Teodoro Rentería Arróyave
Los políticos en México no aprenden ni de sus propias experiencias, mucho menos de los demás, son de esa estirpe a los que se refería uno de los maestros de América, Don José de Ingenieros, en su libro de enseñanza perene, "El Hombre Mediocre".
No se puede comprender y menos asimilar que ante el desastre de Andrés López Obrador, que después de acumular un capital político que lo separaba hasta por 30 puntos porcentuales de su oponente panista, Felipe Calderón Hinojosa por rijoso lo perdió todo, ahora los panistas con su pendenciero presidente nacional, Germán Martínez Cázares, escogieran el mismo camino de las descalificaciones, de los epítetos y de las acusaciones sin sustento.
Ustedes respetados lectores y radioescuchas lo recuerdan: López Obrador, ensoberbecido porque vislumbraba el seguro triunfo, cambió de un momento a otra su estrategia de campaña propositiva a francamente rijosa, haga por favor memoria de aquella desafortunada frase que le espetó a Vicente Fox Quesada, entonces huésped de Los Pinos: “Cállate chachalaca”, de ahí todo lo logrado se vino abajo.
Lo dicho, los políticos no aprenden, sabedores desde Los Pinos de la irritación nacional por las promesas incumplidas, entre otras recomponer la economía, de acuerdo, la crisis es internacional, pero sin manejo doméstico; ¿dónde quedó el presidente del empleo? el desempleo va a la alza constante, paz social y soportamos una guerra cruenta contra el crimen organizado que ya cuesta más de 14 mil 500 vidas; elevación educativa y estamos en los últimos lugares en aprovechamiento escolar; justicia y paz social y la impunidad reina en todo el país, que entre otras víctimas contabiliza 57 periodistas asesinados y nueve desaparecidos en los últimos 9 años de gobiernos panistas y para no seguir, el retraso injustificado de las investigaciones en el caso del incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, que ya cobró la vida de 48 inocentes criaturas.
El pendenciero, Germán Martínez Cázares ya renuncio a la presidencia nacional del PAN al término de una reunión en Los Pinos con el presidente Calderón, no podía ser de otra manera porque a este inexperto político también le ganó la soberbia.
Por eso mismo, tiene razón otro broncudo ex presidente del blanquiazul, Manuel Espino Barrientos cuando afirma que el presidente Felipe Calderón Hinojosa debe respetar el ámbito y la soberanía del Partido, él fue sacado de la dirigencia por órdenes presidenciales. Espino lo había dicho en sesión comida de trabajo en el Club Primera Plana y ahora lo repite en entrevistas en Radio Fórmula. También había criticado el carácter arrogante del propio Calderón Hinojosa.
Algunos miles de mexicanos vimos o escuchamos en cadena nacional de radio y televisión al presidente Felipe Calderón con un mensaje que pretendía ser amable pero la voz y la imagen lo traicionaban, puesto que al convocar a buscar acuerdos estaba implícito el reconocimiento de la derrota.
Al presidente no le quedaba de otra, reconoció la nueva composición de la Cámara de Diputados, cuya hegemonía era del PAN y ahora es del PRI que alcanzará mayoría absoluta, por eso llamó a buscar acuerdos y dejar atrás las diferencias políticas de la jornada electoral.
“Manifiesto la mejor disposición y voluntad del gobierno federal a mi cargo para dialogar y para colaborar con los nuevos diputados a fin de superar los grandes desafíos que tiene por delante el país”, afirmó.
Fue, desde luego, sin rodeos ni eufemismos, el discurso de Felipe Calderón Hinojosa, el discurso mismo de la derrota.
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Los políticos en México no aprenden ni de sus propias experiencias, mucho menos de los demás, son de esa estirpe a los que se refería uno de los maestros de América, Don José de Ingenieros, en su libro de enseñanza perene, "El Hombre Mediocre".
No se puede comprender y menos asimilar que ante el desastre de Andrés López Obrador, que después de acumular un capital político que lo separaba hasta por 30 puntos porcentuales de su oponente panista, Felipe Calderón Hinojosa por rijoso lo perdió todo, ahora los panistas con su pendenciero presidente nacional, Germán Martínez Cázares, escogieran el mismo camino de las descalificaciones, de los epítetos y de las acusaciones sin sustento.
Ustedes respetados lectores y radioescuchas lo recuerdan: López Obrador, ensoberbecido porque vislumbraba el seguro triunfo, cambió de un momento a otra su estrategia de campaña propositiva a francamente rijosa, haga por favor memoria de aquella desafortunada frase que le espetó a Vicente Fox Quesada, entonces huésped de Los Pinos: “Cállate chachalaca”, de ahí todo lo logrado se vino abajo.
Lo dicho, los políticos no aprenden, sabedores desde Los Pinos de la irritación nacional por las promesas incumplidas, entre otras recomponer la economía, de acuerdo, la crisis es internacional, pero sin manejo doméstico; ¿dónde quedó el presidente del empleo? el desempleo va a la alza constante, paz social y soportamos una guerra cruenta contra el crimen organizado que ya cuesta más de 14 mil 500 vidas; elevación educativa y estamos en los últimos lugares en aprovechamiento escolar; justicia y paz social y la impunidad reina en todo el país, que entre otras víctimas contabiliza 57 periodistas asesinados y nueve desaparecidos en los últimos 9 años de gobiernos panistas y para no seguir, el retraso injustificado de las investigaciones en el caso del incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, que ya cobró la vida de 48 inocentes criaturas.
El pendenciero, Germán Martínez Cázares ya renuncio a la presidencia nacional del PAN al término de una reunión en Los Pinos con el presidente Calderón, no podía ser de otra manera porque a este inexperto político también le ganó la soberbia.
Por eso mismo, tiene razón otro broncudo ex presidente del blanquiazul, Manuel Espino Barrientos cuando afirma que el presidente Felipe Calderón Hinojosa debe respetar el ámbito y la soberanía del Partido, él fue sacado de la dirigencia por órdenes presidenciales. Espino lo había dicho en sesión comida de trabajo en el Club Primera Plana y ahora lo repite en entrevistas en Radio Fórmula. También había criticado el carácter arrogante del propio Calderón Hinojosa.
Algunos miles de mexicanos vimos o escuchamos en cadena nacional de radio y televisión al presidente Felipe Calderón con un mensaje que pretendía ser amable pero la voz y la imagen lo traicionaban, puesto que al convocar a buscar acuerdos estaba implícito el reconocimiento de la derrota.
Al presidente no le quedaba de otra, reconoció la nueva composición de la Cámara de Diputados, cuya hegemonía era del PAN y ahora es del PRI que alcanzará mayoría absoluta, por eso llamó a buscar acuerdos y dejar atrás las diferencias políticas de la jornada electoral.
“Manifiesto la mejor disposición y voluntad del gobierno federal a mi cargo para dialogar y para colaborar con los nuevos diputados a fin de superar los grandes desafíos que tiene por delante el país”, afirmó.
Fue, desde luego, sin rodeos ni eufemismos, el discurso de Felipe Calderón Hinojosa, el discurso mismo de la derrota.
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