del domingo 28 de junio en Honduras, que fue dirigido contra el proceso de ascenso de luchas obreras, campesinas, populares e indígenas de Honduras pero también de todo nuestro continente americano, llevaba desde un comienzo los signos de una burguesía consciente de que no las tenía todas consigo, pues la correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional, le eran desfavorables. Dentro de Honduras, el movimiento obrero, campesino y popular viene de luchas victoriosas y el gobierno de Manuel Zelaya se había ganado un amplio apoyo con medidas como aumento de salarios, programas de salud y educación para los sectores populares etc. y a nivel internacional, el precedente de la aprobación de la eliminación de la exclusión de Cuba de la OEA, era un síntoma de las debilidades del imperialismo y su reacomodo para no seguir perdiendo espacios en Latinoamérica. Ambos elementos se conjugan en el golpe de estado.
Consciente de esto, se lanza a un golpe militar pero cuidando no producir una masacre en el pueblo al estilo Pinochet o Jorge Videla, sino más bien a imitación de los golpistas venezolanos en aquellos días del 11A de 2002. El que no se haya usado el poder de las armas para producir, hasta ahora, un asesinato masivo, no niega su posibilidad como una medida desesperada de la burguesía para contener al movimiento de masas y evitar una derrota del golpe de estado, aunque todo indica que no es la alternativa principal, sino que ahora, amenazados por un movimiento de masas que crece, y aislada internacionalmente por gobiernos con razones distintas, pero coincidentes en la toma de posición de aislar el golpe, su salida es una negociación impulsada por los EEUU, la OEA y la propia Unión Europea.
Es la fuerte respuesta del movimiento de masas con sus organizaciones naturales a la cabeza, que ha desarrollado movilizaciones en las principales ciudades de Honduras, Paros de trabajadores y una gran movilización desde el interior hacia la capital, con el objetivo de esperar el anunciado regreso del presidente derrocado Manuel Zelaya, el causante de “frente internacional antigolpe” y de la aparición de importantes contradicciones en el seno de la burguesía hondureña, reflejadas en la inexistencia de un discurso único para responder al regreso de Manuel Zelaya ese sábado 4, de la declaración del ex ministro de la Defensa hondureño Edmundo Orellana, quien renunció a su cargo el pasado 24 de junio señala la existencia de un golpe de estado totalmente ilegal y de la incapacidad del gobierno de los golpistas a ocupar todos los cargos ministeriales por falta de candidatos. Sin este movimiento de masas, al igual que el 13A de 2.002 en Venezuela, el golpe se hubiese consolidado por más declaraciones de algunos países, entre ellos los del ALBA, y más que algunos de los hoy “anti golpistas como los EEUU, solo se hubiesen quedado en la declaración de “su preocupación” por los sucesos que se desarrollaban en el País centroamericano.
A NIVEL INTERNACIONAL
Las primeras condenas al golpe y las más fuertes surgieron del presidente Chávez, que lo han colocado a la cabeza del movimiento internacional anti golpista. Detrás de él vinieron las de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y el ALBA.
Las burguesías centroamericanas que no ven con buenos ojos la radicalización de masas en honduras ni al propio Zelaya por las medidas que ha tomado y que han servido de acicate al proceso de organización y movilización del pueblo hondureño, prefiere ubicarse, contra sus sentimiento, en el rechazo al golpe de estado ante la respuesta popular que se ha dado y que traspasa las fronteras de Honduras. Gobiernos como el de El Salvador, Guatemala, Costa Rica, no tienen otra alternativa que mostrarse radicales en apoyo a una salida negociada, que impida una derrota abierta del golpe y con ello una moralización de todos los pueblos centroamericanos.
En esta tarea de bomberos, los gobiernos imperialistas europeos, entendiendo los peligros del descontento y las movilizaciones desarrolladas y de las repercusiones que principalmente en la América Central y del Sur se han producido, rápidamente también se han cuadrado con la propuesta de la ruptura de las relaciones diplomáticas con el gobierno de facto. Para los EEUU y su nuevo gobierno, luego de alguna vacilación por “no tener claridad” de la fuerza del movimiento de masas al interior de Honduras, es el propio presidente Obama quien anuncia que solo reconoce a Manuel Zelaya como presidente de Honduras y llama a negociar. No podía dejar solo en el escenario internacional como líder de todo un movimiento de carácter democrático al presidente Chávez. Había que por lo menos colocarse a su lado y así frenar su proyección internacional.
