Raúl Ochoa / APRO
Arropado por la disciplina táctica y el trabajo de su conservador técnico Ricardo Tuca Ferreti –aunada la insólita paciencia de la directiva ante las eventuales crisis de resultados–, los Pumas de la UNAM terminaron en tercer lugar general de la liga –muy lejos de los punteros–, con la mejor defensa del torneo, pero, por ejemplo, con la mitad de goles de los que metió Pachuca, su rival en la final que este domingo resolvió a su favor. Colgado del mediocre nivel de la liga, a Pumas le alcanzó para disputar el título con dos atributos: estabilidad en la dirección técnica y confianza en sus fuerzas básicas.
Cuando la crisis deportiva tocó de nuevo las puertas de los Pumas y con el ciclo del entrenador en entredicho, Ricardo Tuca Ferreti reunió a su cuerpo técnico en un intento por encontrar una solución. Y sin darle mayor vuelta al asunto, enfrentó la realidad.
“¿De qué manera podemos salir de esto? ¿Qué otra cosa nos queda por hacer? ¿Nos vamos a quedar estacionados, lamentándonos porque no se nos dan los resultados? De ninguna manera, hay que tener confianza, y el trabajo es la única manera que conozco y que puede sacarnos adelante”, les dijo a sus jugadores.
Desde la intimidad del equipo, Enrique López Zarza, uno de los auxiliares de Ricardo Ferreti, cuenta a Proceso que “ante esa línea que marcó la cabeza, el líder, no nos quedó más que alinearnos también y seguir ese ejemplo y dar lo mejor que teníamos”.
“En mi caso estuve haciendo visorías de los rivales, traté de ser más objetivo en mi interpretación sobre el funcionamiento de los equipos que nos iban a tocar, apoyando a Memo Vázquez, el brazo derecho del Tuca, y haciendo algunas observaciones del juego, de acuerdo con lo que veía en la tribuna. Algo muy simple que fue únicamente trabajo.”
En esos momentos, Pumas arrastraba una seguidilla de resultados adversos en el Torneo Clausura 2009. Así, hasta la jornada 7, en febrero pasado, el equipo –diseñado para no descender– pagaba las consecuencias de su inestabilidad con cinco juegos sin victoria.
Y los medios de comunicación hablaban ya del inminente cese del irascible y temperamental entrenador.
Para entonces, el club Universidad ya había prescindido de dos de sus elementos extranjeros, los argentinos Esteban Solari e Ignacio Scocco, que sin ser jugadores extraordinarios le habían dado un significativo impulso al equipo. Tanto Solari como Scocco se fueron al futbol de Europa. En su lugar llegaron el paraguayo Dante López y otro argentino, Martín Bravo.
En medio de la crisis, la directiva insistió en ratificar el proyecto en torno de Ricardo Ferreti quien, entre otras cosas, puede jactarse de ser el único entrenador en activo que desde que inició su carrera en el banquillo –hace 18 años– jamás ha sido despedido. Y sus hojas de servicio ya superan los 700 juegos dirigidos.
Superado el vendaval, el conjunto universitario volvió a caer en el tobogán en la recta final del presente campeonato, ligando tres partidos sin triunfo. De nuevo se mencionó la posibilidad de despedir al entrenador. Pero la directiva, contrario a lo que se estila en el futbol nacional, mantuvo el apoyo a Ferreti.
La pasión de “El Tuca”
“Ricardo está con nosotros, Ricardo está en el plan de club Universidad para continuar, porque es un programa más amplio que el torneo. Ya lo mencionamos en un principio: él encaja perfectamente en los planes que tenemos en el club”, anunció el director deportivo de Pumas, Mario Trejo, el último día de abril pasado.
E incluso, Trejo vislumbró los buenos momentos que se avecinaban: “Cuerpo técnico y jugadores han cumplido. Fuimos criticados por no traer refuerzos, pero los hechos han demostrado que estábamos en lo correcto… Pumas siempre aspira a lo mejor: el campeonato lo queremos lograr con nuestra esencia, con nuestras bases, con nuestra filosofía, con nuestra cantera”.
De ahí en adelante, Ricardo Ferreti le cambió el rostro al equipo, hasta terminar la competencia regular con un par de victorias que lo catapultaron a la disputa por el título. Terminó en el tercer lugar de la clasificación general con 28 puntos, a ocho del líder, Pachuca.
