La Filosofía amenazada

Aberraciones, incoherencias y saqueo intelectual del gobierno espurio

Fernando Buen Abad Domínguez

No podrán borrar a la Filosofía con saliva de burócratas


Aun y cuando lo que hoy se enseña como Filosofía está lejos de ser lo que necesitamos, no seremos cómplices de la decisión de un gobierno ilegítimo dispuesto a cercenar la Filosofía sólo porque se le antoja a un puñado de burócratas. Filosofía significa, también, lucha. No esperará el gobierno espurio que aceptemos su aberración neoliberal ideada para borrar del mapa curricular a Filosofía. Ni se les ocurra. Toca a la Filosofía, y a todos, combatir al burocratismo saqueador y ponernos al servicio de la verdad y de la esperanza objetiva. Ponernos con rumbo al cambio del mundo actual por un mundo donde la humanidad se pertenezca a sí misma. Necesitamos de la Filosofía contra las traiciones de los ideólogos empeñados en la baratija de que “ya todo está escrito”, de que “las humanidades han muerto” y de que no es necesario respetar su lugar como herencia mayúscula de la Cultura. Necesitamos la Filosofía para intervenir en la Historia como una acción, vital y práctica, dispuesta a dar las mejores respuestas que podamos para al fortalecimiento de la memoria, de la crítica y de la argumentación racional hacia una vida más humana, de verdad justa y sin esclavitudes. Transformar al mundo.

Necesitamos la Filosofía y no permitiremos que se la cercene de los planes educativos. Filosofía útil contra todo criterio, egoísta, individualista e improductivo. Filosofía productiva, práctica... que contribuya a forjar la moral y la política contra toda forma de los grilletes y que sirva para inspirar a la humanidad los valores de la libertad, la igualdad y la solidaridad a toda costa. Una Filosofía comprometida con el desarrollo científico y tecnológico y una Filosofía para transformar al mundo. Ahí esta la importancia y la utilidad de la Filosofía para no callar, para no ser indiferente o conformarse con este mundo. Una Filosofía crítica plena de valores de justicia, libertad, igualdad, dignidad humana, empeñada en esclarecer y reivindicar la fuerza organizada de los trabajadores dispuestos a asaltar los cielos.

Claro que no basta hablar un día sobre Filosofía, quererla, sólo en los encuentros internacionales, sólo en las aulas o sólo en los cafés. Quererla sólo cuando hay que defender la nómina o sólo defender complicidades. Claro que no alcanza con declaraciones y buenos deseos. Hace falta una Filosofía capaz de florecer desde las bases de los movimientos sociales y reivindicar su importancia, necesidad y función social, no sólo en el sentido teórico de ayudar con reflexiones a elevar la conciencia sino, principalmente, su necesidad en la práctica para influir en las vidas dignificándolas y humanizándolas en la realidad concreta.

Quiere el gobierno ilegítimo de México aplastar a la Filosofía porque millones de personas avanzan ya con el despertar de ideas nuevas para cambiar la sociedad. Para imponer con cinismo una educación sin pensamiento y para la desmoralización de los pueblos a estas horas hartos de infamias y explotación. Es hora de profundizar la lucha. Hay una humanidad urgida de luchar por su emancipación y que ahora mismo construye sus banderas nuevas. La burocracia espuria quiere cercenar a la Filosofía para que no pensemos ni actuemos críticamente. No vamos a permitirlo. No vamos a tolerar las acciones burguesas para quebrar, romper, deformar y deprimir la conciencia de los estudiantes, para frenar su tarea histórica que es organizarse, cobrar conciencia de sus necesidades y sus fuerzas y cambiar la vida. Desplegaremos, con todas sus banderas, la Filosofía que ha sabido luchar contra la alienación. Agitaremos la beligerancia de la Filosofía para combatir a la miseria y a la barbarie.