Elemento para visualizar que en la propia clase dominante norteamericana se desarrollan importantes contradicciones están que detrás del reconocimiento de Manuel Zelaya como el presidente de Honduras, se anuncia que no se va a suspender las ayudas económicas y los créditos a Honduras, pero por otra parte el Banco Mundial, que no se mueve sin anuencia del gobierno de Washington, anuncia la paralización de un crédito de más de 200 millones de dólares para Honduras y este jueves 02. Por otro lado el Congresista demócrata James P. McGovern pidió en una carta hecha pública hoy a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, 1-Inmediato e incondicional retorno del Presidente Zelaya a sus funciones. 2-Inmediata suspensión de todo tipo de asistencia a Honduras hasta que retorne Zelaya. 3-Exigir al gobierno golpista respeto por los derechos civiles y libertades de los ciudadanos hondureños. (Aporrea.org Fecha de publicación: 02/07/09).
Así mismo la ONU discutió la situación, ubicándose contra el golpe y por la restitución de Zelaya. La OEA también vota contra del golpe de estado y le dan un plazo a los golpistas para entregar el poder al legítimo presidente de Honduras. Aquí los EEUU se vuelven a ubicar en la nueva correlación de fuerzas que existe en todo el continente americano tal y como cuando la votación de la derogatoria de la exclusión Cuba de la OEA, y dando un paso “atrás” apoyan la condena al golpe y el plazo de 72 horas dado para que los golpistas vuelvan a los cuarteles.
En medio de todas estas declaraciones, Manuel Zelaya, quien mostró un valor político antes del golpe al convocar al pueblo a movilizarse para hacer respetar la consulta que él impulsaba con al “Cuarta Urna” después de su viaje a Washington, anunció que ya no va a convocar la Asamblea Constituyente y que tan solo aspira a terminar su mandato en Febrero del 2010 para luego irse a su casa. Así responde un burgués, a las presiones de las masas y de los diferentes gobiernos burgueses, en especial del imperialismo norteamericano. No ha logrado ningún acuerdo concreto y ya se repliega para calmar las inquietudes de su clase social, aunque dos días después, el jueves 02-06, declara que los golpistas, encabezados por Roberto Micheletti serán juzgados por la Corte Penal Internacional, a su vez que llama a los movimientos sociales y políticos de su país mantenerse en la calle de manera con protestas pacíficas.
EL MOVIMIENTO DE MASAS Y LA REPRESIÓN
La Burguesía hondureña esperaba que las masas se calmasen con la sola presencia del ejército en las calles, pero no fue así. Estas, de manera rápida fueron entendiendo que las calles podían ser ocupadas sin sufrir duros o golpes o una derrota sangrienta y por allí van fortaleciendo su presencia. Los trabajadores del transporte, de la educación y de la salud convocan a Paros. Ante el anuncio del regreso de Zelaya, las masas se movilizan hacia la capital, esperando realizar un gigantesco recibimiento al presidente depuesto.
Ante esta ola movilizadora el ejército no lanza una represión indiscriminada ni sangrienta al estilo fascista, lo que no minimiza el crimen cometido con la represión lanzada que ha cobrado por lo menos dos vidas de trabajadores y decenas de heridos en las manifestaciones. La represión ha sido contentiva, disparando contra los cauchos de los buses que movilizan al pueblo hacia la capital a fin de inmovilizarlos, o con brigadas antidisturbios, pero no es una represión indiscriminada que busca aplastar con sangre al movimiento de masas. El pueblo, consciente de este hecho, continúan sus movilizaciones y protestas en las ciudades y usan cualquier medio para continuar su movilización hacia Tegucigalpa para recibir a Zelaya. El gobierno lanza órdenes de captura contra decenas de dirigentes sociales, quienes se protegen en el seno del pueblo y preocupado por la impotencia de sus medidas, anuncia la suspensión de garantías constitucionales que se suman al toque de queda.