Por si algo faltaba, el equipo dirigido por el brasileño, clave en el recambio generacional que se viene dando en la estructura del club Universidad, terminó como la mejor defensiva del torneo regular, el sello que distingue a los equipos dirigidos por Ferreti.
Los Pumas apenas admitieron 17 goles en igual número de jornadas, al parejo con los ahora ex Tecos de la UAG.
Acostumbrado, por así decirlo, a las crisis deportivas de las que no ha estado exento en su largo peregrinar por las canchas de futbol, el técnico de 55 años nacido en Río de Janeiro, Brasil, reconoció recientemente la fórmula para mantenerse vigente en este inestable futbol, donde la llamada guillotina siempre espera recibir a nuevas víctimas del desempleo:
“Pienso que, por la edad que tengo, hoy es mi último día de vida, y como entrenador consciente y gente de futbol siempre pienso que mi último partido es el siguiente”, se sinceró Ferreti en las páginas del diario El Universal en febrero de 2008.
Con visible espíritu masoquista, el entrenador no tuvo empacho para reconocer que “a mí me gusta más vivir al filo de la navaja”, y admitió que “todas las semanas” su directiva le aprieta fuerte la soga.
Dijo estar consciente que la vida del técnico marcha en función del resultado inmediato: “Si ganas, te aflojan tantito la horca, y si pierdes te van ahorcando hasta que te matan… en cada partido tienes que sacar el resultado. De lo contrario, no te sirvió de nada”.
Puso como ejemplo la situación en Pumas, donde “perdimos tres partidos en fila, éramos el último general en todos los aspectos y de pronto viene una jornada doble (tres partidos en una semana), sacas siete puntos de nueve, y todo cambia”.
Ricardo Ferreti regresó a la dirección técnica de los Pumas el 24 de mayo de 2006 con la encomienda exclusiva de rescatar al equipo de un posible descenso. Y si bien pudo salvar a la institución de la pérdida de la categoría, el Tuca acumuló malos resultados en su agitada actividad: en agosto de 2007, la directiva universitaria tuvo que brindarle su voto de confianza al brasileño tras aumentar el record a 14 partidos sin ganar, incluyendo nueve del Torneo Clausura 2007 y cinco del Apertura 2007.
“Con los resultados: dos puntos de 12, merezco todos los madrazos… por eso tengo la espalda tan ancha para poder soportarlos”, llegó a decir Ferreti, quien inició su carrera de entrenador precisamente en los Pumas, en la temporada 1991-92, donde se mantuvo hasta la campaña 1995-96.
¿Cómo le hizo Pumas, pese a sus pocos recursos, para llegar a la final contra los Tuzos?
López Zarza, figura de los Pumas en los setenta y ahora auxiliar técnico de Ricardo Ferreti, sostiene:
“La definición de los objetivos, la continuidad del cuerpo técnico, la confianza en la base de jugadores de experiencia y la política del club de voltear a la cantera propició que los pasos que se dieron fueran muy sólidos. Era cuestión de no salirse de la línea del esfuerzo, de la humildad, establecida desde el inicio.
Espíritu de triunfo
López Zarza, quien jugó para Pumas de 1975 a 1983 y que llegó a dirigir al primer equipo en una parte del Torneo Verano 98 y otra del Torneo Invierno de ese año, refiere que el proceso “se inició cuando el equipo estaba en situación de riesgo de descenso; ahí se establecieron muy bien las políticas y los objetivos, y culmina con la llegada a esta final”.
–¿La permanencia de Ferreti fue determinante para el resurgimiento del equipo?
–Es indudable el mérito de la directiva al haber apoyado y soportado al cuerpo técnico en los momentos de crisis en la institución. Lo que pasa con Pumas es una muestra más de que cuando se tiene confianza en la gente y se mantienen las bases y la idea de lo que es un proyecto inicial, se obtienen resultados.
Dice López Zarza: “En el año que llevo en el equipo es satisfactorio ver que una persona como Ricardo se entregue al ciento por ciento a la institución y que quiera esta profesión, como él lo manifiesta en cada momento.
–¿Se cumplieron todos los objetivos?
