Diputado Yunes Landa fiel hasta la ignominia

Pulso crítico / J. Enrique Olivera Arce

Con Fidel Herrera Beltrán, hasta la ignominia. Podría sacarse en conclusión de lo expresado el pasado viernes 19 de los corrientes por el coordinador de los diputados del PRI en el Congreso local, Héctor Yunes Landa, quien advirtiera que "quien habla mal del Gobernador Fidel Herrera, quien lo cuestiona, lo señala o lo denosta, tiene automáticamente el repudio de los veracruzanos”.

Es sano conocer a tiempo a aquellos que aspiran a gobernarnos. Cuando Yunes landa, que es uno de estos, afirma que “quien agrede a Fidel, “escupe para arriba”, se retrata de cuerpo entero ante la ciudadanía como simple lambiscón. A más de identificarse como un enemigo más de la libertad de pensamiento y de expresión, atribuye de manera por demás temeraria su particular punto de vista al sentir y el pensar de todos los veracruzanos.

Para quien aspira a la gubernatura de Veracruz, no es válido cuestionar o señalar a quien en su carácter de mandatario se debe a sus mandantes, so pena de de ganarse en automático el repudio de todos. ¿Cuáles todos? ¿Los diputados del PRI que dicen representar la voluntad popular? ¿Los incondicionales que le deben obediencia a quien dicen es el que manda en Veracruz? O una ciudadanía plural que, independientemente de la filiación política de cada quien, está en su derecho de exigir eficiencia, eficacia y transparencia a aquellos que en su nombre y representación ejercen un cargo de elección popular; así como también está en pleno derecho de calificar, cuestionar, señalar, criticar e incluso de juzgar y condenar a los mandatarios que, a su juicio, no respondan al mandato ciudadano, sin que ello implique “escupir para arriba” o ser enemigo de la fe.

Por cuanto al hecho de denostar, injuriar, o bien calumniar al gobernador en turno, a sus colaboradores, o a cualquier hijo de vecino, ello no da lugar al repudio generalizado sino simplemente a la sanción que de conformidad con la legislación vigente, de ser ello procedente aplique en su caso el juez que corresponda. Así que mi estimado diputado, se pasa. Ignorando, por cierto, que sea cual fuere el gobernante en turno, este siempre será objeto de maledicencias y chascarrillos en las tertulias públicas o privadas, los mexicanos lo llevamos en nuestra naturaleza. Así que para que tanta alharaca y aspaviento, que no sea para tratar de agradar a quien hoy está a cargo del poder ejecutivo estatal. Lo cual habla muy mal de quien lejos de ejercer el mandato de representante de la voluntad popular, servilmente hace el papel de sumiso cortesano del titular del ejecutivo.

Sólo se descalifica, mi estimado. Su perfil expuesto, que por cierto raya en algo cercano al autoritarismo fascista, no se corresponde con lo democráticamente deseable, eso sí, por todos los veracruzanos.

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