En este momento un arma efectiva en contra de estas medidas represivas y antidemocráticas dictadas por el gobierno de Micheletti, sería la realización de una Huelga General que galvanizara todas las fuerzas del pueblo. Una Huelga General daría al traste definitivo con el gobierno de facto y aceleraría un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas entre las clases explotadores por un lado y las explotadas y oprimidas del hermano país centroamericano.
EL MOVIMIENTO DE MASAS Y SUS OBJETIVOS
Desde el momento mismo del golpe que destituye a Manuel Zelaya, el pueblo ha lanzado una consigna central, cual es la restitución del hilo constitucional con la vuelta del presidente Zelaya al cargo para el cual fue electo. Ese objetivo se ha constituido en el motor de su lucha teniendo un carácter revolucionario que cambiará totalmente al momento de que se concretice el regreso a la presidencia, momento en el cual, otras consignas como el de Cárcel para todos los golpistas y realización de la Asamblea Constituyente tomarán su lugar.
La realización de una Asamblea Constituyente tiene hoy una trascendencia política mayor que cuando fue planteada como una consulta, pues el pueblo la ve ahora como la posibilidad de barrer con toda la vieja oligarquía y burguesía hondureña y los políticos que le apoyan.
El castigo ejemplar de los golpistas, que no es solo por la ruptura del orden constitucional sino también para que paguen la muerte de los hombres y mujeres que cayeron durante los días que usurparon el poder, solo será posible de mantenerse la movilización popular con esta exigencia, y lo mismo sucede con la de Asamblea Constituyente, pues ya el propio Zelaya ha manifestado, que ya no la quiere convocar, en una concesión clara a los sectores de la burguesía que lo depusieron y por el temor que le han infundido las masas movilizadas.
LOS GOBIERNOS NACIONALISTAS TAMBIÉN SE LA ESTÁN JUGANDO
Desde un inicio, la prensa burguesa reflejó con meridiana claridad que el golpe de estado en Honduras, tan solo forma parte de un plan contrarrevolucionario a nivel continental. MIRAFLORES es el objetivo gritaba la prensa golpista, reflejando el pensamiento de los empresarios hondureños y de los gobiernos imperialistas del mundo. La contrarrevolución no se cansa ni descansa preparando las condiciones para restituir su orden imperial en América.
El golpe en Honduras muestra que los ejércitos de los estados burgueses siguen siendo el último instrumento que la burguesía tiene y usa para defender sus intereses. Para defender sus planes de explotación y opresión de los pueblos. El que no hayan podido impedir que pueblos como el boliviano, ecuatoriano, nicaragüense, venezolano, etc. se hayan rebelado contra los gobiernos neoliberales, no significa que no estén cocinando la receta para volvernos al redil. La contrarrevolución hondureña, que no pudo tolerar una simple propuesta de reforma democrática, muestra su debilidad y la de todas las burguesías de los países coloniales y semicoloniales. Esa debilidad los hace ser agresivos y entreguistas al capital multinacional y por ello mantienen en permanente jaque a los gobiernos que asuman así sea políticas tibiamente nacionalistas o antiimperialistas. He aquí que los gobiernos como el de Chávez, Morales, Ortega, no solo estén defendiendo a un gobierno como el de Zelaya, sino que también y ello aunque no estén plenamente conscientes de ello, están defendiendo los suyos propios.
PERSPECTIVAS
En lo inmediato, para la burguesía hondureña, se puede decir que fueron por lana y salieron trasquilados. Su caída se puede contar en horas y nada tienen seguro de que logren alcanzar una salida negociada con Zelaya que impida “por ahora” una constituyente y el castigo a los militares y civiles directa y abiertamente comprometidos con el golpe, lo cual sería tan solo un respiro parcial, aunque importante. El imperialismo norteamericano y las multinacionales que estuvieron detrás del golpe también van a tratar de proteger a sus peones, pero nada está escrito a pesar de las intenciones negociadoras de Zelaya.
El pueblo hondureño en su conjunto está probando su fuerza. Está tomando conciencia de las potencialidades de su movilización unitaria tras objetivos precisos. El derrocamiento de Micheletti y la vuelta de “Mel” Zelaya lo va a sentir sin discusión como su triunfo y esto le abre las puertas para avanzar más rápidamente por los caminos de la independencia política de todas las fuerzas burguesas, aunque en lo inmediato, la figura del destituido Zelaya, quien no es solo un representante de esta burguesía, sino que el mismo es un próspero empresario, sea la máxima figura que encabece el movimiento de masas.
