EUROPA PRESS
El divorcio y la viudez tienen un impacto perjudicial y crónico sobre la salud, incluso después de que la persona vuelva a casarse.
Asi lo refleja un estudio de las universidades de Chicago y Johns Hopkins en Estados Unidos que se publica en la revista 'Journal of Health and Social Behaviour'.
Según explica Linda Waite, de la Universidad de Chicago y coautora del estudio, "entre los casados, aquellos que se han divorciado alguna vez muestran una peor salud en todos los sentidos. Tanto los divorciados como los viudos que no se han vuelto a casar muestran peor salud".
La investigadora explica que la experiencia de cada persona de ganancia y pérdida en el matrimonio afecta al nivel de salud con el que comienza la vida adulta. "Por ejemplo, la transición al matrimonio tiende a suponer un beneficio inmediato para la salud, en este sentido mejora las conductas saludables en hombres y bienestar económico para las mujeres".
Estas ventajas aumentan durante el matrimonio. El divorcio o la viudez socavan la salud porque disminuyen los ingresos y aumenta el estrés sobre aspectos como el cuidado de los hijos.
Los resultados del estudio mostraron que los divorciados o viudos tienen un 20 por ciento más de enfermedades crónicas como enfermedad cardiaca, diabetes o cáncer en comparación con las personas casadas. También tienen un 23 por ciento más de limitaciones de movilidad como problemas para subir escaleras o caminar una manzana.
Además, aquellas personas que nunca se han casado tienen un 12 por ciento más de limitaciones de movilidad y un 13 por ciento más de síntomas depresivos aunque no muestran diferencias en el número de enfermedades crónicas que padecen.
Por otro lado, las personas que se vuelven a casar tienen un 12 por ciento más de trastornos crónicos y un 19 por ciento más de limitaciones de movilidad pero no más síntomas depresivos que los que están casados.
Según señala Waite, los impactos del matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio sobre la salud están basados en la forma en la que se desarrollan y curan las diversas enfermedades.
"Algunas situaciones de la salud, como la depresión, parecen responder tanto rápida como de manera contundente a las situaciones presentes. En contraste, los trastornos como la diabetes y la enfermedad cardiaca se desarrollan de forma lenta durante un periodo de tiempo amplio y muestran el impacto de las experiencias pasadas, lo que explica por qué la salud se ve socavada por el divorcio o la viudez incluso después de que la persona vuelva a casarse", concluye Wait.
El divorcio y la viudez tienen un impacto perjudicial y crónico sobre la salud, incluso después de que la persona vuelva a casarse.
Asi lo refleja un estudio de las universidades de Chicago y Johns Hopkins en Estados Unidos que se publica en la revista 'Journal of Health and Social Behaviour'.
Según explica Linda Waite, de la Universidad de Chicago y coautora del estudio, "entre los casados, aquellos que se han divorciado alguna vez muestran una peor salud en todos los sentidos. Tanto los divorciados como los viudos que no se han vuelto a casar muestran peor salud".
La investigadora explica que la experiencia de cada persona de ganancia y pérdida en el matrimonio afecta al nivel de salud con el que comienza la vida adulta. "Por ejemplo, la transición al matrimonio tiende a suponer un beneficio inmediato para la salud, en este sentido mejora las conductas saludables en hombres y bienestar económico para las mujeres".
Estas ventajas aumentan durante el matrimonio. El divorcio o la viudez socavan la salud porque disminuyen los ingresos y aumenta el estrés sobre aspectos como el cuidado de los hijos.
Los resultados del estudio mostraron que los divorciados o viudos tienen un 20 por ciento más de enfermedades crónicas como enfermedad cardiaca, diabetes o cáncer en comparación con las personas casadas. También tienen un 23 por ciento más de limitaciones de movilidad como problemas para subir escaleras o caminar una manzana.
Además, aquellas personas que nunca se han casado tienen un 12 por ciento más de limitaciones de movilidad y un 13 por ciento más de síntomas depresivos aunque no muestran diferencias en el número de enfermedades crónicas que padecen.
Por otro lado, las personas que se vuelven a casar tienen un 12 por ciento más de trastornos crónicos y un 19 por ciento más de limitaciones de movilidad pero no más síntomas depresivos que los que están casados.
Según señala Waite, los impactos del matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio sobre la salud están basados en la forma en la que se desarrollan y curan las diversas enfermedades.
"Algunas situaciones de la salud, como la depresión, parecen responder tanto rápida como de manera contundente a las situaciones presentes. En contraste, los trastornos como la diabetes y la enfermedad cardiaca se desarrollan de forma lenta durante un periodo de tiempo amplio y muestran el impacto de las experiencias pasadas, lo que explica por qué la salud se ve socavada por el divorcio o la viudez incluso después de que la persona vuelva a casarse", concluye Wait.
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