Conjeturas / Álvaro Cepeda Neri
El que Medina-Mora, todavía –¡todavía!–, procurador general del calderonismo (con minúsculas, porque ha degradado lo que debe ser el titular de la Procuraduría General de la República) absuelva de antemano al desgobernador de Sonora y su pandilla que se adjudicaron las 17 guarderías de la entidad subrogadas por el IMSS (institución con dos funcionarios: Molinar y Karam) y que no deben ir a la cárcel, nada raro tiene pues es socio de Bours.
De paso traiciona a Calderón, ya que no ignora los choques políticos entre éste y aquél, a quien Zedillo impuso como sucesor en el gobierno sonorense, como uno de los compromisos con Fox, para hacer a éste, español-estadounidense, el fracasado protagonista de la alternancia presidencial.
Pero no hay duda y cada vez más sabemos cómo y porqué tuvo lugar el infernal incendio de la guardería “ABC”, en Hermosillo, municipio-capital de Sonora, donde se carbonizaron casi 100 niños, entre uno y tres años de edad, de los cuales, al redactar esta columna, van 47 homicidios y sobreviven al borde de la muerte una treintena.
Madres solteras y parejas de madre-padre, viven el mayor y peor de los calvarios: unos enterrando a sus bebés y otros en los hospitales a punto, también, de morir por el dolor de sus hijos con el 85 por ciento de sus cuerpos quemados.
Bours y sus funcionarios implicados simulaban rentar a las esposas de estos y a terceros de la misma pandilla, una nave de maquiladora, dividida en tres partes. Una, ocupada por la guardería y dos terrenos aledaños, ocupados con desperdicios y almacenes de la Tesorería y Hacienda, pero en la realidad, la renta completa de todo el inmueble era pagada por el gobierno del Estado.
En estas dependencias estatales, se dice, había tanques de gasolina para clandestinamente surtir del combustible a los transportes de la candidatura de su favorito y apoyado por la triple alianza: PRI-Panal-Verde. Lo que haya originado el incendio (algunos aseguran que hubo una previa explosión) que mucho importa, devoró a la guardería ese viernes 5 de junio que tenía una sobrepoblación infantil.
Sitiada por toda clase de materiales combustibles (y con una gasolinera enfrente) el fuego, que se inició en los almacenes del gobierno de Bours y quienes nunca cumplieron con la Ley de Protección Civil ni el IMSS con sus obligaciones, hizo las veces del asesino que cometió los homicidios, casi genocidio de, hasta el momento, 47 niños.
El resto ni con cirugías ni atención de por vida quedarán sanos, ya que físicamente son daños irreparables más las secuelas psicológicas de ellos, de los padres de los muertos y de quienes sobrevivan. La pandilla de Bours y Bours mismo, a quien este columnista ha exhibido documentalmente, son autores intelectuales de los homicidios.
Bours debe ser destituido (Art. 76, frac. V, de la Constitución), llevado a juicio político. Y a juicio penal. Deben arder con la pira de leyes para deslindarles imputaciones. Y como sanción “quemarlos” en la cárcel con la pena máxima. Y ni así compensarían un mínimo de la tragedia que causaron. Un Bours a quien ya apodan el Herodes de Sonora.
*** IMPORTANTE *** Revoluciones es un proyecto de información alternativa sin fines de lucro, para mantenernos en línea requerimos de tu apoyo. Puedes ayudarnos haciendo un deposito bancario, por mínimo que sea, hazlo en el banco HSBC, al número de cuenta 6271254999 a nombre de Samuel R. García o en transferencia electrónica abonando al número Clabe: 021180062712549990. Gracias.
El que Medina-Mora, todavía –¡todavía!–, procurador general del calderonismo (con minúsculas, porque ha degradado lo que debe ser el titular de la Procuraduría General de la República) absuelva de antemano al desgobernador de Sonora y su pandilla que se adjudicaron las 17 guarderías de la entidad subrogadas por el IMSS (institución con dos funcionarios: Molinar y Karam) y que no deben ir a la cárcel, nada raro tiene pues es socio de Bours.
De paso traiciona a Calderón, ya que no ignora los choques políticos entre éste y aquél, a quien Zedillo impuso como sucesor en el gobierno sonorense, como uno de los compromisos con Fox, para hacer a éste, español-estadounidense, el fracasado protagonista de la alternancia presidencial.
Pero no hay duda y cada vez más sabemos cómo y porqué tuvo lugar el infernal incendio de la guardería “ABC”, en Hermosillo, municipio-capital de Sonora, donde se carbonizaron casi 100 niños, entre uno y tres años de edad, de los cuales, al redactar esta columna, van 47 homicidios y sobreviven al borde de la muerte una treintena.
Madres solteras y parejas de madre-padre, viven el mayor y peor de los calvarios: unos enterrando a sus bebés y otros en los hospitales a punto, también, de morir por el dolor de sus hijos con el 85 por ciento de sus cuerpos quemados.
Bours y sus funcionarios implicados simulaban rentar a las esposas de estos y a terceros de la misma pandilla, una nave de maquiladora, dividida en tres partes. Una, ocupada por la guardería y dos terrenos aledaños, ocupados con desperdicios y almacenes de la Tesorería y Hacienda, pero en la realidad, la renta completa de todo el inmueble era pagada por el gobierno del Estado.
En estas dependencias estatales, se dice, había tanques de gasolina para clandestinamente surtir del combustible a los transportes de la candidatura de su favorito y apoyado por la triple alianza: PRI-Panal-Verde. Lo que haya originado el incendio (algunos aseguran que hubo una previa explosión) que mucho importa, devoró a la guardería ese viernes 5 de junio que tenía una sobrepoblación infantil.
Sitiada por toda clase de materiales combustibles (y con una gasolinera enfrente) el fuego, que se inició en los almacenes del gobierno de Bours y quienes nunca cumplieron con la Ley de Protección Civil ni el IMSS con sus obligaciones, hizo las veces del asesino que cometió los homicidios, casi genocidio de, hasta el momento, 47 niños.
El resto ni con cirugías ni atención de por vida quedarán sanos, ya que físicamente son daños irreparables más las secuelas psicológicas de ellos, de los padres de los muertos y de quienes sobrevivan. La pandilla de Bours y Bours mismo, a quien este columnista ha exhibido documentalmente, son autores intelectuales de los homicidios.
Bours debe ser destituido (Art. 76, frac. V, de la Constitución), llevado a juicio político. Y a juicio penal. Deben arder con la pira de leyes para deslindarles imputaciones. Y como sanción “quemarlos” en la cárcel con la pena máxima. Y ni así compensarían un mínimo de la tragedia que causaron. Un Bours a quien ya apodan el Herodes de Sonora.
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