La vuelta de Zelaya no resuelve los problemas fundamentales del pueblo hondureño. La crisis capitalista que recorre el mundo, también cruza Honduras generando problemas de miseria y desempleo que Zelaya no estará en capacidad de resolver, por lo que las organizaciones revolucionarias que hoy acompañan las movilizaciones del pueblo contra el golpe, se verán ante la prueba de saber adaptar las propuestas requeridas, en lo inmediato para derrotar el golpe, pero de ahí en adelante para fortalecer la independencia de clase de los trabajadores frente a la burguesía ayudándolas a avanzar por el camino de la lucha anticapitalista hacia el socialismo revolucionario.
La solidaridad de los pueblos del mundo, con sus movilizaciones y acciones diversas tiene que mantenerse no solo denunciando el golpe y los golpistas, sino dándole calor a las propuestas de las masas hondureñas. FUERA LOS GOLPISTAS. RESTITUCIÓN DEL HILO CONSTITUCIONAL CON LA VUELTA DE ZELAYA A LA PRESIDENCIA DE HONDURAS. POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Pero también es importante que esta solidaridad militante con el pueblo hondureño sirva para fortalecer la capacidad de lucha de nuestros propios pueblos contra la crisis capitalista y por el socialismo. La lucha por la restitución de las libertades político democráticas en Honduras, es la lucha contra la crisis capitalista en nuestros países que está siendo recargada sobre la espalda de nuestros pueblos sin excepción.
VAMOS A DERROTAR A LOS GOLPISTAS HONDUREÑOS:
POR LA RESTITUCIÓN DEL HILO CONSTITUCIONAL EN HONDURAS.
POR LA RESTITUCIÓN DE MANUEL ZELAYA COMO PRESIDENTE DE HONDURAS.
HACIA LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE ORIGINARIA Y PLENIPOTENCIARIA EN HONDURAS.
El golpe militar del domingo 28 de junio en Honduras, que fue dirigido contra el proceso de ascenso de luchas obreras, campesinas, populares e indígenas de Honduras pero también de todo nuestro continente americano, llevaba desde un comienzo los signos de una burguesía consciente de que no las tenía todas consigo, pues la correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional, le eran desfavorables. Dentro de Honduras, el movimiento obrero, campesino y popular viene de luchas victoriosas y el gobierno de Manuel Zelaya se había ganado un amplio apoyo con medidas como aumento de salarios, programas de salud y educación para los sectores populares etc. y a nivel internacional, el precedente de la aprobación de la eliminación de la exclusión de Cuba de la OEA, era un síntoma de las debilidades del imperialismo y su reacomodo para no seguir perdiendo espacios en Latinoamérica. Ambos elementos se conjugan en el golpe de estado.
Consciente de esto, se lanza a un golpe militar pero cuidando no producir una masacre en el pueblo al estilo Pinochet o Jorge Videla, sino más bien a imitación de los golpistas venezolanos en aquellos días del 11A de 2002. El que no se haya usado el poder de las armas para producir, hasta ahora, un asesinato masivo, no niega su posibilidad como una medida desesperada de la burguesía para contener al movimiento de masas y evitar una derrota del golpe de estado, aunque todo indica que no es la alternativa principal, sino que ahora, amenazados por un movimiento de masas que crece, y aislada internacionalmente por gobiernos con razones distintas, pero coincidentes en la toma de posición de aislar el golpe, su salida es una negociación impulsada por los EEUU, la OEA y la propia Unión Europea.
