Álvaro Cepeda Neri
No paran los abusos de las empresas (públicas y privadas) que venden servicios. Es el caso de la energía eléctrica, en manos de la Comisión Federal de Electricidad y de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Ambas todavía son paraestatales o sea empresas públicas, cuyos directores son designados por el inquilino de Los Pinos en turno.
El calderonismo ha dado manga ancha, para que algunos de sus empleados (los que verifican el consumo y quienes contabilizan para cobrar) cometan verdaderos atracos y si los consumidores no pagan, entonces viene el corte del fluido como pasa en todo el país.
Mientras, en las calles se ven por dónde se pasea la mirada, lo que se llaman “diablitos” que no es otra cosa que el robo de electricidad; a los pobladores en sus casas que se pusieron al corriente con la instalación de medidores, les llegan recibos por consumo inexistente a importes estratosféricos.
Y de nada sirve que los consumidores vayan a las oficinas de esas empresas, ya que en primera los hacen integrar filas interminables, por el pésimo sistema para atender, y para, sobre todo, hacerlos desesperar y que opten por irse. Cuando al fin tienen contacto con el empleado, éste se comporta altanero, ignorando que con el pago de los consumidores le pagan puntualmente su quincena, no pagan el consumo de electricidad y tienen una serie de conquistas sindicales intocables.
Y nadie dice que les quiten tales subsidios. Pero que a cambio de ello al menos atiendan y resuelvan los problemas de los usuarios. Pero nada de eso sucede. Al contrario, los despachan con caras largas, prepotencia y los mandan a revisar sus instalaciones advirtiéndoles que de todas maneras han de pagar sus recibos.
Los cobros a casas particulares son de varios miles de pesos y no hay poder humano que eche abajo esos abusos. La CLYFC y la CFE están en plan de asaltar a los usuarios más pobres, mientras las empresas privadas que consumen electricidad hasta dejan de pagar para “jinetear” el dinero. Y las oficinas públicas de plano (como las iglesias) no pagan el consumo de agua, ni de electricidad, ni el predial.
Por todos los frentes se acosa a la población y el malestar social van en aumento, pensando los funcionarios y gobernantes que el pueblo resistirá todo. Y es cierto: lo resisten todo hasta que hartos de los abusos deciden, primero, protestar y de no hacerles caso, con justicia, entonces empiezan las manifestaciones más abiertas que pueden llegar a las revueltas civiles que es el inicio de la violencia.
Las actuales crisis que ya configuraron la crisis general, con la gota epidémica en marcha, ha hecho que la paciencia social esté en el límite de estallar. Son muchos los problemas que los gobernantes no resuelven, mientras se enriquecen. Y en el caso del consumo de energía eléctrica, por parte del servicio de esas dos empresas públicas, al cobrar excesiva e injustificadamente, lo único que están generando es el robo de la misma y, en última instancia, provocar una reacción social.
*** IMPORTANTE *** Revoluciones es un proyecto de información alternativa sin fines de lucro, para mantenernos en línea requerimos de tu apoyo. Puedes ayudarnos haciendo un deposito bancario, por mínimo que sea, hazlo en el banco HSBC, al número de cuenta 6271254999 a nombre de Samuel R. García o en transferencia electrónica abonando al número Clabe: 021180062712549990. Gracias.
No paran los abusos de las empresas (públicas y privadas) que venden servicios. Es el caso de la energía eléctrica, en manos de la Comisión Federal de Electricidad y de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Ambas todavía son paraestatales o sea empresas públicas, cuyos directores son designados por el inquilino de Los Pinos en turno.
El calderonismo ha dado manga ancha, para que algunos de sus empleados (los que verifican el consumo y quienes contabilizan para cobrar) cometan verdaderos atracos y si los consumidores no pagan, entonces viene el corte del fluido como pasa en todo el país.
Mientras, en las calles se ven por dónde se pasea la mirada, lo que se llaman “diablitos” que no es otra cosa que el robo de electricidad; a los pobladores en sus casas que se pusieron al corriente con la instalación de medidores, les llegan recibos por consumo inexistente a importes estratosféricos.
Y de nada sirve que los consumidores vayan a las oficinas de esas empresas, ya que en primera los hacen integrar filas interminables, por el pésimo sistema para atender, y para, sobre todo, hacerlos desesperar y que opten por irse. Cuando al fin tienen contacto con el empleado, éste se comporta altanero, ignorando que con el pago de los consumidores le pagan puntualmente su quincena, no pagan el consumo de electricidad y tienen una serie de conquistas sindicales intocables.
Y nadie dice que les quiten tales subsidios. Pero que a cambio de ello al menos atiendan y resuelvan los problemas de los usuarios. Pero nada de eso sucede. Al contrario, los despachan con caras largas, prepotencia y los mandan a revisar sus instalaciones advirtiéndoles que de todas maneras han de pagar sus recibos.
Los cobros a casas particulares son de varios miles de pesos y no hay poder humano que eche abajo esos abusos. La CLYFC y la CFE están en plan de asaltar a los usuarios más pobres, mientras las empresas privadas que consumen electricidad hasta dejan de pagar para “jinetear” el dinero. Y las oficinas públicas de plano (como las iglesias) no pagan el consumo de agua, ni de electricidad, ni el predial.
Por todos los frentes se acosa a la población y el malestar social van en aumento, pensando los funcionarios y gobernantes que el pueblo resistirá todo. Y es cierto: lo resisten todo hasta que hartos de los abusos deciden, primero, protestar y de no hacerles caso, con justicia, entonces empiezan las manifestaciones más abiertas que pueden llegar a las revueltas civiles que es el inicio de la violencia.
Las actuales crisis que ya configuraron la crisis general, con la gota epidémica en marcha, ha hecho que la paciencia social esté en el límite de estallar. Son muchos los problemas que los gobernantes no resuelven, mientras se enriquecen. Y en el caso del consumo de energía eléctrica, por parte del servicio de esas dos empresas públicas, al cobrar excesiva e injustificadamente, lo único que están generando es el robo de la misma y, en última instancia, provocar una reacción social.
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