–En lo que me corresponde, en la etapa que llegué, sí se cumplieron. En el torneo anterior, que fue mi incorporación al primer equipo, el objetivo era obtener 26 puntos para mantenernos en esa estabilidad de la tabla porcentual, y se logró la calificación. Nos quedó un sabor amargo el quedar eliminados en la primera ronda, en los cuartos de final. Para este torneo el mismo Ricardo estableció un margen de 30 puntos para olvidarnos del descenso; nos quedamos a dos puntos. El balance no fue malo, estuvimos en tercer lugar de la general, fuimos la mejor defensa del torneo, de los equipos con menos tarjetas de amonestación y expulsiones; además, el conjunto buscó el equilibrio y el funcionamiento tanto defensivo como ofensivo.
–¿Este equipo fue diseñado para no descender?
–Eso fue hace seis torneos. Entonces sí se conformó un plantel para evitar el problema del descenso, porque Pumas arrancó con ocho puntos en relación con el último lugar de la tabla porcentual. Pero conforme se le ha ido dando estabilidad a la institución se ha ido pensando en pelear ligas mayores, en este caso la liguilla y la Concachampions, donde se le ha dado oportunidad a los jóvenes.
López Zarza menciona a todos los jugadores del primer equipo surgidos en la cantera puma: Sergio Bernal, Israel Castro, Efraín Velarde, Efraín Juárez, Jehu Chiapas, Alex Diego, Luis Fuentes –que apenas debutó este torneo–, David Cabrera, Pablo Barrera, Fernando Morales, Fernando Espinosa, Marco Antonio Palacios, David Toledo, Odín Patiño y Miguel Alejandro Palacios…
–¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que vivió el cuerpo técnico?
–De lo que recuerdo, Ricardo nunca transmitió inestabilidad ni mostró desesperación, siempre tuvo la confianza de que el trabajo era la única manera de sacar adelante las cosas. Los medios, la gente con determinados intereses o que no está muy conforme con el funcionamiento del equipo sí llegó a manifestar que era necesario un cambio. Pero la directiva siempre estuvo consciente de lo que tenía como cuerpo técnico y le dio confianza a los jugadores.
Arropado por la disciplina táctica y el trabajo de su conservador técnico Ricardo Tuca Ferreti –aunada la insólita paciencia de la directiva ante las eventuales crisis de resultados–, los Pumas de la UNAM terminaron en tercer lugar general de la liga –muy lejos de los punteros–, con la mejor defensa del torneo, pero, por ejemplo, con la mitad de goles de los que metió Pachuca, su rival en la final que este domingo resolvió a su favor. Colgado del mediocre nivel de la liga, a Pumas le alcanzó para disputar el título con dos atributos: estabilidad en la dirección técnica y confianza en sus fuerzas básicas.
Cuando la crisis deportiva tocó de nuevo las puertas de los Pumas y con el ciclo del entrenador en entredicho, Ricardo Tuca Ferreti reunió a su cuerpo técnico en un intento por encontrar una solución. Y sin darle mayor vuelta al asunto, enfrentó la realidad.
“¿De qué manera podemos salir de esto? ¿Qué otra cosa nos queda por hacer? ¿Nos vamos a quedar estacionados, lamentándonos porque no se nos dan los resultados? De ninguna manera, hay que tener confianza, y el trabajo es la única manera que conozco y que puede sacarnos adelante”, les dijo a sus jugadores.
Desde la intimidad del equipo, Enrique López Zarza, uno de los auxiliares de Ricardo Ferreti, cuenta a Proceso que “ante esa línea que marcó la cabeza, el líder, no nos quedó más que alinearnos también y seguir ese ejemplo y dar lo mejor que teníamos”.
“En mi caso estuve haciendo visorías de los rivales, traté de ser más objetivo en mi interpretación sobre el funcionamiento de los equipos que nos iban a tocar, apoyando a Memo Vázquez, el brazo derecho del Tuca, y haciendo algunas observaciones del juego, de acuerdo con lo que veía en la tribuna. Algo muy simple que fue únicamente trabajo.”
En esos momentos, Pumas arrastraba una seguidilla de resultados adversos en el Torneo Clausura 2009. Así, hasta la jornada 7, en febrero pasado, el equipo –diseñado para no descender– pagaba las consecuencias de su inestabilidad con cinco juegos sin victoria.
