Teodoro Rentería Arróyave
Bien a bien no se sabe qué repercusión tendrá la desaforada campaña, presente en los medios, lanzada e intensificada por los nulos de la nulidad consistente en convencer a la ciudadanía de que anule su voto como una muestra de repudio a todos los partidos políticos.
Ya de por sí son graves para la aún muy bisoña democracia mexicana las revelaciones de las encuestas que nos hacen saber que en las llamadas elecciones de mitad de sexenio el abstencionismo será el gran triunfador, para que ahora los nulos de la nulidad nos salgan con la jerigonza de anular nuestro voto ciudadano.
Nos habíamos negado a entrar en la polémica ya que nos parecía estéril una discusión de tal especie; sin embargo el tema obliga porque día a día ha alcanzado repercusiones mayúsculas, no en cuanto a convencimiento pero sí en cuanto a una posición política que desde luego tiene un beneficio propio.
Los nulos de la nulidad los dividimos en dos grandes grupos no por su importancia, sino porque se podría pensar en algunas subdivisiones. Los primeros son los suspirantes del pasado, los que se la pasaron en aplausos y alabanzas, desde luego interesadas y que saben acomodarse al poder en turno.
El siguiente grupo se compone de los favorecedores del poder actual, los que consideran que lo mejor que le conviene, no a México, sino a ellos, es contar con un gobierno encuadrado en la derecha y favorecedor del libre mercado y del caduco neoliberalismo, a pesar de los daños causados. Desde luego los ricos no pierden sus canonjías.
La democracia, como se ha dicho, no es por supuesto el mejor sistema político que ha parido la humanidad, pero de los inventados a través de la historia, hasta ahora es el menos malo, claro, con “respeto” a los que piensen diferente y consideren que las monarquías y las dictaduras son mucho mejores, sin duda para beneficio de esas clases pudientes.
Los pueblos, las naciones han luchado a costa de todo, inclusive con el sacrificio de vidas humanas, que se cuentan por millares, para lograr ubicarse en regímenes democráticos; la conquista del voto también ha sido lucha de sufrimientos y sangre.
Los grupos vulnerables, como son los discapacitados, los indígenas, los que profesan religión diferente a la oficial implantada, los homosexuales y en algunas naciones las mujeres y los pobres luchan denodadamente por tener el derecho inobjetable de votar y ser votado, para que el grupo de los nulos de la nulidad ahora hayan lanzado esta campaña de la "votofobia".
Como lo decíamos al principio bien a bien no sabemos cuál será el resultado de la desaforada campañita del voto nulo, pero las de este corte tiene un solo beneficiario común: el establishment, saque respetado lector y radioescucha sus propias conclusiones. Desde luego que los nulos de la nulidad consideran que ellos serán los primeros favorecidos.
*** IMPORTANTE *** Revoluciones es un proyecto de información alternativa sin fines de lucro, para mantenernos en línea requerimos de tu apoyo. Puedes ayudarnos haciendo un deposito bancario, por mínimo que sea, hazlo en el banco HSBC, al número de cuenta 6271254999 a nombre de Samuel R. García o en transferencia electrónica abonando al número Clabe: 021180062712549990. Gracias.
Bien a bien no se sabe qué repercusión tendrá la desaforada campaña, presente en los medios, lanzada e intensificada por los nulos de la nulidad consistente en convencer a la ciudadanía de que anule su voto como una muestra de repudio a todos los partidos políticos.
Ya de por sí son graves para la aún muy bisoña democracia mexicana las revelaciones de las encuestas que nos hacen saber que en las llamadas elecciones de mitad de sexenio el abstencionismo será el gran triunfador, para que ahora los nulos de la nulidad nos salgan con la jerigonza de anular nuestro voto ciudadano.
Nos habíamos negado a entrar en la polémica ya que nos parecía estéril una discusión de tal especie; sin embargo el tema obliga porque día a día ha alcanzado repercusiones mayúsculas, no en cuanto a convencimiento pero sí en cuanto a una posición política que desde luego tiene un beneficio propio.
Los nulos de la nulidad los dividimos en dos grandes grupos no por su importancia, sino porque se podría pensar en algunas subdivisiones. Los primeros son los suspirantes del pasado, los que se la pasaron en aplausos y alabanzas, desde luego interesadas y que saben acomodarse al poder en turno.
El siguiente grupo se compone de los favorecedores del poder actual, los que consideran que lo mejor que le conviene, no a México, sino a ellos, es contar con un gobierno encuadrado en la derecha y favorecedor del libre mercado y del caduco neoliberalismo, a pesar de los daños causados. Desde luego los ricos no pierden sus canonjías.
La democracia, como se ha dicho, no es por supuesto el mejor sistema político que ha parido la humanidad, pero de los inventados a través de la historia, hasta ahora es el menos malo, claro, con “respeto” a los que piensen diferente y consideren que las monarquías y las dictaduras son mucho mejores, sin duda para beneficio de esas clases pudientes.
Los pueblos, las naciones han luchado a costa de todo, inclusive con el sacrificio de vidas humanas, que se cuentan por millares, para lograr ubicarse en regímenes democráticos; la conquista del voto también ha sido lucha de sufrimientos y sangre.
Los grupos vulnerables, como son los discapacitados, los indígenas, los que profesan religión diferente a la oficial implantada, los homosexuales y en algunas naciones las mujeres y los pobres luchan denodadamente por tener el derecho inobjetable de votar y ser votado, para que el grupo de los nulos de la nulidad ahora hayan lanzado esta campaña de la "votofobia".
Como lo decíamos al principio bien a bien no sabemos cuál será el resultado de la desaforada campañita del voto nulo, pero las de este corte tiene un solo beneficiario común: el establishment, saque respetado lector y radioescucha sus propias conclusiones. Desde luego que los nulos de la nulidad consideran que ellos serán los primeros favorecidos.
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