Teodoro Rentería Arróyave
En la aspiración legítima del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón por convertirse en Presidente de la República para el sexenio 2012-2018, obvio, que primero tendrá que lograr ser candidato del Partido de la Revolución Democrática, PRD, al que pertenece, para ello tendrá que vencer no pocas inercias de los usos y costumbres de la política nacional a las que no es ajeno su instituto sociopolítico.
Existe en la jerga mexicana dos refranes que al parecer se contradicen: uno surgido del ingenio popular y el otro del largo colmillo de uno de los más astutos políticos del Siglo XX, nos referimos al que fuera casi eterno líder de la Central de Trabajadores de México, Fidel Velázquez a quién todos le rendían y en tiempo del “tapadismo”, valga la redundancia, destapó a no pocos candidatos priístas a la primera magistratura del país.
Así es, Marcelo Ebrad Casaubón quien en pocas palabras definió hasta su programa socio-ideológico de su gobierno, al asegurar en entrevista especial a la agencia Reuters, que de llegar a la Presidencia en 2012 gobernará con firmes ideas de izquierda y no de centro para tratar de cerrar la brecha entre ricos y pobres, poniendo límites a poderosas empresas mexicanas, tendrá sopesar esas “verdades de a kilo”, repetimos, aparentemente ireconciliables.
El refrán popular dice: “el que pega primero, pega dos veces”, en referencia al que por circunstancias especiales se adelanta en cualquier carrera de las disciplinas humanas, a este dicho va aparejado otro tan conocido como el anterior: “al que madruga, dios lo ayuda”; sin embargo el desaparecido don Fidel, como se le decía con el debido respeto, pergeñó el muy sabio en su tiempo: “el que se mueve, no sale en la foto”, es decir el que empieza a mover antes de los tiempos fijados por el aparato del poder electoral nunca llegará al puesto deseado.
Desde luego que el político chilango, que en la misma entrevista asegura que un gobierno del PRD limitaría el enorme poder que tienen hombres de negocios como Carlos Slim o influyentes grupos de medios como Televisa, para superar los desequilibrios sociales, sabe que estamos en otros tiempos y que ya no funciona el gran aparato del poder omnímodo.
Sin embargo, no pocos militantes de izquierda y del PRD, se lanzaron contra el gobernante capitalino con los mismos argumentos de antaño, los presidentes de los partidos del Trabajo y Convergencia, Alberto Anaya y Luis Maldonado, respectivamente y los conocidos perredistas José Agustín Ortiz Pinchetti y Mario Di Costanzo, todos ellos del cuadro cerrado de Andrés Manuel López Obrador, calificaron como prematuras, anticipadas y muy adelantadas las declaraciones del jefe de Gobierno e incluso señalaron que antes que él se encuentra el tabasqueño.
“Tú no puedes tener una izquierda demasiado centrista, porque entonces no vas a representar al resto del país”, en esa forma definió al gobierno que pretende encabezar con tres reflexiones más: “Yo siempre digo: ¿por qué no ser candidato? Dependiendo, claro, del trabajo que hagamos, de los resultados que tengamos.”; la Presidencia de 2012 podría definirse entre mi candidatura y la del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, mi gobierno podría continuar utilizando al Ejército para combatir al narcotráfico, pero sólo de manera eventual.
Desde luego que muchos otros perredistas aplauden la definición de Ebrard Casaubón en su carrera por la Presidencia de la República, incluso, el líder nacional del PRD, Jesús Ortega aceptó la postura del jefe de Gobierno del Distrito Federal; la pretensión de Ebrard, dijo, de llegar a Los Pinos no cierra el paso a ningún otro aspirante en el partido, y lo más importante, reconoció que tal definición “acaba con el fenómeno del “tapadismo” en México.
Así están los escenarios que al juntarlo con el de la noche del 21 de marzo pasado en el Deportivo Reynosa, cuando Andrés Manuel López Obrador le levantó la mano y aplaudió con energía cada palabra de su sucesor en el gobierno del D. F., ante unas 12 mil personas de 2 mil municipios, todas ellas pertenecientes a su estructura política, concluiremos que sí efectivamente se terminó la soberbia en el tabasqueño, Marcelo Ebrard Casaubón como candidato presidencial del PRD, será un fuerte, sólido y quizás el único contrincante de la izquierda con posibilidades de vencer.
