Laura Itzel Castillo
En estos últimos días han aparecido en diversos medios de comunicación notas relativas al acuerdo emanado de la comisión política del PRD en torno a quienes siendo militantes de este partido contendimos bajo otras siglas en el reciente proceso electoral.
Por ejemplo, EL UNIVERSAL cabeceó su crónica así: “El PRD acuerda limpia de militantes desleales”; el diario Vanguardia, de Coahuila: “Corre el PRD a 648 militantes”; El Porvenir, de Monterrey: “Expulsan del PRD a traidores”. La Jornada: “Congreso del PRD decidirá sobre renuncias”, y asienta en el interior que “la cúpula perredista resolvió que en automático quedaron fuera del PRD los militantes que fueron candidatos bajo otras siglas partidistas”. Pero definitivamente lo que es un hecho es que como dice la edición de El Periódico: “Se van… quedando”.
Dentro de esta larga lista aparece mi nombre al lado del de la maestra Ifigenia Martínez y otros más que igualmente participamos el pasado 5 de julio como candidatos a puestos de elección popular. En el caso de nosotras dos, cabe aclarar que lo hicimos a través del Partido del Trabajo (PT).
¿Qué pasaría? —me pregunté—: ¿responderían acaso al llamado del ex líder moral Cuauhtémoc Cárdenas? Me metí a la página de internet del PRD y encontré el comunicado oficial de la Comisión Política Nacional y del Secretariado Nacional. Me sorprendió leer que en un documento de tan sólo seis párrafos, únicamente el último (sí, el último) se refiera de pasadita al asunto que supuestamente motivó tan comentada reunión.
Dice así: “Por último, la Comisión Política Nacional resuelve con relación a los compañeros del PRD que decidieron irse de candidatos a otros partidos en las elecciones del pasado 5 de julio, que quien así lo considere podrá solicitar su reingreso al Partido de la Revolución Democrática”.
Busqué en la red los estatutos del partido para ver en qué parte se señala que la salida de alguien se puede dar de manera automática y sin juicio de por medio, como lo marca incluso la propia Constitución política. Encontré el artículo 42 de los estatutos del PRD, relativo a la disciplina interna, que considera dentro de sus faltas, entre otras, atentar contra los principios y el programa. Dañar la imagen del partido o su patrimonio. Se acepte ser postulado como candidato por otro partido, salvo el caso de coaliciones o alianzas. Y ahí está el punto: el Frente Amplio Progresista está constituido por Convergencia, el Partido del Trabajo y el Partido de la Revolución Democrática.
Con base en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) los partidos políticos tienen derecho a conformar frentes para alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos, mediante acciones y estrategias comunes. Basados en el artículo 56 de dicho ordenamiento en el 2006 (después del fraude electoral) los tres partidos políticos signaron un convenio que registraron ante el Instituto Federal Electoral y así nació el Frente Amplio Progresista, el cual sigue vigente. ¡Qué mala memoria!
En estos últimos días han aparecido en diversos medios de comunicación notas relativas al acuerdo emanado de la comisión política del PRD en torno a quienes siendo militantes de este partido contendimos bajo otras siglas en el reciente proceso electoral.
Por ejemplo, EL UNIVERSAL cabeceó su crónica así: “El PRD acuerda limpia de militantes desleales”; el diario Vanguardia, de Coahuila: “Corre el PRD a 648 militantes”; El Porvenir, de Monterrey: “Expulsan del PRD a traidores”. La Jornada: “Congreso del PRD decidirá sobre renuncias”, y asienta en el interior que “la cúpula perredista resolvió que en automático quedaron fuera del PRD los militantes que fueron candidatos bajo otras siglas partidistas”. Pero definitivamente lo que es un hecho es que como dice la edición de El Periódico: “Se van… quedando”.
Dentro de esta larga lista aparece mi nombre al lado del de la maestra Ifigenia Martínez y otros más que igualmente participamos el pasado 5 de julio como candidatos a puestos de elección popular. En el caso de nosotras dos, cabe aclarar que lo hicimos a través del Partido del Trabajo (PT).
¿Qué pasaría? —me pregunté—: ¿responderían acaso al llamado del ex líder moral Cuauhtémoc Cárdenas? Me metí a la página de internet del PRD y encontré el comunicado oficial de la Comisión Política Nacional y del Secretariado Nacional. Me sorprendió leer que en un documento de tan sólo seis párrafos, únicamente el último (sí, el último) se refiera de pasadita al asunto que supuestamente motivó tan comentada reunión.
Dice así: “Por último, la Comisión Política Nacional resuelve con relación a los compañeros del PRD que decidieron irse de candidatos a otros partidos en las elecciones del pasado 5 de julio, que quien así lo considere podrá solicitar su reingreso al Partido de la Revolución Democrática”.
Busqué en la red los estatutos del partido para ver en qué parte se señala que la salida de alguien se puede dar de manera automática y sin juicio de por medio, como lo marca incluso la propia Constitución política. Encontré el artículo 42 de los estatutos del PRD, relativo a la disciplina interna, que considera dentro de sus faltas, entre otras, atentar contra los principios y el programa. Dañar la imagen del partido o su patrimonio. Se acepte ser postulado como candidato por otro partido, salvo el caso de coaliciones o alianzas. Y ahí está el punto: el Frente Amplio Progresista está constituido por Convergencia, el Partido del Trabajo y el Partido de la Revolución Democrática.
Con base en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) los partidos políticos tienen derecho a conformar frentes para alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos, mediante acciones y estrategias comunes. Basados en el artículo 56 de dicho ordenamiento en el 2006 (después del fraude electoral) los tres partidos políticos signaron un convenio que registraron ante el Instituto Federal Electoral y así nació el Frente Amplio Progresista, el cual sigue vigente. ¡Qué mala memoria!
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