Boletín UNAM-DGCS-351
Ciudad Universitaria
* Características físicas que hicieron que pueblos nómadas sobrevivieran, hoy generan males crónico-degenerativos, expuso Marta Alicia Menjívar, de la FQ de la UNAM
* Se han detectado polimorfismos asociados a padecimientos metabólicos presentes en muchos pueblos originarios
* Actualmente se conforman bases de datos que permitirán estudiar la diabetes y su relación con genes autóctonos
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Las mismas características genéticas que ayudaron a los pueblos originarios a sobrevivir, hoy favorecen el desarrollo de la obesidad y padecimientos crónico-degenerativos como la diabetes, explicó la coordinadora de la Especialización en Bioquímica Clínica de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, Marta Alicia Menjívar Iraheta. “Lo que antes permitió a comunidades nómadas soportar las adversidades, ahora engorda”.
Los mexicanos heredaron de sus antepasados la susceptibilidad diabética, porque el 70 por ciento de sus genes son indígenas, 25 por ciento, caucásicos, y cinco por ciento, africanos. En otras palabras, los mestizos poseen condiciones idóneas para desarrollar este mal.
Esta situación se agrava porque se han detectado polimorfismos (un cambio en la base del ADN que modifica aminoácidos y la estructura de proteínas específicas) asociados a esta enfermedad metabólica, con frecuencias de hasta 30 por ciento de estos alelos de un gen en los pueblos indígenas. “Parece que las comunidades originarias son más propensas al padecimiento”.
La diabetes es una enfermedad antigua. Los primeros registros datan del año 1500 a.C.; sin embargo, en la actualidad se ha disparado el número de casos por factores como la alimentación, el estrés y el sedentarismo. Hace miles de años, los genes permitían que las tribus nómadas almacenaran grasa para emprender largas caminatas. “Esa adaptación era muy útil en ese momento, pero ya no”, dijo la también especialista del Departamento de Biología de la FQ.
A través del proyecto Estudio de Marcadores Genéticos de Riesgo para Desarrollar Diabetes Tipo 2 en Población Indígena Mexicana, financiado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se analizan varios genes para establecer un Fondo Diabetogénico a nivel nacional.
Se sabe que existe una variante mexicana con características propias, evidenciada por síntomas muy particulares, como la nefropatía diabética. No se presentan de manera igual las complicaciones de este padecimiento en Francia que en Estados Unidos o México.
Hasta el momento se han recolectado 700 muestras en distintas comunidades indígenas (se espera llegar a mil a finales de año) que servirán no sólo para evaluar la diabetes, sino cualquier padecimiento hereditario, porque para esta tarea es necesario remontarse a los orígenes, en este caso las comunidades indígenas, para identificar dónde se modificaron los genes.
En la evaluación de los polimorfismos se evalúan los genes encargados de la secreción de insulina y los que participan en el desarrollo fetal, particularmente en la formación del páncreas e hígado. Con estos indicadores es posible darse una idea de cómo se encuentra la población mexicana y qué diferencias hay entre mestizos, caucásicos y demás poblaciones, argumentó.
Menjívar Iraheta comentó que al mismo tiempo que brindan atención a ciertas comunidades autóctonas, el proyecto también permite resguardar material genético indígena. “Esperamos abarcar, por lo menos, la mitad de los 65 grupos registrados en el país”.
El conocimiento de los polimorfismos sirve para saber cómo tratar al paciente; “estamos cerca de entender qué medicamento es el indicado para determinado individuo y por qué”. Esto ayudará, a largo plazo, a pronosticar la diabetes y sus complicaciones, y permitirá desarrollar una guía para establecer métodos, diagnósticos y manejos terapéuticos.
“A futuro, esto facilitará crear un diabetochip mexicano, que en una sola laminilla podría incluir 100, 200 ó 500 polimorfismos que determinarán la probabilidad de desarrollar el mal y sus manifestaciones en cada persona. Estamos sentando las bases para ello”.
La investigadora resaltó que la UNAM, a través de estos proyectos, está formando recursos humanos especializados en estas áreas médicas, porque no sólo acerca al especialista a las poblaciones, sino que ayuda a entender las necesidades propias de cada una.
La especialista de la FQ adelantó que actualmente se elabora una formulación especial para diabéticos que ha demostrado aportar múltiples beneficios. Es un preparado que se puede combinar con leche o jugo y que será accesible a la población en general. “Con el ‘aditivo’ buscamos aplicar todos los resultados obtenido a través de este programa”.