El papel de la Filosofía consiste en ser militante de la verdad y la libertad o será nada. Ser investigadora y rebelde en la práctica absoluta contra la Alienación. Ser una acción de lucha para elevar la conciencia dispuesta a transformar la realidad miserable en que vivimos para ayudar a desarrollar una humanidad consciente de sus contradicciones y de su necesidad de actuar organizada. Denunciemos la miseria en las aulas. Somos testigos, protagonistas y víctimas de una guerra ideológica virulenta empeñada en imponer los valores burgueses más nocivos y aberrantes. Los mismos que ahora arrancan de las aulas a la Filosofía para hundirnos más en la ignorancia.

Ahora mismo nada de esto es mucho pedir.

Filosofar es muy importante pero más importante es filosofar correctamente. No creamos que el mundo cambiará sólo porque nos guste filosofar, (producir filosofía), hace falta más que eso, hace falta que ese filosofar tenga base y búsqueda de la verdad, que ese filosofar incluya ideas movilizadoras, que no nos detenga y que si, a cambio, nos de fuerzas para pensar, con otros, qué medios y modos nos hacen falta para organizarnos y superar lo que nos oprime, aliena, explota y amarga la existencia. ¿Qué es la Filosofía?: La filosofía es un trabajo (también) Todos saben que la Filosofía es un amor. Pocas cosas son más sabrosas, divertidas y (a veces) movilizadoras como echarse, frecuentemente, con amigos o no tanto, una buena filosofada. A caso en las sobremesas o las asambleas, mientras se viaja, antes de dormir, en una cantina, en un café... Filosofar al fragor de las relaciones sociales para entender, para entenderse, para explicar y explicarse, para avanzar, para interrogar y especialmente para inaugurar pensamientos, para organizarnos mejor, para mejorar los debates, abrir brechas, para recuperar nuestro desarrollo, para pegar saltos cualitativos y tomar (ganar) conciencia. Y, ojala, para entrar en acción. Filosofar además de ser, a veces, motor de para la acción, implica elegir, también. Elegir es una forma activa de filosofar. Actuar, bien puede ser, expresión concreta de lo filosofado.

Por si sola ninguna “filosofía” cambiará al mundo. Es necesario darle vida y que tenga vida bajo la energía misma de la energía colectiva. Y es tan importante esto de filosofar correctamente porque tiene que ver con nuestros pensamientos y nuestras conductas, porque tiene que ver con qué ideales y que realidades, incluso confrontadas, nos impulsan a la acción organizada, profunda y permanente. “Filosofar” no es cosa reservada a genios o a especialistas, todos filosofamos aunque no nos demos cuenta... el chiste es, insistamos, filosofar para la acción, no para el miedo, no para la soledad, no para silencio... filosofar para la transformación (no mesiánica) del mundo y si entre todos.

Filosofar no debe servirnos sólo para explicar o contemplar.

Nada está perdido. Muchos profesores y estudiantes de filosofía, trabajadores en sus sentidos mejores, del pensamiento y la acción, van y vienen convencidos de que ya se acerca la hora. Hay datos concretos, movilizaciones, acuerdos y conquistas concretas. Unas más secretas que las demás, pero todas a tiempo con la hora de la hora... o sea la hora de los grandes cambios. Y no andan estos desnudos de ideas. Andan con sus propuestas y sus debates resistiendo y expandiendo tácticas y estrategias para que, más temprano que tarde, sin esperar a que les den permiso, los trabadores de todo el mundo se unan, como se debe, de una vez por todas. Bajo la filosofía de todos, la unidad de todos los explotados, la huelga general, por ejemplo. "La vida enseña". La ideología burguesa atraviesa una crisis cuya derivación general avanza hacia el idealismo, el misticismo y la superstición cada día más cincos. ¿No será esta la hora de que nos organicemos para combatir semejante tendencia y desfachatez?

