Álvaro Cepeda Neri
Para fortuna de la humanidad hemos tenido, de entre sus mujeres y hombres, pensadores (literatos, pintores, músicos, científicos y de las demás actividades teóricas y prácticas que han ido resolviendo los problemas incluso de carácter religioso) que contribuyen al enriquecimiento de la vida política, económica, social y cultural y así permitirnos, en la “insociable sociabilidad humana”, convivir en el estira y afloja de las miserias, virtudes y grandezas de esa humanidad que se resiste, por sus minorías dispuestas a toda clase de violencia, a comprender, verbigracia, las convocatorias a la paz de Kant o de Mozart en su Flauta mágica (y que ésta, en una dramática, pero hermosísima versión, llevó al cine ese shakespereano de Kenneth Branagh.
Uno de esos textos para la convivencia pacífica, racional y donde “la humanidad sea un fin y no un medio”, es la obra completa de Immanuel Kant (1724-1804) entre la cual están sus Lecciones de ética, como precedente de su Crítica de la razón pura y su Metafísica de las costumbres.
Evangelista-pietista, Kant, no antepuso su credo religioso a su pensamiento laico en todas sus reflexiones, como lo deja claramente establecido con su Religión dentro de los límites de la razón (que, publicado en 1793, le trajo serios problemas de censura; igual que su ensayo: El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios, en 1763). La Ética, publicada hasta 1924, son las lecciones que impartió Kant a sus alumnos. Su traducción al español (por Roberto Rodríguez y Cocha Roldán) tuvo lugar hasta 1998.
Ya lleva más de quince reediciones en nuestro idioma y las que van en alemán, inglés y francés. La obra kantiana, como la de Kelsen (el jurista kantiano) se continúan editando por la gran demanda de quienes quieren, sienten y piensan racionalmente, buscando una explicación a esa voluntad, sentimiento y conocimiento para las que Kant, como nadie, antes y después de él, propuso condiciones de posibilidad.
Sus Lecciones son la ética de los deberes para consigo mismo y con los demás, en el contexto de que “Estos deberes se basan en el hecho de que carecemos de una libertad ilimitada con respecto a nuestra persona e indicando que hemos de respetar a la humanidad en nuestra propia persona, porque sin esa estima el hombre se convierte en objeto de menosprecio, en algo que es sumamente reprobable desde fuera y que carece de valor alguno en sí mismo”.
Así la ética es una guía moral para la conducta individual y colectiva. Y esa ética ha de informar los contenidos de las leyes que norman conducta humana dentro de una sociedad, su gobierno y el Estado. Una ética de fines cristianos: “El ideal de Cristo es el ideal de la santidad, cuyo modelo es el propio Cristo”. Lecciones de Ética en las que Kant, el más grande pensador, ofrece reflexiones criticas sobre la moral racional que hace, pues, de la humanidad un fin y no un medio.
Ficha bibliográfica
Autor: Immanuel Kant
Título: Lecciones de ética
Editorial: Crítica.-2002
Para fortuna de la humanidad hemos tenido, de entre sus mujeres y hombres, pensadores (literatos, pintores, músicos, científicos y de las demás actividades teóricas y prácticas que han ido resolviendo los problemas incluso de carácter religioso) que contribuyen al enriquecimiento de la vida política, económica, social y cultural y así permitirnos, en la “insociable sociabilidad humana”, convivir en el estira y afloja de las miserias, virtudes y grandezas de esa humanidad que se resiste, por sus minorías dispuestas a toda clase de violencia, a comprender, verbigracia, las convocatorias a la paz de Kant o de Mozart en su Flauta mágica (y que ésta, en una dramática, pero hermosísima versión, llevó al cine ese shakespereano de Kenneth Branagh.
Uno de esos textos para la convivencia pacífica, racional y donde “la humanidad sea un fin y no un medio”, es la obra completa de Immanuel Kant (1724-1804) entre la cual están sus Lecciones de ética, como precedente de su Crítica de la razón pura y su Metafísica de las costumbres.
Evangelista-pietista, Kant, no antepuso su credo religioso a su pensamiento laico en todas sus reflexiones, como lo deja claramente establecido con su Religión dentro de los límites de la razón (que, publicado en 1793, le trajo serios problemas de censura; igual que su ensayo: El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios, en 1763). La Ética, publicada hasta 1924, son las lecciones que impartió Kant a sus alumnos. Su traducción al español (por Roberto Rodríguez y Cocha Roldán) tuvo lugar hasta 1998.
Ya lleva más de quince reediciones en nuestro idioma y las que van en alemán, inglés y francés. La obra kantiana, como la de Kelsen (el jurista kantiano) se continúan editando por la gran demanda de quienes quieren, sienten y piensan racionalmente, buscando una explicación a esa voluntad, sentimiento y conocimiento para las que Kant, como nadie, antes y después de él, propuso condiciones de posibilidad.
Sus Lecciones son la ética de los deberes para consigo mismo y con los demás, en el contexto de que “Estos deberes se basan en el hecho de que carecemos de una libertad ilimitada con respecto a nuestra persona e indicando que hemos de respetar a la humanidad en nuestra propia persona, porque sin esa estima el hombre se convierte en objeto de menosprecio, en algo que es sumamente reprobable desde fuera y que carece de valor alguno en sí mismo”.
Así la ética es una guía moral para la conducta individual y colectiva. Y esa ética ha de informar los contenidos de las leyes que norman conducta humana dentro de una sociedad, su gobierno y el Estado. Una ética de fines cristianos: “El ideal de Cristo es el ideal de la santidad, cuyo modelo es el propio Cristo”. Lecciones de Ética en las que Kant, el más grande pensador, ofrece reflexiones criticas sobre la moral racional que hace, pues, de la humanidad un fin y no un medio.
Ficha bibliográfica
Autor: Immanuel Kant
Título: Lecciones de ética
Editorial: Crítica.-2002
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