Álvaro Cepeda Neri / Conjeturas
Los periodistas Arturo Cano y Alberto Aguirre bautizaron a la “maestra” Elba Esther Gordillo: Doña Perpetua, en el libro del mismo nombre, donde se describe, con los “pelos de la burra en la mano”, el poder y la opulencia de la dueña del SNTE, de varias mansiones en Miami y que va con los chamanes africanos para darse baños de sangre de búfalo.
Y no pierde oportunidad de exhibirse en plan retador ante sus súbditos los caciques del magisterio que le cuidan el rebaño, asistiendo a todos los actos donde se ventilan asuntos magisteriales. No aparece en los mítines del partido Nueva Alianza, que maneja tras bambalinas y su títere es Jorge Kahwagi Jr.
Ella es el poder tras el trono de la SEP y tiene como subsecretario y espía a su yerno. Además, desde el foxismo le conceden nombrar a un testaferro en la Lotería Nacional, donde disponen del botín y en cuanto son pillados, simplemente los sustituye con otro ladrón, con el consentimiento de Fox y Calderón.
Controla a varios desgobernadores, con los que intercambia apoyos, al ponerles bajo sus órdenes al sindicato de profesores. Y anda muy activa con la campaña de su partido, para posicionarse en el Congreso General y los estados, con miras a disputar la Presidencia de la República con su precandidato Robinson-Bours, ambos traidores del PRI.
Pues bien. Con motivo de haber eliminado de la SEP a su enemiga, la Vázquez Mota y el nombramiento de Lujambio, se fue al acto y en su intervención, aparte de seguir vendiendo caro su apoyo al PAN y al inquilino de Los Pinos, se mordió la lengua al mencionar que ella y su SNTE luchan contra la corrupción, en cuya materia se posgraduó durante el salinismo.
Al regreso a clases tras las exageraciones sobre la influenza y la tardía recomendación preventiva de medidas sanitarias, volvió a soltar su perorata contra la corrupción, el cinismo y la falta de patriotismo.
Es la misma obra con un solo acto: “el burro (aunque en este caso es la burra) hablando de orejas”. A su estilo golpista que al fin y al cabo tiene un ejército (maestros, panalistas, guaruras, hummers y dinero) le echó en cara a Calderón que lo apoya a condición de que los panistas no se metan con ella y sus intereses (tiene un periódico a su servicio: Crónica, cuyo director Pablo Hiriart hace tiempo renunció y acaba de publicar La Razón).
Muy gordita, con su rostro restirado y 20 años en el corporativismo sindical, forzando la voz para parecer emocionada y a la vez enojada, insistió en que debe combatirse la corrupción. La mujer sangraba al haberse mordido la lengua y sus orejas, tan largas como las de Salinas, sobresalían.
Con su cinismo, corrupción y anticualidades que aprendió de Jongitud, al que traicionó, muestra síntomas de cansancio físico. Empieza a ser un fantasma. Es la misma a la que en su visita al África le untaron los testículos de un león, la bañaron con esa sangre y la envolvieron en la piel del animal sacrificado (José Gil Olmos: Los brujos del poder. El ocultismo en la política mexicana, editorial Debolsillo).
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Los periodistas Arturo Cano y Alberto Aguirre bautizaron a la “maestra” Elba Esther Gordillo: Doña Perpetua, en el libro del mismo nombre, donde se describe, con los “pelos de la burra en la mano”, el poder y la opulencia de la dueña del SNTE, de varias mansiones en Miami y que va con los chamanes africanos para darse baños de sangre de búfalo.
Y no pierde oportunidad de exhibirse en plan retador ante sus súbditos los caciques del magisterio que le cuidan el rebaño, asistiendo a todos los actos donde se ventilan asuntos magisteriales. No aparece en los mítines del partido Nueva Alianza, que maneja tras bambalinas y su títere es Jorge Kahwagi Jr.
Ella es el poder tras el trono de la SEP y tiene como subsecretario y espía a su yerno. Además, desde el foxismo le conceden nombrar a un testaferro en la Lotería Nacional, donde disponen del botín y en cuanto son pillados, simplemente los sustituye con otro ladrón, con el consentimiento de Fox y Calderón.
Controla a varios desgobernadores, con los que intercambia apoyos, al ponerles bajo sus órdenes al sindicato de profesores. Y anda muy activa con la campaña de su partido, para posicionarse en el Congreso General y los estados, con miras a disputar la Presidencia de la República con su precandidato Robinson-Bours, ambos traidores del PRI.
Pues bien. Con motivo de haber eliminado de la SEP a su enemiga, la Vázquez Mota y el nombramiento de Lujambio, se fue al acto y en su intervención, aparte de seguir vendiendo caro su apoyo al PAN y al inquilino de Los Pinos, se mordió la lengua al mencionar que ella y su SNTE luchan contra la corrupción, en cuya materia se posgraduó durante el salinismo.
Al regreso a clases tras las exageraciones sobre la influenza y la tardía recomendación preventiva de medidas sanitarias, volvió a soltar su perorata contra la corrupción, el cinismo y la falta de patriotismo.
Es la misma obra con un solo acto: “el burro (aunque en este caso es la burra) hablando de orejas”. A su estilo golpista que al fin y al cabo tiene un ejército (maestros, panalistas, guaruras, hummers y dinero) le echó en cara a Calderón que lo apoya a condición de que los panistas no se metan con ella y sus intereses (tiene un periódico a su servicio: Crónica, cuyo director Pablo Hiriart hace tiempo renunció y acaba de publicar La Razón).
Muy gordita, con su rostro restirado y 20 años en el corporativismo sindical, forzando la voz para parecer emocionada y a la vez enojada, insistió en que debe combatirse la corrupción. La mujer sangraba al haberse mordido la lengua y sus orejas, tan largas como las de Salinas, sobresalían.
Con su cinismo, corrupción y anticualidades que aprendió de Jongitud, al que traicionó, muestra síntomas de cansancio físico. Empieza a ser un fantasma. Es la misma a la que en su visita al África le untaron los testículos de un león, la bañaron con esa sangre y la envolvieron en la piel del animal sacrificado (José Gil Olmos: Los brujos del poder. El ocultismo en la política mexicana, editorial Debolsillo).
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