Y los medios de comunicación hablaban ya del inminente cese del irascible y temperamental entrenador.
Para entonces, el club Universidad ya había prescindido de dos de sus elementos extranjeros, los argentinos Esteban Solari e Ignacio Scocco, que sin ser jugadores extraordinarios le habían dado un significativo impulso al equipo. Tanto Solari como Scocco se fueron al futbol de Europa. En su lugar llegaron el paraguayo Dante López y otro argentino, Martín Bravo.
En medio de la crisis, la directiva insistió en ratificar el proyecto en torno de Ricardo Ferreti quien, entre otras cosas, puede jactarse de ser el único entrenador en activo que desde que inició su carrera en el banquillo –hace 18 años– jamás ha sido despedido. Y sus hojas de servicio ya superan los 700 juegos dirigidos.
Superado el vendaval, el conjunto universitario volvió a caer en el tobogán en la recta final del presente campeonato, ligando tres partidos sin triunfo. De nuevo se mencionó la posibilidad de despedir al entrenador. Pero la directiva, contrario a lo que se estila en el futbol nacional, mantuvo el apoyo a Ferreti.
La pasión de “El Tuca”
“Ricardo está con nosotros, Ricardo está en el plan de club Universidad para continuar, porque es un programa más amplio que el torneo. Ya lo mencionamos en un principio: él encaja perfectamente en los planes que tenemos en el club”, anunció el director deportivo de Pumas, Mario Trejo, el último día de abril pasado.
E incluso, Trejo vislumbró los buenos momentos que se avecinaban: “Cuerpo técnico y jugadores han cumplido. Fuimos criticados por no traer refuerzos, pero los hechos han demostrado que estábamos en lo correcto… Pumas siempre aspira a lo mejor: el campeonato lo queremos lograr con nuestra esencia, con nuestras bases, con nuestra filosofía, con nuestra cantera”.
De ahí en adelante, Ricardo Ferreti le cambió el rostro al equipo, hasta terminar la competencia regular con un par de victorias que lo catapultaron a la disputa por el título. Terminó en el tercer lugar de la clasificación general con 28 puntos, a ocho del líder, Pachuca.
Por si algo faltaba, el equipo dirigido por el brasileño, clave en el recambio generacional que se viene dando en la estructura del club Universidad, terminó como la mejor defensiva del torneo regular, el sello que distingue a los equipos dirigidos por Ferreti.
Los Pumas apenas admitieron 17 goles en igual número de jornadas, al parejo con los ahora ex Tecos de la UAG.
Acostumbrado, por así decirlo, a las crisis deportivas de las que no ha estado exento en su largo peregrinar por las canchas de futbol, el técnico de 55 años nacido en Río de Janeiro, Brasil, reconoció recientemente la fórmula para mantenerse vigente en este inestable futbol, donde la llamada guillotina siempre espera recibir a nuevas víctimas del desempleo:
“Pienso que, por la edad que tengo, hoy es mi último día de vida, y como entrenador consciente y gente de futbol siempre pienso que mi último partido es el siguiente”, se sinceró Ferreti en las páginas del diario El Universal en febrero de 2008.
Con visible espíritu masoquista, el entrenador no tuvo empacho para reconocer que “a mí me gusta más vivir al filo de la navaja”, y admitió que “todas las semanas” su directiva le aprieta fuerte la soga.
Dijo estar consciente que la vida del técnico marcha en función del resultado inmediato: “Si ganas, te aflojan tantito la horca, y si pierdes te van ahorcando hasta que te matan… en cada partido tienes que sacar el resultado. De lo contrario, no te sirvió de nada”.
Puso como ejemplo la situación en Pumas, donde “perdimos tres partidos en fila, éramos el último general en todos los aspectos y de pronto viene una jornada doble (tres partidos en una semana), sacas siete puntos de nueve, y todo cambia”.
Ricardo Ferreti regresó a la dirección técnica de los Pumas el 24 de mayo de 2006 con la encomienda exclusiva de rescatar al equipo de un posible descenso. Y si bien pudo salvar a la institución de la pérdida de la categoría, el Tuca acumuló malos resultados en su agitada actividad: en agosto de 2007, la directiva universitaria tuvo que brindarle su voto de confianza al brasileño tras aumentar el record a 14 partidos sin ganar, incluyendo nueve del Torneo Clausura 2007 y cinco del Apertura 2007.
