General Motors, el mayor fabricante de automóviles en Estados Unidos, solicitó hace unas horas la protección del Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas en un tribunal federal de bancarrotas en Manhattan.
La compañía que dominó durante décadas la industria automotriz global tuvo que declararse en quiebra, para obtener miles de millones de dólares adicionales de los contribuyentes estadounidenses, tras fallar en su intento de completar su reestructuración fuera de la corte, según información de agencias internacionales.
Este proceso al que se ha acogido la armadora de automóviles se trata de la tercera mayor bancarrota industrial de la historia de los Estados Unidos por detrás del banco Lehman Brothers y la empresa de telecomunicaciones WorldCom.
General Motors contaba con un lapso de dos meses, que vence hoy, para probar que era viable; sin embargo, la crisis financiera agravó sus dificultades a tal punto que el acogerse a la bancarrota se impuso como la única salida posible.
Al acogerse al Capitulo 11, el fabricante de automóviles planea desprenderse de casi toda su deuda, reducir a la mitad sus marcas en EEUU, cerrar 3.000 concesionarios y renegociar contratos laborales prácticamente de la noche a la mañana.
De tener éxito en su plan, dentro de unos meses, saldría de la bancarrota una GM con finanzas más sanas y operaciones más eficientes de la compañía que ha registrado cuantiosas pérdidas desde 2005.
"Hoy será un día histórico para la empresa: el fin de la ex General Motors y el comienzo de una nueva", señaló la administración del gobierno del presidente Barack Obama en un comunicado.
El gobierno se fijó como objetivo sacar a la "nueva GM" del procedimiento judicial de quiebra en un plazo de entre 60 y 90 días, o sea el doble o el triple de lo que le demandó a su "pequeño" competidor Chrysler, que hoy podría salir este lunes del proceso de bancarrota que solicitó el 30 de abril pasado.
Una vez concluido el proceso, será creada una nueva firma para retomar los activos más rentables de la compañía fundada en 1908 en Flint, Michigan (El Semanario Agencia, ESA)
La compañía que dominó durante décadas la industria automotriz global tuvo que declararse en quiebra, para obtener miles de millones de dólares adicionales de los contribuyentes estadounidenses, tras fallar en su intento de completar su reestructuración fuera de la corte, según información de agencias internacionales.
Este proceso al que se ha acogido la armadora de automóviles se trata de la tercera mayor bancarrota industrial de la historia de los Estados Unidos por detrás del banco Lehman Brothers y la empresa de telecomunicaciones WorldCom.
General Motors contaba con un lapso de dos meses, que vence hoy, para probar que era viable; sin embargo, la crisis financiera agravó sus dificultades a tal punto que el acogerse a la bancarrota se impuso como la única salida posible.
Al acogerse al Capitulo 11, el fabricante de automóviles planea desprenderse de casi toda su deuda, reducir a la mitad sus marcas en EEUU, cerrar 3.000 concesionarios y renegociar contratos laborales prácticamente de la noche a la mañana.
De tener éxito en su plan, dentro de unos meses, saldría de la bancarrota una GM con finanzas más sanas y operaciones más eficientes de la compañía que ha registrado cuantiosas pérdidas desde 2005.
"Hoy será un día histórico para la empresa: el fin de la ex General Motors y el comienzo de una nueva", señaló la administración del gobierno del presidente Barack Obama en un comunicado.
El gobierno se fijó como objetivo sacar a la "nueva GM" del procedimiento judicial de quiebra en un plazo de entre 60 y 90 días, o sea el doble o el triple de lo que le demandó a su "pequeño" competidor Chrysler, que hoy podría salir este lunes del proceso de bancarrota que solicitó el 30 de abril pasado.
Una vez concluido el proceso, será creada una nueva firma para retomar los activos más rentables de la compañía fundada en 1908 en Flint, Michigan (El Semanario Agencia, ESA)
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