Es la fuerte respuesta del movimiento de masas con sus organizaciones naturales a la cabeza, que ha desarrollado movilizaciones en las principales ciudades de Honduras, Paros de trabajadores y una gran movilización desde el interior hacia la capital, con el objetivo de esperar el anunciado regreso del presidente derrocado Manuel Zelaya, el causante de “frente internacional antigolpe” y de la aparición de importantes contradicciones en el seno de la burguesía hondureña, reflejadas en la inexistencia de un discurso único para responder al regreso de Manuel Zelaya ese sábado 4, de la declaración del ex ministro de la Defensa hondureño Edmundo Orellana, quien renunció a su cargo el pasado 24 de junio señala la existencia de un golpe de estado totalmente ilegal y de la incapacidad del gobierno de los golpistas a ocupar todos los cargos ministeriales por falta de candidatos. Sin este movimiento de masas, al igual que el 13A de 2.002 en Venezuela, el golpe se hubiese consolidado por más declaraciones de algunos países, entre ellos los del ALBA, y más que algunos de los hoy “anti golpistas como los EEUU, solo se hubiesen quedado en la declaración de “su preocupación” por los sucesos que se desarrollaban en el País centroamericano.
A NIVEL INTERNACIONAL
Las primeras condenas al golpe y las más fuertes surgieron del presidente Chávez, que lo han colocado a la cabeza del movimiento internacional anti golpista. Detrás de él vinieron las de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y el ALBA.
Las burguesías centroamericanas que no ven con buenos ojos la radicalización de masas en honduras ni al propio Zelaya por las medidas que ha tomado y que han servido de acicate al proceso de organización y movilización del pueblo hondureño, prefiere ubicarse, contra sus sentimiento, en el rechazo al golpe de estado ante la respuesta popular que se ha dado y que traspasa las fronteras de Honduras. Gobiernos como el de El Salvador, Guatemala, Costa Rica, no tienen otra alternativa que mostrarse radicales en apoyo a una salida negociada, que impida una derrota abierta del golpe y con ello una moralización de todos los pueblos centroamericanos.
En esta tarea de bomberos, los gobiernos imperialistas europeos, entendiendo los peligros del descontento y las movilizaciones desarrolladas y de las repercusiones que principalmente en la América Central y del Sur se han producido, rápidamente también se han cuadrado con la propuesta de la ruptura de las relaciones diplomáticas con el gobierno de facto. Para los EEUU y su nuevo gobierno, luego de alguna vacilación por “no tener claridad” de la fuerza del movimiento de masas al interior de Honduras, es el propio presidente Obama quien anuncia que solo reconoce a Manuel Zelaya como presidente de Honduras y llama a negociar. No podía dejar solo en el escenario internacional como líder de todo un movimiento de carácter democrático al presidente Chávez. Había que por lo menos colocarse a su lado y así frenar su proyección internacional.
Elemento para visualizar que en la propia clase dominante norteamericana se desarrollan importantes contradicciones están que detrás del reconocimiento de Manuel Zelaya como el presidente de Honduras, se anuncia que no se va a suspender las ayudas económicas y los créditos a Honduras, pero por otra parte el Banco Mundial, que no se mueve sin anuencia del gobierno de Washington, anuncia la paralización de un crédito de más de 200 millones de dólares para Honduras y este jueves 02. Por otro lado el Congresista demócrata James P. McGovern pidió en una carta hecha pública hoy a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, 1-Inmediato e incondicional retorno del Presidente Zelaya a sus funciones. 2-Inmediata suspensión de todo tipo de asistencia a Honduras hasta que retorne Zelaya. 3-Exigir al gobierno golpista respeto por los derechos civiles y libertades de los ciudadanos hondureños. (Aporrea.org Fecha de publicación: 02/07/09).
Así mismo la ONU discutió la situación, ubicándose contra el golpe y por la restitución de Zelaya. La OEA también vota contra del golpe de estado y le dan un plazo a los golpistas para entregar el poder al legítimo presidente de Honduras. Aquí los EEUU se vuelven a ubicar en la nueva correlación de fuerzas que existe en todo el continente americano tal y como cuando la votación de la derogatoria de la exclusión Cuba de la OEA, y dando un paso “atrás” apoyan la condena al golpe y el plazo de 72 horas dado para que los golpistas vuelvan a los cuarteles.
