Pulso crítico / J. Enrique Olivera Arce
Aún no concluye el cómputo definitivo de la elección federal del pasado domingo ni “Fidelidad por México” coloca en sus entendederas que el voto útil en contra de Calderón Hinojosa le dio el triunfo y no necesariamente el “efecto Fidel”, y ya en nuestra ínsula de la permanente felicidad se amarran navajas rumbo a la elección de legisladores locales, alcaldes y gobernador para el próximo año. Así es Veracruz. Para los políticos, servidores públicos y medios de comunicación, todo gira en torno a los procesos electorales y la imagen virtual del gobernante en turno. El desarrollo del estado puede esperar para mejores tiempos, al fin y al cabo estamos blindados.
Tres días antes de la elección de diputados federales, el gobernador declaró que estamos a salvo de “catarritos, tsunamis y tormentas”, etc., etc, que pudieran poner en peligro la economía, salud y seguridad de los veracruzanos. Así convenía destacarlo ante la inminente elección en contraposición a las declaraciones de claro tinte electorero de Felipe Calderón. Para el lunes, mediando el triunfo priísta en las urnas, el mismo personaje declara que ha instruido a sus diputados federales que impulsen en el Congreso de la Unión una ley de emergencia porque la economía está del cocol y la crisis está lastimando a los sectores más vulnerables de la gran familia veracruzana. No podía quedarse atrás en concordancia con declaraciones de Calderón Hinojosa llamando a la unidad de todos los mexicanos para enfrentar los efectos del descalabro económico.
O sea que desde la visión electoral un día estamos bien y al siguiente más que jodidos, mientras que la realidad se encarga de demostrar que mientras transitamos de un proceso electoral a otro, más bien estamos jodidos, empezando por las finanzas públicas estatales y municipales. No es de gratis que la secretaria de desarrollo social y medio ambiente, así como mayoría de los alcaldes, ya pusieran el grito en el cielo: no hay dinero para satisfacer la demanda de servicios públicos, concluir obras iniciadas y pagar deudas. La culpa, dicen, es de Calderón quien, con fines electorales retuvo las participaciones federales.
Así son las cosas en Veracruz. Lo llevamos en nuestra naturaleza. Nuestra clase política no puede vivir al margen de la política electoral, aunque ello signifique dar la espalda a la ciudadanía.
Pues bien, mientras la crisis económica ni nos perjudica ni nos beneficia, ya inmersos en el nuevo proceso electoral los de la casaca roja promueven a la aún diputada federal Elizabeth Morales para una diputación local, en tanto que la casa rosada se inclina a favor de Guillermo Zúñiga Jr., modosito y moralmente bien portado, para la alcaldía de Xalapa, a quienes ya se les monta en el jamelgo de hacienda.
El estira y afloja que nos conducirá a la elección del sucesor de Fidel Herrera Beltrán, inicia con un alto grado de temperatura. Dos temas están a debate en el seno del partido de la fidelidad, o sea el PRI veracruzano con rostro joven: El primero bordando en torno a la dicotomía juventud y lealtad vs. Madurez y experiencia. En tanto que el segundo avocado a si es un solo aspirante a la candidatura, el delfín, o se le da participación en la fiesta al diputado Héctor Yunes Landa y al actual secretario de educación Victor Arredondo, más los que aparezcan en los próximos meses.
La atención a los efectos de las crisis concurrentes puede esperar. Estamos entre la espada y la pared, tantito a salvo y tantito no, cuando menos hasta que tomen posesión de su encargo los nuevos diputados federales y estos estén en condiciones, muy dudosas por cierto, de poder promover la ley de emergencia y una refinería para Tuxpan que saquen al buey del atolladero.
Para no perder el hilo conductor de la vida política de Veracruz, mientras de dilucida si para el 2010 el perfil del candidato priísta a la gubernatura del estado deberá privilegiar únicamente juventud y lealtad, o se opta por experiencia y madurez aunque las canas pinten en la testa del aspirante y este, a su vez, sea considerado como infiel, el priísmo bate palmas por anticipado impulsando la legítima aspiración de Fidel Herrera Beltrán a la candidatura por la presidencia de la república en el 2012
Y mientras todo esto bulle en las limitadas entendederas del priísmo veracruzano y sus corifeos, el delfín hace rabieta. ¿Cómo que otro aspirante? Si ya me gané en los medios y en las urnas –en ese orden- el derecho a ser el único, el ungido, el llamado a mantener a salvo a la familia veracruzana. Así me lo aseguraron Fidel y Doña Rosa.
