Las universidades deben impulsar el desarrollo de los pueblos indígenas

Boletín UNAM-DGCS-320
Ciudad Universitaria

· El Programa Universitario México Nación Multicultural de la UNAM apoyó la presentación del proyecto Cámara Empresarial Indígena de México, ante la ONU

* El director del PUMC, José del Val, explicó que la iniciativa tiene como objetivo sumar a los empresarios autóctonos en diferentes actividades laborales y económicas


La UNAM es ejemplo de que las universidades deben jugar un papel mucho más trascendente en el desarrollo de los pueblos indígenas, no sólo con investigaciones académicas e históricas, sino apoyando procesos de crecimiento, aseguró el director del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC), José del Val.

Esta casa de estudios tiene como tarea la generación de cuadros y conceptos que permitan solucionar los grandes problemas nacionales, “y ahí estamos cumpliendo con el objetivo universitario esencial”.

Por ello, el Programa apoyó la presentación del proyecto Cámara Empresarial Indígena de México ante la Organización de las Naciones Unidas, en el marco de la VIII Sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, en una sesión de hace unos días en la Sala de Conferencias 1 del Church Center, de Nueva York.

A partir de ahora, el PUMC dará seguimiento a esa propuesta. “Nos interesa que esta institución tenga un vínculo más claro y efectivo con la sociedad y sus problemas, y que los estudiantes generen alternativas para resolver los problemas nacionales, como el de la desigualdad”.

Del Val explicó que el proyecto de la Cámara Empresarial es una iniciativa de la asociación civil Red Indígena de Turismo de México, y tiene como objetivo sumar a los empresarios autóctonos del país en diferentes actividades laborales y económicas. La finalidad es promover su crecimiento, fortalecimiento y posicionamiento en el mercado, así como incidir en políticas públicas y servir de locutor institucional ante instancias gubernamentales y no gubernamentales.

En casi mil municipios del país, los pueblos originarios han creado cerca de cinco mil empresas y microempresas que comprenden los sectores productivos primario, secundario y terciario, y generan empleos directos y dividendos para el PIB. Sin embargo, por no estar afiliados a ningún organismo o cámara, no todos estos negocios reciben beneficios gubernamentales.

Del Val recordó que en los últimos 25 años, los movimientos indígenas lograron que su condición de pueblos fuera reconocida jurídicamente, tanto a nivel nacional como internacional, promoviendo modificaciones constitucionales con las que diversos países se declararon multiculturales y étnicos. Esta reivindicación ya se concretó, el problema es que las condiciones de estas comunidades no se han modificado.

Con no pocas dificultades, han surgido numerosas organizaciones de carácter diverso. Una de ellas, la Red Indígena de Turismo, se acercó al PUMC para solicitar acompañamiento en el proceso de constitución de la cámara empresarial. “Aceptamos con gusto, aprovechando nuestro carácter de observadores reconocidos por la ONU. Estaremos con ellos en ese foro para la presentación”, refirió Del Val.

“Nos interesa promover una nueva concepción sobre las comunidades étnicas, que aunque a veces son vistas sólo como pobres y campesinas, en realidad en muchas de ellas se realizan desarrollos”, apuntó.

Como universidad, expuso, el apoyo también consistirá en diagnosticar a las empresas, porque la mayoría fueron fundadas con energía y voluntad, pero con poca preparación de sus cuadros. Incluso, se ha pensado en establecer un centro de formación empresarial para indígenas, donde la UNAM tenga un papel esencial.

Es preciso establecer programas de formación para que la gente se someta a un proceso intenso y específico sobre qué significa ser empresario. Es necesario que la instrucción tenga seriedad y rigor, consideró el director del PUMC.

El funcionario propuso discutir cómo los indígenas participarán en el desarrollo, porque hasta hoy sus condiciones de conocimiento y formación (inexistentes en muchos casos) hacían que cuando un proyecto se impulsaba en su territorio, ellos no fueran considerados socios.

La práctica más usual es rentar o expropiar las tierras para despojarlos y sacarlos del negocio, cuando lo ideal sería asociarse con ellos, crear estrategias de producción que los considere y propiciar una distribución equitativa de los recursos, refirió.

“Queremos apoyar los esfuerzos de los pueblos, no suplantándolos ni haciendo indigenismo, sino tratando con ellos para establecer acuerdos y convenios de colaboración, siempre aportando lo que la Universidad sabe hacer: estudios e investigaciones.”

La presentación del proyecto en Naciones Unidas se planteó como una alternativa no sólo para las comunidades originarias de México, sino del mundo, que podrán ver en este esquema la forma de organizarse y establecer un modelo de negociación diferente, en el que la relación de los pueblos indios con la sociedad sea equitativa tanto en recursos como en capital.

La idea fue dar a conocer que mediante la organización en cámaras empresariales se puede tener un papel sustantivo y establecer una relación con el Estado con demandas concretas, pero en el campo del desarrollo y no en el de la asistencia, para que los indígenas sean dueños de sus propios proyectos, concluyó José del Val.

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