En medio de todas estas declaraciones, Manuel Zelaya, quien mostró un valor político antes del golpe al convocar al pueblo a movilizarse para hacer respetar la consulta que él impulsaba con al “Cuarta Urna” después de su viaje a Washington, anunció que ya no va a convocar la Asamblea Constituyente y que tan solo aspira a terminar su mandato en Febrero del 2010 para luego irse a su casa. Así responde un burgués, a las presiones de las masas y de los diferentes gobiernos burgueses, en especial del imperialismo norteamericano. No ha logrado ningún acuerdo concreto y ya se repliega para calmar las inquietudes de su clase social, aunque dos días después, el jueves 02-06, declara que los golpistas, encabezados por Roberto Micheletti serán juzgados por la Corte Penal Internacional, a su vez que llama a los movimientos sociales y políticos de su país mantenerse en la calle de manera con protestas pacíficas.
EL MOVIMIENTO DE MASAS Y LA REPRESIÓN
La Burguesía hondureña esperaba que las masas se calmasen con la sola presencia del ejército en las calles, pero no fue así. Estas, de manera rápida fueron entendiendo que las calles podían ser ocupadas sin sufrir duros o golpes o una derrota sangrienta y por allí van fortaleciendo su presencia. Los trabajadores del transporte, de la educación y de la salud convocan a Paros. Ante el anuncio del regreso de Zelaya, las masas se movilizan hacia la capital, esperando realizar un gigantesco recibimiento al presidente depuesto.
Ante esta ola movilizadora el ejército no lanza una represión indiscriminada ni sangrienta al estilo fascista, lo que no minimiza el crimen cometido con la represión lanzada que ha cobrado por lo menos dos vidas de trabajadores y decenas de heridos en las manifestaciones. La represión ha sido contentiva, disparando contra los cauchos de los buses que movilizan al pueblo hacia la capital a fin de inmovilizarlos, o con brigadas antidisturbios, pero no es una represión indiscriminada que busca aplastar con sangre al movimiento de masas. El pueblo, consciente de este hecho, continúan sus movilizaciones y protestas en las ciudades y usan cualquier medio para continuar su movilización hacia Tegucigalpa para recibir a Zelaya. El gobierno lanza órdenes de captura contra decenas de dirigentes sociales, quienes se protegen en el seno del pueblo y preocupado por la impotencia de sus medidas, anuncia la suspensión de garantías constitucionales que se suman al toque de queda.
En este momento un arma efectiva en contra de estas medidas represivas y antidemocráticas dictadas por el gobierno de Micheletti, sería la realización de una Huelga General que galvanizara todas las fuerzas del pueblo. Una Huelga General daría al traste definitivo con el gobierno de facto y aceleraría un cambio cualitativo en la correlación de fuerzas entre las clases explotadores por un lado y las explotadas y oprimidas del hermano país centroamericano.
EL MOVIMIENTO DE MASAS Y SUS OBJETIVOS
Desde el momento mismo del golpe que destituye a Manuel Zelaya, el pueblo ha lanzado una consigna central, cual es la restitución del hilo constitucional con la vuelta del presidente Zelaya al cargo para el cual fue electo. Ese objetivo se ha constituido en el motor de su lucha teniendo un carácter revolucionario que cambiará totalmente al momento de que se concretice el regreso a la presidencia, momento en el cual, otras consignas como el de Cárcel para todos los golpistas y realización de la Asamblea Constituyente tomarán su lugar.
La realización de una Asamblea Constituyente tiene hoy una trascendencia política mayor que cuando fue planteada como una consulta, pues el pueblo la ve ahora como la posibilidad de barrer con toda la vieja oligarquía y burguesía hondureña y los políticos que le apoyan.
El castigo ejemplar de los golpistas, que no es solo por la ruptura del orden constitucional sino también para que paguen la muerte de los hombres y mujeres que cayeron durante los días que usurparon el poder, solo será posible de mantenerse la movilización popular con esta exigencia, y lo mismo sucede con la de Asamblea Constituyente, pues ya el propio Zelaya ha manifestado, que ya no la quiere convocar, en una concesión clara a los sectores de la burguesía que lo depusieron y por el temor que le han infundido las masas movilizadas.
LOS GOBIERNOS NACIONALISTAS TAMBIÉN SE LA ESTÁN JUGANDO
Desde un inicio, la prensa burguesa reflejó con meridiana claridad que el golpe de estado en Honduras, tan solo forma parte de un plan contrarrevolucionario a nivel continental. MIRAFLORES es el objetivo gritaba la prensa golpista, reflejando el pensamiento de los empresarios hondureños y de los gobiernos imperialistas del mundo. La contrarrevolución no se cansa ni descansa preparando las condiciones para restituir su orden imperial en América.
