Salinas ladrón y De la Madrid demente

Eduardo Ibarra Aguirre

Ningún dato nuevo aportó Miguel de la Madrid Hurtado sobre Carlos Salinas de Gortari que no fuera ya del conocimiento público. Lo novedoso es que el otrora titular del Ejecutivo, precisamente el que lo encaramó en la silla presidencial, 21 años después se arrepiente. Pero todavía no de la magna operación que cada vez más mexicanos describen con cuatro palabras: ¡Se robó la presidencia!

Es harto elocuente que 12 horas después de que en el noticiario Mvs Noticias transmitieron las opiniones, reiterativas por cierto, que De la Madrid Hurtado expresó a Carmen Aristegui Flores , éstas fueron desmentidas por el colimense bajo el argumento de “un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos y cuestionamientos, tal como consta en las grabaciones difundidas por la señora Aristegui, en las que mi tono de voz se escucha débil y confuso”. Para enseguida concluir: “mis respuestas carecen de validez y exactitud”.

¡Es de sabios corregir! Sobre todo cuando las pugnas de los hombres y las mujeres del poder –para el caso es exactamente lo mismo-- están a la orden del día en la cruenta batalla por el próximo 5 de julio que incidirá directamente en la guerra para decidir quién ocupará el despacho principal de Los Pinos.

Las respuestas del muy educado y formal don Miguel fueron hechas, en efecto, con voz débil. Mas nada tienen de confusas, por el contrario son reiterativas: 10 preguntas al hilo con sus respectivas respuestas sobre el robo de la partida secreta a cargo de Salinas de Gortari. El clásico Luis Téllez Kuenzler ilustró antes al país, aunque después se arrepintió también.

Concedamos sin aceptar. Entonces surge una pregunta para el presunto autor de la retractación que Federico de la Madrid Cordero dio a conocer: ¿Para redactar y firmar el desmentido si puede “procesar adecuadamente” la escritura?

La respuesta, estrujante, la dio Rayuela, el conciso editorial de la última página de La Jornada : “Cuentan que un distinguido priísta, de bigotes pero no pelón, llegó ayer a la morada de De la Madrid para decirle que si no se declaraba demente se moría… o se morían”.

Y los líderes parlamentarios Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón tuvieron, el primero “muy cargada la agenda” y el segundo “demasiadas reuniones” de trabajo, mientras el resto del priísmo cupular enmudeció ante la retractación por una entrevista grabada el 15 de abril y transmitida hasta 13 de mayo, en tanto Salinas dictaba cátedra en una carta dirigida a Carmen Aristegui, pero de la que no se molestó en enviarle copia, sobre “abuso de confianza”, “sensacionalismo”, “dolor”, “indignación”, “falta de respeto”, “imputaciones fabricadas”, “tropelías”, “prisión injusta” y otras lindezas que, justamente, distinguieron la pesadilla de los gobernados durante 1988-94.

El villano favorito --como sarcásticamente lo denominan algunos de sus múltiples intelectuales orgánicos frente a los críticos que lo ubican como factor clave en el país--, ahora los exhibe “entre los destinatarios de la partida” secreta.

Las desmentidas revelaciones de MMH sobre los vínculos de la honorabilísima familia Salinas de Gortari con el narcotráfico no logran ocultar las abundante referencias hemerográficas que muestran que del 1 de diciembre de 1988 al 30 de noviembre de 1994 el cárt e l del Golfo fue el menos molestado por la acción policiaca y judicial. Amén de que Juan García Ábrego , su capo operativo, era sobrino de Juan Nepomuceno Guerra , amo y señor del contrabando y el crimen organizado en el norte de Tamaulipas desde mediados del siglo pasado, y amigo entrañable de Raúl Salinas Lozano .

Finalmente lo que importa es si los enfrentamientos entre La famiglia tendrán consecuencias ministeriales y judiciales, o como asegura cínicamente la Procuraduría General de República son “meras consideraciones personales de un ciudadano”.

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