Dos reuniones hacia un cambio

Antonio Gershenson

En la ciudad rusa de Yekaterinburg, cerca de los Montes Urales que marcan la división entre Europa y Asia, pero también a unos 300 kilómetros de Kazajstán, se llevaron a cabo dos reuniones que me parecen importantes. Una, de la Organización de Shanghai para la Cooperación (OSC). Sus miembros con plenos derechos son Rusia, China y cuatro países, contiguos, de Asia central: Kazajstán, Kirguizia, Tadzhikistán y Uzbekistán. Todos los países estuvieron representados por sus jefes de Estado (presidentes o equivalentes).

Hay también otros países que están como observadores: Irán, Pakistán y Afganistán. Los dos primeros solicitaron su membresía con plenos derechos, y eso está en discusión. Y hay otros estados asistentes que son "compañeros de diálogo". Los miembros formales acordaron una declaración, de la cual vamos a comentar unas partes.

Hubo también una reunión de jefes de Estado o de gobierno del grupo conocido como BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Más adelante comentaré algunos puntos interesentes, pero quiero adelantar un comentario que se hizo en la reunión: si se suman India y China, tienen un PIB superior al de Estados Unidos. Si se suman los cuatro miembros del BRIC, tienen un PIB superior al de toda la Unión Europea. A este comentario se agregaron datos: los países del BRIC suman 40 por ciento de la población del mundo, y 25 por ciento de su superficie terrestre.

Fue una forma, tal vez, de decir que los países del llamado primer mundo ya no los podrían ver de arriba para abajo. Y esta idea se confirma con algunas afirmaciones de la Declaración de la OSC: "cooperación entre iguales", el sistema financiero internacional debe estar bien controlado y "entre iguales", la paz internacional sólo se puede mantener en condiciones de "seguridad igual para todos los estados", "la seguridad de algunos estados no se debe lograr en detrimento de la seguridad de otros" y que la solución a los problemas entre los estados debe ser sobre la base de “los principios de igualdad, respeto mutuo y no intervención en los asuntos internos de estados soberanos”.

Esto último nos ha de sonar familiar; durante décadas fue un principio de la política exterior mexicana. Este reclamo de igualdad seguramente estará presente, entre otras, en las reuniones del Grupo de los 20, que incluirá obviamente a los llamados países del primer mundo.

Otras partes de la Declaración de la OSC: "Los intentos de lograr ventajas unilaterales en el campo de la defensa son contraproducentes porque minan el equilibrio estratégico y la estabilidad en el mundo". Y en una parte relacionada con una concepción del desarrollo señalan la necesidad de "acelerar la implementación de proyectos mayores encaminados a asegurar la capacidad de transporte y comunicación de la región y su acceso a los mercados mundiales, desarrollo de la infraestructura social... construcción de nuevas fábricas y la introducción de tecnologías innovadoras y ahorradoras de energía, incluyendo fuentes renovables de energía".

“La implementación de estos proyectos, con el establecimiento de corredores internacionales de transporte, modernización de ferrocarriles y carreteras, creará el fortalecimiento del potencial de la región como un puente transcontinental y dará un nuevo impulso al desarrollo de lazos económicos entre Europa y Asia”.

Esta última parte implica avanzar en un conjunto de proyectos y obras que ya está en marcha, con los mismos países. Se le ha llamado “la nueva ruta de la seda”, porque cumpliría, mejor que su antecesora, la función de comunicación este-oeste. La ruta de la seda cumplió un papel importante durante su existencia, desde el siglo II a.C. A partir del siglo XVI, prevaleció el comercio marítimo y esa ruta fue quedando sin uso. Hubo ciudades abandonadas. Y ahora se trata de tener esa nueva ruta. Carreteras modernas que deberán llegar a Rusia y a China y conectarse con las redes existentes en esos países. Se está construyendo el Ferrocarril Transasiático, paralelo al Transiberiano pero mucho más al sur, y mucho más moderno. China puso a disposición 10 mil millones de dólares, también para ayudar a los países asociados a superar la crisis. Se acordó, asimismo, dar pasos hacia una moneda común.

En cuanto a la reunión del BRIC, vamos ahora con los aspectos más importantes. En vista de que el dólar de Estados Unidos "no cumple sus funciones" como moneda de cambio internacional, se van a requerir "nuevas monedas de reserva, en un proceso largo pero inevitable". No se debe tener "una parte de nuestras reservas sólo en bonos del Tesoro estdunidense y europeos, sino también por ejemplo en instrumentos financieros emitidos por nuestros socios del BRIC". Este tipo de intercambio ya se ha hecho entre varios países. Los acuerdos existentes consisten en que cada país tiene en el otro una cuenta con la moneda de ese otro. Por ejemplo, China tiene cuenta en Argentina, en pesos de este país, y este país tiene en China una cuenta en yuanes. Así no necesitan usar el dólar para pagarse lo que se compran. China tiene también este tipo de convenios con Malasia, Belarus (Bielorrusia), Corea del Sur, Hong Kong e Indonesia. Y Argentina lo tiene también con Brasil. El OSC también insistió en esta medida.

También insistió el BRIC en la reforma de la ONU para dar más peso a India y Brasil. Los otros dos miembros de este organismo ya son miembros permanentes el Consejo de Seguridad.

Creo que estos hechos, que tuvieron su punto culminante el 16 de junio, no sólo son interesantes sino que indican un camino para el desarrollo de los problemas financieros y la situación internacionales.

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