La verdad que apasionadamente ha de buscar la Filosofía no es una colección de tesis dogmáticas fijas que, una vez encontradas, sólo haya que aprenderse de memoria. El proceso mismo del conocer, por sí no tiene sentido sin un compromiso absoluto con la verdad y hacia la transformación definitiva de la sociedad. Insistamos si es preciso. De nada sirve filosofar si se pretende encontrar una verdad absoluta, un punto en que ya no permita avanzar, un punto que frene el desarrollo. De nada sirven las ideas que nos hacen cruzar los brazos para contemplar la verdad absoluta. La Filosofía no puede tener ni admitir un dogma final, un punto de llegada definitivo: la perfección. La filosofía que requerimos ha de ser obra de un proceso de fases transitorias en desarrollo infinito como es el desarrollo de la sociedad humana, desde lo inferior a lo superior. Proceso que cumpla con todas las fases necesarias, que la engendren y caduquen hasta alcanzar condiciones nuevas y superiores. Una filosofía que nos ayude a mejorar nuestras ideas y nuestras acciones, una filosofía de la praxis para el espíritu y para la panza, para la humanidad toda, para recuperar su desarrollo todos y entre todos... seria bueno ¿No?

Hay que poner sobre la mesa todos los elementos para analizar qué pasa con la filosofía hoy la docencia y la investigación, ante esa pauta mercantil que se ha interpuesto al quehacer teórico práctico del filósofo. Hay que interrogar todo la dignidad de la disciplina y el derecho a su autonomía relativa ante las crisis sociales. Hay que poner bajo la lupa de la crítica la idea de que la Filosofía debe “modernizarse” para “responder” mejor a los “retos y desafíos” que le plantea la “sociedad del conocimiento”. Es decir la sociedad de mercado.

Si hay algo que une a la humanidad, a lo largo de su historia, son nuestras luchas constantes para liberarnos de las opresiones y tomar control sobre nuestras vidas, la lucha para ser libres en el sentido concreto y colectivo de la palabra. Para contribuir a perfeccionar esa lucha la Filosofía se presenta como una herramienta no acabada, capaz de permitir, y exigir, su perfeccionamiento paulatino, probado y provisional siempre. Como ningún otro. Método que no opera fuera de la realidad, método para la superación del capitalismo decrépito y la construcción del socialismo en manos de los trabajadores, (incluidos los trabajadores de la filosofía) por sus propias manos, como parte de su hacer y de su hacerse a sí mismos, como logro de los trabajadores que posibilitarán un desarrollo mucho mayor de la ciencia, la cultura, la educación... que harán avanzar a la humanidad mucho más rápidamente. Y eso nos urge.

Nada en materia de producción y desarrollo filosófico en México puede ser analizado al margen del contexto mundial: Está el planeta hundido en una crisis económica, política y social... está la humanidad sumergida en una crisis de dirección revolucionaria. Bajo regímenes “legales” diversos, se modelan, con impunidad casi total, estrategias de “baja intensidad” para sacar de circulación ideas y teorías incómodas, movimientos y denuncias peligrosas y especialmente vinculaciones de la Filosofía con la transformación efectiva y la superación democrática del capitalismo. Tenemos que reconocer el hecho de que los intereses de clase han introducido falsificaciones, saqueos, secuestros y degeneraciones sin fin, especialmente en las ciencias sociales y las “humanidades”. Hoy los burócratas que parasitan el mundo de la educación, decidieron por su antojo borrar de mil modos la presencia de la Filosofía para continuar su tarea de imponer un “pensamiento único” ciego y sordo. Es necesaria una Filosofía de lucha. No una atemporal, no una de “sanciones” o de preceptos extraterrestres. No una Filosofía de patrones y de clérigos. Necesitamos una Filosofía capaz de poner en acción nuestro entusiasmo y nuestras convicciones más hondas y solidarias, es decir, colectivas para frenar este saqueo intelectual orquestado por el burocratismo espurio que comanda Calderón. Habrá lucha de ideas, lucha política, lucha de trabajadores, profesores y estudiantes que no permitirán semejante desfalco y semejante bofetada autoritaria. Algunos ya tomamos nuestras trincheras y esperamos adhesiones internacionales. Urge.

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