Ciudad Universitaria
* Características físicas que hicieron que pueblos nómadas sobrevivieran, hoy generan males crónico-degenerativos, expuso Marta Alicia Menjívar, de la FQ de la UNAM
* Se han detectado polimorfismos asociados a padecimientos metabólicos presentes en muchos pueblos originarios
* Actualmente se conforman bases de datos que permitirán estudiar la diabetes y su relación con genes autóctonos
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Las mismas características genéticas que ayudaron a los pueblos originarios a sobrevivir, hoy favorecen el desarrollo de la obesidad y padecimientos crónico-degenerativos como la diabetes, explicó la coordinadora de la Especialización en Bioquímica Clínica de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, Marta Alicia Menjívar Iraheta. “Lo que antes permitió a comunidades nómadas soportar las adversidades, ahora engorda”.
Los mexicanos heredaron de sus antepasados la susceptibilidad diabética, porque el 70 por ciento de sus genes son indígenas, 25 por ciento, caucásicos, y cinco por ciento, africanos. En otras palabras, los mestizos poseen condiciones idóneas para desarrollar este mal.
Esta situación se agrava porque se han detectado polimorfismos (un cambio en la base del ADN que modifica aminoácidos y la estructura de proteínas específicas) asociados a esta enfermedad metabólica, con frecuencias de hasta 30 por ciento de estos alelos de un gen en los pueblos indígenas. “Parece que las comunidades originarias son más propensas al padecimiento”.
La diabetes es una enfermedad antigua. Los primeros registros datan del año 1500 a.C.; sin embargo, en la actualidad se ha disparado el número de casos por factores como la alimentación, el estrés y el sedentarismo. Hace miles de años, los genes permitían que las tribus nómadas almacenaran grasa para emprender largas caminatas. “Esa adaptación era muy útil en ese momento, pero ya no”, dijo la también especialista del Departamento de Biología de la FQ.
A través del proyecto Estudio de Marcadores Genéticos de Riesgo para Desarrollar Diabetes Tipo 2 en Población Indígena Mexicana, financiado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se analizan varios genes para establecer un Fondo Diabetogénico a nivel nacional.
Se sabe que existe una variante mexicana con características propias, evidenciada por síntomas muy particulares, como la nefropatía diabética. No se presentan de manera igual las complicaciones de este padecimiento en Francia que en Estados Unidos o México.
Hasta el momento se han recolectado 700 muestras en distintas comunidades indígenas (se espera llegar a mil a finales de año) que servirán no sólo para evaluar la diabetes, sino cualquier padecimiento hereditario, porque para esta tarea es necesario remontarse a los orígenes, en este caso las comunidades indígenas, para identificar dónde se modificaron los genes.
En la evaluación de los polimorfismos se evalúan los genes encargados de la secreción de insulina y los que participan en el desarrollo fetal, particularmente en la formación del páncreas e hígado. Con estos indicadores es posible darse una idea de cómo se encuentra la población mexicana y qué diferencias hay entre mestizos, caucásicos y demás poblaciones, argumentó.
Menjívar Iraheta comentó que al mismo tiempo que brindan atención a ciertas comunidades autóctonas, el proyecto también permite resguardar material genético indígena. “Esperamos abarcar, por lo menos, la mitad de los 65 grupos registrados en el país”.
El conocimiento de los polimorfismos sirve para saber cómo tratar al paciente; “estamos cerca de entender qué medicamento es el indicado para determinado individuo y por qué”. Esto ayudará, a largo plazo, a pronosticar la diabetes y sus complicaciones, y permitirá desarrollar una guía para establecer métodos, diagnósticos y manejos terapéuticos.
“A futuro, esto facilitará crear un diabetochip mexicano, que en una sola laminilla podría incluir 100, 200 ó 500 polimorfismos que determinarán la probabilidad de desarrollar el mal y sus manifestaciones en cada persona. Estamos sentando las bases para ello”.
La investigadora resaltó que la UNAM, a través de estos proyectos, está formando recursos humanos especializados en estas áreas médicas, porque no sólo acerca al especialista a las poblaciones, sino que ayuda a entender las necesidades propias de cada una.
La especialista de la FQ adelantó que actualmente se elabora una formulación especial para diabéticos que ha demostrado aportar múltiples beneficios. Es un preparado que se puede combinar con leche o jugo y que será accesible a la población en general. “Con el ‘aditivo’ buscamos aplicar todos los resultados obtenido a través de este programa”.
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