Álvaro Cepeda Neri / Conjeturas
El protagonismo de Jorge Castañeda Gutman, efímero secretario de Relaciones Exteriores foxista y navegando siempre con bandera de intelectual (sus libros pasaron de noche y se venden por kilo), busca la manera de satisfacer su vanidad de estar en el primer plano, aunque ya hace rato que no pasa del segundo, aparece en los noticiarios de radio (Televisa no lo quiere y prefiere a Enrique Krauze de consejero de su administración). Y lo presentan como analista político.
Con su autosuficiencia habla de todo, como si fuera mentolato o penicilina que sirven como el “maistro” sabelotodo. Desde el sexenio de Miguel de la Madrid, Castañeda estuvo acercándose al poder presidencial para figurar y nadie le hizo caso hasta que Fox, igual a él de merolico, lo hizo su empleado.
El Güero, le dicen sus allegados, acaba por enésima vez de presentarse en un noticiero, ansioso de que le preguntaran sobre las revelaciones, a toro pasado, del bribón de Carlos Ahumada quien ahora nos sale que, como blanca palomita, casi fue un aliado inocente de la pandilla encabezada por Salinas y Fox, cuando con otros cómplices (Rosario Robles, entonces su amante, entre otros más) le echaron montón a López Obrador.
Y contrataron a Antonio Solá, el fascista de la propaganda del español Áznar, quien puso en circulación la frase de que AMLO “era un peligro para México”. En aquel año se unieron los empresarios de la ultraderecha con los derechistas del PAN y todos los que entraron en pánico porque el tabasqueño, con su popularidad y su populismo, se enfilaba a la Presidencia de la República.
Entre los de esa pandilla estaba Castañeda y estando supuestamente de gira por su candidatura independiente, declaró por el norte del país (y si mal no recuerdo en Ciudad Juárez) que había que parar a López Obrador por cualquier medio, ya que estaba convencido de que el perredista era, ciertamente, un “peligro”.
Propuso e invitó a los adversarios y enemigos de AMLO a combatirlo al precio que fuera. Al darse cuenta que se había ido, como siempre, de la lengua trató de enmendar su nazifascismo y empezó, desde entonces, a repetir como perico, que debía detenerse al tabasqueño por “medios legales”.
Este 7 de este mayo, para comentar lo escrito por Ahumada, recordó que él también consideraba a López Obrador “un peligro para México”, enseñando los dientes del nazi que lleva dentro, y sostuvo su versión corregida, de que había que combatirlo “por medios legales”, cuando su dicho de entonces fue que debía pararse a López Obrador “por cualquier medio”.
Ahora El Güero se da baños de legalidad, cuando entonces se comportó como un fascista dispuesto a todo para detener la carrera del perredista hacia la Presidencia de la República y que en las urnas logró 14 millones y pico de votos que, si no hubiera sido por el fraude del IFE, Fox, la Suprema Corte, el Trife, Televisa y los millonarios empresarios, hubiera obtenido el cargo que ahora mal desempeña Calderón, sin que sepamos cómo lo hubiera hecho el tabasqueño.
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El protagonismo de Jorge Castañeda Gutman, efímero secretario de Relaciones Exteriores foxista y navegando siempre con bandera de intelectual (sus libros pasaron de noche y se venden por kilo), busca la manera de satisfacer su vanidad de estar en el primer plano, aunque ya hace rato que no pasa del segundo, aparece en los noticiarios de radio (Televisa no lo quiere y prefiere a Enrique Krauze de consejero de su administración). Y lo presentan como analista político.
Con su autosuficiencia habla de todo, como si fuera mentolato o penicilina que sirven como el “maistro” sabelotodo. Desde el sexenio de Miguel de la Madrid, Castañeda estuvo acercándose al poder presidencial para figurar y nadie le hizo caso hasta que Fox, igual a él de merolico, lo hizo su empleado.
El Güero, le dicen sus allegados, acaba por enésima vez de presentarse en un noticiero, ansioso de que le preguntaran sobre las revelaciones, a toro pasado, del bribón de Carlos Ahumada quien ahora nos sale que, como blanca palomita, casi fue un aliado inocente de la pandilla encabezada por Salinas y Fox, cuando con otros cómplices (Rosario Robles, entonces su amante, entre otros más) le echaron montón a López Obrador.
Y contrataron a Antonio Solá, el fascista de la propaganda del español Áznar, quien puso en circulación la frase de que AMLO “era un peligro para México”. En aquel año se unieron los empresarios de la ultraderecha con los derechistas del PAN y todos los que entraron en pánico porque el tabasqueño, con su popularidad y su populismo, se enfilaba a la Presidencia de la República.
Entre los de esa pandilla estaba Castañeda y estando supuestamente de gira por su candidatura independiente, declaró por el norte del país (y si mal no recuerdo en Ciudad Juárez) que había que parar a López Obrador por cualquier medio, ya que estaba convencido de que el perredista era, ciertamente, un “peligro”.
Propuso e invitó a los adversarios y enemigos de AMLO a combatirlo al precio que fuera. Al darse cuenta que se había ido, como siempre, de la lengua trató de enmendar su nazifascismo y empezó, desde entonces, a repetir como perico, que debía detenerse al tabasqueño por “medios legales”.
Este 7 de este mayo, para comentar lo escrito por Ahumada, recordó que él también consideraba a López Obrador “un peligro para México”, enseñando los dientes del nazi que lleva dentro, y sostuvo su versión corregida, de que había que combatirlo “por medios legales”, cuando su dicho de entonces fue que debía pararse a López Obrador “por cualquier medio”.
Ahora El Güero se da baños de legalidad, cuando entonces se comportó como un fascista dispuesto a todo para detener la carrera del perredista hacia la Presidencia de la República y que en las urnas logró 14 millones y pico de votos que, si no hubiera sido por el fraude del IFE, Fox, la Suprema Corte, el Trife, Televisa y los millonarios empresarios, hubiera obtenido el cargo que ahora mal desempeña Calderón, sin que sepamos cómo lo hubiera hecho el tabasqueño.
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