“Con los resultados: dos puntos de 12, merezco todos los madrazos… por eso tengo la espalda tan ancha para poder soportarlos”, llegó a decir Ferreti, quien inició su carrera de entrenador precisamente en los Pumas, en la temporada 1991-92, donde se mantuvo hasta la campaña 1995-96.
¿Cómo le hizo Pumas, pese a sus pocos recursos, para llegar a la final contra los Tuzos?
López Zarza, figura de los Pumas en los setenta y ahora auxiliar técnico de Ricardo Ferreti, sostiene:
“La definición de los objetivos, la continuidad del cuerpo técnico, la confianza en la base de jugadores de experiencia y la política del club de voltear a la cantera propició que los pasos que se dieron fueran muy sólidos. Era cuestión de no salirse de la línea del esfuerzo, de la humildad, establecida desde el inicio.
Espíritu de triunfo
López Zarza, quien jugó para Pumas de 1975 a 1983 y que llegó a dirigir al primer equipo en una parte del Torneo Verano 98 y otra del Torneo Invierno de ese año, refiere que el proceso “se inició cuando el equipo estaba en situación de riesgo de descenso; ahí se establecieron muy bien las políticas y los objetivos, y culmina con la llegada a esta final”.
–¿La permanencia de Ferreti fue determinante para el resurgimiento del equipo?
–Es indudable el mérito de la directiva al haber apoyado y soportado al cuerpo técnico en los momentos de crisis en la institución. Lo que pasa con Pumas es una muestra más de que cuando se tiene confianza en la gente y se mantienen las bases y la idea de lo que es un proyecto inicial, se obtienen resultados.
Dice López Zarza: “En el año que llevo en el equipo es satisfactorio ver que una persona como Ricardo se entregue al ciento por ciento a la institución y que quiera esta profesión, como él lo manifiesta en cada momento.
–¿Se cumplieron todos los objetivos?
–En lo que me corresponde, en la etapa que llegué, sí se cumplieron. En el torneo anterior, que fue mi incorporación al primer equipo, el objetivo era obtener 26 puntos para mantenernos en esa estabilidad de la tabla porcentual, y se logró la calificación. Nos quedó un sabor amargo el quedar eliminados en la primera ronda, en los cuartos de final. Para este torneo el mismo Ricardo estableció un margen de 30 puntos para olvidarnos del descenso; nos quedamos a dos puntos. El balance no fue malo, estuvimos en tercer lugar de la general, fuimos la mejor defensa del torneo, de los equipos con menos tarjetas de amonestación y expulsiones; además, el conjunto buscó el equilibrio y el funcionamiento tanto defensivo como ofensivo.
–¿Este equipo fue diseñado para no descender?
–Eso fue hace seis torneos. Entonces sí se conformó un plantel para evitar el problema del descenso, porque Pumas arrancó con ocho puntos en relación con el último lugar de la tabla porcentual. Pero conforme se le ha ido dando estabilidad a la institución se ha ido pensando en pelear ligas mayores, en este caso la liguilla y la Concachampions, donde se le ha dado oportunidad a los jóvenes.
López Zarza menciona a todos los jugadores del primer equipo surgidos en la cantera puma: Sergio Bernal, Israel Castro, Efraín Velarde, Efraín Juárez, Jehu Chiapas, Alex Diego, Luis Fuentes –que apenas debutó este torneo–, David Cabrera, Pablo Barrera, Fernando Morales, Fernando Espinosa, Marco Antonio Palacios, David Toledo, Odín Patiño y Miguel Alejandro Palacios…
–¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que vivió el cuerpo técnico?
–De lo que recuerdo, Ricardo nunca transmitió inestabilidad ni mostró desesperación, siempre tuvo la confianza de que el trabajo era la única manera de sacar adelante las cosas. Los medios, la gente con determinados intereses o que no está muy conforme con el funcionamiento del equipo sí llegó a manifestar que era necesario un cambio. Pero la directiva siempre estuvo consciente de lo que tenía como cuerpo técnico y le dio confianza a los jugadores.
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