El golpe en Honduras muestra que los ejércitos de los estados burgueses siguen siendo el último instrumento que la burguesía tiene y usa para defender sus intereses. Para defender sus planes de explotación y opresión de los pueblos. El que no hayan podido impedir que pueblos como el boliviano, ecuatoriano, nicaragüense, venezolano, etc. se hayan rebelado contra los gobiernos neoliberales, no significa que no estén cocinando la receta para volvernos al redil. La contrarrevolución hondureña, que no pudo tolerar una simple propuesta de reforma democrática, muestra su debilidad y la de todas las burguesías de los países coloniales y semicoloniales. Esa debilidad los hace ser agresivos y entreguistas al capital multinacional y por ello mantienen en permanente jaque a los gobiernos que asuman así sea políticas tibiamente nacionalistas o antiimperialistas. He aquí que los gobiernos como el de Chávez, Morales, Ortega, no solo estén defendiendo a un gobierno como el de Zelaya, sino que también y ello aunque no estén plenamente conscientes de ello, están defendiendo los suyos propios.
PERSPECTIVAS
En lo inmediato, para la burguesía hondureña, se puede decir que fueron por lana y salieron trasquilados. Su caída se puede contar en horas y nada tienen seguro de que logren alcanzar una salida negociada con Zelaya que impida “por ahora” una constituyente y el castigo a los militares y civiles directa y abiertamente comprometidos con el golpe, lo cual sería tan solo un respiro parcial, aunque importante. El imperialismo norteamericano y las multinacionales que estuvieron detrás del golpe también van a tratar de proteger a sus peones, pero nada está escrito a pesar de las intenciones negociadoras de Zelaya.
El pueblo hondureño en su conjunto está probando su fuerza. Está tomando conciencia de las potencialidades de su movilización unitaria tras objetivos precisos. El derrocamiento de Micheletti y la vuelta de “Mel” Zelaya lo va a sentir sin discusión como su triunfo y esto le abre las puertas para avanzar más rápidamente por los caminos de la independencia política de todas las fuerzas burguesas, aunque en lo inmediato, la figura del destituido Zelaya, quien no es solo un representante de esta burguesía, sino que el mismo es un próspero empresario, sea la máxima figura que encabece el movimiento de masas.
La vuelta de Zelaya no resuelve los problemas fundamentales del pueblo hondureño. La crisis capitalista que recorre el mundo, también cruza Honduras generando problemas de miseria y desempleo que Zelaya no estará en capacidad de resolver, por lo que las organizaciones revolucionarias que hoy acompañan las movilizaciones del pueblo contra el golpe, se verán ante la prueba de saber adaptar las propuestas requeridas, en lo inmediato para derrotar el golpe, pero de ahí en adelante para fortalecer la independencia de clase de los trabajadores frente a la burguesía ayudándolas a avanzar por el camino de la lucha anticapitalista hacia el socialismo revolucionario.
La solidaridad de los pueblos del mundo, con sus movilizaciones y acciones diversas tiene que mantenerse no solo denunciando el golpe y los golpistas, sino dándole calor a las propuestas de las masas hondureñas. FUERA LOS GOLPISTAS. RESTITUCIÓN DEL HILO CONSTITUCIONAL CON LA VUELTA DE ZELAYA A LA PRESIDENCIA DE HONDURAS. POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Pero también es importante que esta solidaridad militante con el pueblo hondureño sirva para fortalecer la capacidad de lucha de nuestros propios pueblos contra la crisis capitalista y por el socialismo. La lucha por la restitución de las libertades político democráticas en Honduras, es la lucha contra la crisis capitalista en nuestros países que está siendo recargada sobre la espalda de nuestros pueblos sin excepción.
VAMOS A DERROTAR A LOS GOLPISTAS HONDUREÑOS:
POR LA RESTITUCIÓN DEL HILO CONSTITUCIONAL EN HONDURAS.
POR LA RESTITUCIÓN DE MANUEL ZELAYA COMO PRESIDENTE DE HONDURAS.
HACIA LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE ORIGINARIA Y PLENIPOTENCIARIA EN HONDURAS.
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