A esto se reduce la política en Veracruz.
Aún no concluye el cómputo definitivo de la elección federal del pasado domingo ni “Fidelidad por México” coloca en sus entendederas que el voto útil en contra de Calderón Hinojosa le dio el triunfo y no necesariamente el “efecto Fidel”, y ya en nuestra ínsula de la permanente felicidad se amarran navajas rumbo a la elección de legisladores locales, alcaldes y gobernador para el próximo año. Así es Veracruz. Para los políticos, servidores públicos y medios de comunicación, todo gira en torno a los procesos electorales y la imagen virtual del gobernante en turno. El desarrollo del estado puede esperar para mejores tiempos, al fin y al cabo estamos blindados.
Tres días antes de la elección de diputados federales, el gobernador declaró que estamos a salvo de “catarritos, tsunamis y tormentas”, etc., etc, que pudieran poner en peligro la economía, salud y seguridad de los veracruzanos. Así convenía destacarlo ante la inminente elección en contraposición a las declaraciones de claro tinte electorero de Felipe Calderón. Para el lunes, mediando el triunfo priísta en las urnas, el mismo personaje declara que ha instruido a sus diputados federales que impulsen en el Congreso de la Unión una ley de emergencia porque la economía está del cocol y la crisis está lastimando a los sectores más vulnerables de la gran familia veracruzana. No podía quedarse atrás en concordancia con declaraciones de Calderón Hinojosa llamando a la unidad de todos los mexicanos para enfrentar los efectos del descalabro económico.
O sea que desde la visión electoral un día estamos bien y al siguiente más que jodidos, mientras que la realidad se encarga de demostrar que mientras transitamos de un proceso electoral a otro, más bien estamos jodidos, empezando por las finanzas públicas estatales y municipales. No es de gratis que la secretaria de desarrollo social y medio ambiente, así como mayoría de los alcaldes, ya pusieran el grito en el cielo: no hay dinero para satisfacer la demanda de servicios públicos, concluir obras iniciadas y pagar deudas. La culpa, dicen, es de Calderón quien, con fines electorales retuvo las participaciones federales.
Así son las cosas en Veracruz. Lo llevamos en nuestra naturaleza. Nuestra clase política no puede vivir al margen de la política electoral, aunque ello signifique dar la espalda a la ciudadanía.
Pues bien, mientras la crisis económica ni nos perjudica ni nos beneficia, ya inmersos en el nuevo proceso electoral los de la casaca roja promueven a la aún diputada federal Elizabeth Morales para una diputación local, en tanto que la casa rosada se inclina a favor de Guillermo Zúñiga Jr., modosito y moralmente bien portado, para la alcaldía de Xalapa, a quienes ya se les monta en el jamelgo de hacienda.
El estira y afloja que nos conducirá a la elección del sucesor de Fidel Herrera Beltrán, inicia con un alto grado de temperatura. Dos temas están a debate en el seno del partido de la fidelidad, o sea el PRI veracruzano con rostro joven: El primero bordando en torno a la dicotomía juventud y lealtad vs. Madurez y experiencia. En tanto que el segundo avocado a si es un solo aspirante a la candidatura, el delfín, o se le da participación en la fiesta al diputado Héctor Yunes Landa y al actual secretario de educación Victor Arredondo, más los que aparezcan en los próximos meses.
La atención a los efectos de las crisis concurrentes puede esperar. Estamos entre la espada y la pared, tantito a salvo y tantito no, cuando menos hasta que tomen posesión de su encargo los nuevos diputados federales y estos estén en condiciones, muy dudosas por cierto, de poder promover la ley de emergencia y una refinería para Tuxpan que saquen al buey del atolladero.
Para no perder el hilo conductor de la vida política de Veracruz, mientras de dilucida si para el 2010 el perfil del candidato priísta a la gubernatura del estado deberá privilegiar únicamente juventud y lealtad, o se opta por experiencia y madurez aunque las canas pinten en la testa del aspirante y este, a su vez, sea considerado como infiel, el priísmo bate palmas por anticipado impulsando la legítima aspiración de Fidel Herrera Beltrán a la candidatura por la presidencia de la república en el 2012
Y mientras todo esto bulle en las limitadas entendederas del priísmo veracruzano y sus corifeos, el delfín hace rabieta. ¿Cómo que otro aspirante? Si ya me gané en los medios y en las urnas –en ese orden- el derecho a ser el único, el ungido, el llamado a mantener a salvo a la familia veracruzana. Así me lo aseguraron Fidel y Doña Rosa.
A esto se reduce la política en Veracruz.
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