Claudia Rodríguez
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reportó que la tasa de desempleo en México se ubicó en 5.25% para el mes de abril de este año, la que fue mayor a la del 2008 que se situó en 3.61%. En tanto que para el mes de mayo, las empresas dieron de baja ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a 75,297 trabajadores. Estas cifras arrojan en números fríos y dramáticos, que alrededor de 2.5 millones de mexicanos registrados en la Población Económica Activa (PEA) se encuentran desocupados. Y del desempleo a la desesperación, no existe un gran trecho.
El que en México existan registrados casi dos millones y medio de personas desempleadas y quizá otras tantas más, en la misma condición sin ser parte de los registros oficiales, seguramente pesará en las próximas elecciones federales del domingo 5 de julio. ¿Ya se habrán preguntado los partidos políticos cómo votará el tremendo desempleo presente en nuestro país?
De acuerdo a resultados de encuestas recientes de toda índole y manufactura, la inseguridad es lo que más preocupa a los mexicanos, y seguramente, esta sensación ciudadana, también tendrá un peso específico en el sentido del sufragio individual, pero la falta de oportunidades laborales a las que se enfrentan quienes ya estuvieron empleados y quienes buscan un primer trabajo remunerado, por supuesto que incidirá en los resultados de la próxima jornada electoral.
Para apuntalar el señalamiento de la creciente desocupación en nuestro país, basta recorrer las calles de cualquier ciudad de la República Mexicana y percatarse de cómo el empleo informal ha ido creciendo e incluso hasta innovando. Y si se quiere otra muestra de cómo la administración federal ha golpeado fuertemente a los bolsillos de los jefes de familia de todos los niveles socieconómicos, baste recordar cuántos de nuestros familiares y amigos han tenido que recortar sus gastos, incluso en rubros considerados básicos. Vale también, hacer el ejercicio personal sobre la afectación que a sufrido nuestro propio presupuesto y podríamos recortar en el futuro, a falta de liquidez económica.
No tengo la menor duda, de que el impulso de la campaña para anular el voto por parte de muchos politólogos y analistas, tiene un verdadero sentido de impulsar un cambio en el sistema electoral de nuestro país, pero por otro lado, también ha sido acuñada por quienes tienen otros intereses en no revelar sus promesas incumplidas y sus actos de impunidad en contra del pueblo de México.
¿O no es mejor discutir sobre el voto nulo en lugar de poner sobre la mesa temas de promesas incumplidas como la seguridad y el empleo cada vez más lejanas en la sociedad mexicana.
No sólo la esperanza vota, también el desempleo.
Acta Divina… En el 2006 y en campaña, el candidato panista a la Presidencia de México, Felipe Calderón, centró su campaña en ofrecer ser “el presidente del empleo” y “para que vivas mejor”.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reportó que la tasa de desempleo en México se ubicó en 5.25% para el mes de abril de este año, la que fue mayor a la del 2008 que se situó en 3.61%. En tanto que para el mes de mayo, las empresas dieron de baja ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a 75,297 trabajadores. Estas cifras arrojan en números fríos y dramáticos, que alrededor de 2.5 millones de mexicanos registrados en la Población Económica Activa (PEA) se encuentran desocupados. Y del desempleo a la desesperación, no existe un gran trecho.
El que en México existan registrados casi dos millones y medio de personas desempleadas y quizá otras tantas más, en la misma condición sin ser parte de los registros oficiales, seguramente pesará en las próximas elecciones federales del domingo 5 de julio. ¿Ya se habrán preguntado los partidos políticos cómo votará el tremendo desempleo presente en nuestro país?
De acuerdo a resultados de encuestas recientes de toda índole y manufactura, la inseguridad es lo que más preocupa a los mexicanos, y seguramente, esta sensación ciudadana, también tendrá un peso específico en el sentido del sufragio individual, pero la falta de oportunidades laborales a las que se enfrentan quienes ya estuvieron empleados y quienes buscan un primer trabajo remunerado, por supuesto que incidirá en los resultados de la próxima jornada electoral.
Para apuntalar el señalamiento de la creciente desocupación en nuestro país, basta recorrer las calles de cualquier ciudad de la República Mexicana y percatarse de cómo el empleo informal ha ido creciendo e incluso hasta innovando. Y si se quiere otra muestra de cómo la administración federal ha golpeado fuertemente a los bolsillos de los jefes de familia de todos los niveles socieconómicos, baste recordar cuántos de nuestros familiares y amigos han tenido que recortar sus gastos, incluso en rubros considerados básicos. Vale también, hacer el ejercicio personal sobre la afectación que a sufrido nuestro propio presupuesto y podríamos recortar en el futuro, a falta de liquidez económica.
No tengo la menor duda, de que el impulso de la campaña para anular el voto por parte de muchos politólogos y analistas, tiene un verdadero sentido de impulsar un cambio en el sistema electoral de nuestro país, pero por otro lado, también ha sido acuñada por quienes tienen otros intereses en no revelar sus promesas incumplidas y sus actos de impunidad en contra del pueblo de México.
¿O no es mejor discutir sobre el voto nulo en lugar de poner sobre la mesa temas de promesas incumplidas como la seguridad y el empleo cada vez más lejanas en la sociedad mexicana.
No sólo la esperanza vota, también el desempleo.
Acta Divina… En el 2006 y en campaña, el candidato panista a la Presidencia de México, Felipe Calderón, centró su campaña en ofrecer ser “el presidente del empleo” y “para que vivas mejor”.
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