México necesita una reforma fiscal que amplíe la base tributaria y no generalice el IVA

Boletín UNAM-DGCS-342
Ciudad Universitaria

* Aplicar el Impuesto al Valor Agregado a medicinas y alimentos, desaparecer el IETU o reducir el ISR, no es la solución, detalló la especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de a UNAM, Irma Manrique
* Eso denota la inclinación “regresiva y neoliberal” de los promotores de estas propuestas que afectan a la mayoría, opinó la académica
* Centrar la economía nacional en una tributación indirecta no es adecuado y resulta dañino


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Generalizar el IVA (aplicarlo a medicinas y alimentos), desaparecer el IETU o reducir el ISR, no constituye una reforma fiscal, sino un daño al presupuesto. México necesita ampliar la base tributaria y forzar a contribuir a los que eluden y evaden sus obligaciones fiscales, así como mejorar la administración tributaria y eliminar el régimen de excepción que prevalece, señaló la especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Irma Manrique Campos.

La responsable de la Unidad de Investigación de Economía, Estudios Hacendarios y del Sector Público del IIEc, explicó que centrar el sistema fiscal de México en una tributación indirecta, como la recolección del Impuesto al Valor Agregado, no es lo adecuado. Por el contrario, resulta dañino porque la población de menor ingreso verá mermado su poder de compra y nivel de vida.

En este sentido, expuso que el gravamen más progresivo es aquel que se aplica sobre el ingreso y la riqueza de personas y empresas; si éste es reducido no habrá recursos suficientes para hacer frente al gasto público del gobierno.

Manrique Campos señaló que el Impuesto Empresarial a Tasa Única ha causado polémica porque las empresas argumentan que representa una doble tributación y que sólo causa “muchos trámites administrativos costosos y complicados”.

En realidad este impuesto no está encaminado a perjudicar a las empresas, pero éstas siempre se quejarán a la hora de contribuir, pese a las facilidades y deducciones que les son concedidas, agregó.

La también académica del posgrado en Economía de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán y Aragón, precisó también que el ISR se ha reducido consecutivamente desde hace más de dos sexenios; antes era de 35 y actualmente es de 28 por ciento. “No hay razón para pedir que baje más”, aclaró.

“Una reforma fiscal no se logra así, ésta debe ser progresiva y conservar la tasa actual del ISR; sin embargo, si ésta continúa bajando, avanzamos en dirección contraria a donde deberíamos ir”, comentó.

La recaudación del ISR es limitada porque está llena de excepciones y, por tanto, no se recauda lo suficiente. “Éste es uno de los principales problemas a combatir para que los recursos recaudados sean suficientes para ejercer el gasto público”.

Resulta complicado pensar en una verdadera reforma fiscal con base en los impuestos indirectos. Un asunto a observar es que, generalmente, la aplicación de los recursos recaudados no beneficia a la sociedad, y si se llega a generalizar el IVA y la gente se siente golpeada en el bolsillo, responderá mal.

Por ello, recomendó explicar por qué hay que pagar y cómo se beneficiará la comunidad al hacerlo. En la medida en que la población no entienda lo que su gobierno hace con sus impuestos, se mostrará cada vez más inconforme, concluyó.

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