*** IMPORTANTE *** Revoluciones es un proyecto de información alternativa sin fines de lucro, para mantenernos en línea requerimos de tu apoyo. Puedes ayudarnos haciendo un deposito bancario, por mínimo que sea, hazlo en el banco HSBC, al número de cuenta 6271254999 a nombre de Samuel R. García o en transferencia electrónica abonando al número Clabe: 021180062712549990. Gracias.
En la aspiración legítima del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón por convertirse en Presidente de la República para el sexenio 2012-2018, obvio, que primero tendrá que lograr ser candidato del Partido de la Revolución Democrática, PRD, al que pertenece, para ello tendrá que vencer no pocas inercias de los usos y costumbres de la política nacional a las que no es ajeno su instituto sociopolítico.
Existe en la jerga mexicana dos refranes que al parecer se contradicen: uno surgido del ingenio popular y el otro del largo colmillo de uno de los más astutos políticos del Siglo XX, nos referimos al que fuera casi eterno líder de la Central de Trabajadores de México, Fidel Velázquez a quién todos le rendían y en tiempo del “tapadismo”, valga la redundancia, destapó a no pocos candidatos priístas a la primera magistratura del país.
Así es, Marcelo Ebrad Casaubón quien en pocas palabras definió hasta su programa socio-ideológico de su gobierno, al asegurar en entrevista especial a la agencia Reuters, que de llegar a la Presidencia en 2012 gobernará con firmes ideas de izquierda y no de centro para tratar de cerrar la brecha entre ricos y pobres, poniendo límites a poderosas empresas mexicanas, tendrá sopesar esas “verdades de a kilo”, repetimos, aparentemente ireconciliables.
El refrán popular dice: “el que pega primero, pega dos veces”, en referencia al que por circunstancias especiales se adelanta en cualquier carrera de las disciplinas humanas, a este dicho va aparejado otro tan conocido como el anterior: “al que madruga, dios lo ayuda”; sin embargo el desaparecido don Fidel, como se le decía con el debido respeto, pergeñó el muy sabio en su tiempo: “el que se mueve, no sale en la foto”, es decir el que empieza a mover antes de los tiempos fijados por el aparato del poder electoral nunca llegará al puesto deseado.
Desde luego que el político chilango, que en la misma entrevista asegura que un gobierno del PRD limitaría el enorme poder que tienen hombres de negocios como Carlos Slim o influyentes grupos de medios como Televisa, para superar los desequilibrios sociales, sabe que estamos en otros tiempos y que ya no funciona el gran aparato del poder omnímodo.
Sin embargo, no pocos militantes de izquierda y del PRD, se lanzaron contra el gobernante capitalino con los mismos argumentos de antaño, los presidentes de los partidos del Trabajo y Convergencia, Alberto Anaya y Luis Maldonado, respectivamente y los conocidos perredistas José Agustín Ortiz Pinchetti y Mario Di Costanzo, todos ellos del cuadro cerrado de Andrés Manuel López Obrador, calificaron como prematuras, anticipadas y muy adelantadas las declaraciones del jefe de Gobierno e incluso señalaron que antes que él se encuentra el tabasqueño.
“Tú no puedes tener una izquierda demasiado centrista, porque entonces no vas a representar al resto del país”, en esa forma definió al gobierno que pretende encabezar con tres reflexiones más: “Yo siempre digo: ¿por qué no ser candidato? Dependiendo, claro, del trabajo que hagamos, de los resultados que tengamos.”; la Presidencia de 2012 podría definirse entre mi candidatura y la del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, mi gobierno podría continuar utilizando al Ejército para combatir al narcotráfico, pero sólo de manera eventual.
Desde luego que muchos otros perredistas aplauden la definición de Ebrard Casaubón en su carrera por la Presidencia de la República, incluso, el líder nacional del PRD, Jesús Ortega aceptó la postura del jefe de Gobierno del Distrito Federal; la pretensión de Ebrard, dijo, de llegar a Los Pinos no cierra el paso a ningún otro aspirante en el partido, y lo más importante, reconoció que tal definición “acaba con el fenómeno del “tapadismo” en México.
Así están los escenarios que al juntarlo con el de la noche del 21 de marzo pasado en el Deportivo Reynosa, cuando Andrés Manuel López Obrador le levantó la mano y aplaudió con energía cada palabra de su sucesor en el gobierno del D. F., ante unas 12 mil personas de 2 mil municipios, todas ellas pertenecientes a su estructura política, concluiremos que sí efectivamente se terminó la soberbia en el tabasqueño, Marcelo Ebrard Casaubón como candidato presidencial del PRD, será un fuerte, sólido y quizás el único contrincante de la izquierda con posibilidades de vencer.
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