México recupera la normalidad con una mezcla de alivio y desconfianza

EFE

Los capitalinos han recibido hoy con una mezcla de alivio y desconfianza el regreso a la normalidad, después de que las autoridades anunciaron que lo peor de la epidemia de la gripe A pasó y que refuerzan con mensajes como "Ciudad de México, llena de vida", colgados de las farolas del centro histórico.

Esta mañana, el alcalde de la ciudad, Marcelo Ebrard, anunció que el semáforo de "alerta sanitaria" pasaba a nivel "verde" (bajo), el menor de los cinco que existen, después de que la epidemia haya causado hasta ahora en la capital 33 muertos y 1.545 contagios.

En todo el país, donde de las 32 entidades solo una no presenta casos, las muertes suman 78 y los contagiados 3.930.

En la capital ya no es necesario el uso de mascarillas en sitios públicos, y camareros, taxistas y demás personal del sector servicios puede abstenerse de llevarlas; solo las personas que estén enfermas tendrán que hacerlo.

A pesar de esto, algunos ciudadanos como Benigno, taxista de 52 años, se muestran reticentes a librarse de las medidas de seguridad y no lo harán hasta que no les "avisen formalmente desde la empresa".

"Aunque es muy incómoda para conducir, no nos quitaremos la mascarilla, porque, además, la llevamos por nuestra salud, ya que a veces el pasaje va enfermo", aseguró.

Desde que saltara la alerta sanitaria, el pasado 23 de abril, los transportes públicos fueron señalados como uno de los focos más peligrosos para el contagio; hoy nadie llevaba mascarilla en las líneas de autobuses que atraviesan el Paseo de la Reforma hasta llegar a la plaza del Zócalo.

También se levantó la prohibición de saludarse de beso o de mano y hoy muchas eran las parejas que mostraban su afecto en los bancos de parques como el de la Alameda, el más antiguo de Ciudad de México.

Para María Jesús, de 34 años, es un alivio que la contingencia haya pasado ya que los clientes que acuden a su puesto de comidas situado al lado de la Torre Mayor, el edificio más alto de la capital, "se habían reducido notablemente, pero ya se empieza a recuperar".

La actividad de la hostelería ha sido una de las más afectadas por la epidemia, ya que durante unos días restaurantes y puestos callejeros de comidas estuvieron cerrados o dando servicio sólo para llevar.

Daniel, de 31 años, es cocinero y se ha visto afectado por la situación, ya que el uso de mascarilla se añadió a las medidas higiénicas que normalmente tomaba.

Como muchos otros mexicanos, el joven se muestra desconfiado con la nueva situación: "se me hace muy raro que la alerta se haya acabado de repente; dicen que la enfermedad sigue y, así, se acaba la alerta".

La falta de información o el caos en los datos ha sido uno de los principales motivos de queja entre los mexicanos y muchos, como María Eugenia, desempleada de 47 años, aún tienen muchas dudas.

"Ayer decían en la noticia que había alerta amarilla y hoy ya dicen que es verde, por eso no sé si es que subió o que bajó" aseguró.

Otros como Darío, abogado de 66 años, simplemente consideran que "las cosas se han exagerado mucho" y que en el fondo, dijo: "siempre hemos estado seguros".

"Al principio sí que seguía las medidas, usaba tapabocas y me lavaba mucho las manos, pero ahora sigo igual de cochino que siempre", bromea.

A pesar de que la alerta máxima ha pasado, el Gobierno de la capital, al día de hoy, no había parado algunas de sus actividades de prevención y las carpas que hacen de improvisados hospitales siguen funcionando.

Fabián, de 27 años, es uno de los médicos que está en una de las carpas, situada frente al Palacio de Bellas Artes, repartiendo información, tapabocas y gel antibacteriano entre la población.

Acerca del levantamiento de la alerta, el doctor consideró acertado seguir con la prevención, "porque mucha gente piensa que al levantar la alerta ya no hay virus, pero no tiene nada que ver".

"El virus llegó para quedarse y la única manera de no contagiarse es seguir con la prevención hasta que llegue la vacuna", apuntó.

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