La abstención, sin dilapidar cientos de millones, triunfará

Pedro Echeverría V.

1. Mañana, tarde y noche –por radio y televisión, así como por millones de anuncios en las calles- el Instituto Electoral (IFE) y los partidos políticos nos tienen atolondrados. En vez de pensar en votar, la inmensa mayoría de la población no quiere oír de política o elecciones. Con la rara excepción de López Obrador, que ha recorrido el país en tres ocasiones, lo demás candidatos son burócratas de partido, amigos y socios de sus dirigentes o personas que han prometido servir al partido que los postule. ¡Nada más!

2. A principios de los años setenta el presidente de la República, quien había sido reivindicado por los intelectuales orgánicos Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Octavio Paz, pero aún no lograba reconquistar a los estudiantes enojados por la masacre de Tlatelolco, decía en sus discursos que “vale más un voto en contra (del PRI) que una abstención” y a los pocos días otorgó el derecho de voto a los jóvenes a partir de los 18 años. No fue por justicia a los jóvenes sino una necesidad ante la deslegitimación.

3. Lo mismo hicieron antes el presidente Ruiz Cortines en 1953 al otorgarles el derecho de voto a las mujeres, López Mateos al crear los “diputados de partido” en 1963 y Reyes Heroles, en 1977, al registrar con la llamada reforma política a otros partidos. No lo hicieron como acto de justicia o igualitarismo, mucho menos “por presión de las masas, como siempre dicen los calenturientos”, sino porque el juego electoral se les venía abajo por la abstención y tenían que tomar medidas, como Estado, para evitarlo.

4. El gobierno del ilegítimo Felipe Calderón y los partidos políticos mexicanos están preocupados por el enorme desprestigio que tienen y porque, como consecuencia de ello, los electores amenazan con no salir a votar el próximo 5 de julio. Tan asustados están que han pensando imponer fuertes castigos a los abstencionistas y en otorgarles premios a los que demuestren que han votado. Así “resuelve” el gobierno las cosas de este país: ante el descontento comprar más armas y contratar más policías y militares.

5. Tan cerradas tienen la mente que no se dan cuenta que el pueblo repudia sus políticas porque el desempleo y el hambre crecen por un lado y la concentración de la riqueza y los privilegios para unos cuantos son cada vez mayor. En vez de entender que la abstención que en 2003 fue del 60 por ciento, puede repetirse o ser mayor por sus políticas privatizadoras y muy entreguistas, prefieren hacer uso de la fuerza, las amenazas y a las represiones para que todos acudan a votar por políticos desconocidos.

6. ¿Qué pasaría en las elecciones? Si los mexicanos somos 107 millones, si tienen derecho a voto 70 millones y sólo acuden a las urnas 30 millones, es decir, menos del 50 por ciento de los que tienen derecho a voto, será la abstención electoral quien ganará sin haber derrochado miles de millones de pesos que dilapidan el IFE y los partidos; por tanto, si así fuera, deberían declararse inválidas las elecciones y esperar un tiempo adecuado para volverlas a hacer. ¿Qué representatividad tendrían las autoridades?

7. Si realizadas segundas elecciones se volviera a repetir el fenómeno de la abstención entonces habría que cambiar el sistema de gobierno y de partidos mediante un plebiscito porque el pueblo ha demostrado no estar de acuerdo con el sistema. Si la Constitución dice que las elecciones son legales, aunque vote menos de la mitad, entonces lo hecho es ilegítimo, es decir, no debe ser reconocido por el pueblo. La población tiene que aprender a protestar para que no elección tras elección se estén riendo de él.

8. Imagínense: de los 107 millones de mexicanos –con mis cálculos- por el PRI sólo votarían 12 millones, por el PAN 9, por el PRD 4.5, por AMLO 3 y por el resto de los partidos 1.5 millones. ¿Y si además hay un 3 por ciento de votos nulos, además que se sabe que la gente acude a votar sin convicción alguna porque gobierno y partidos están muy desprestigiados? La realidad es que nada pasaría: los diputados y demás autoridades electas, sin preocuparse por el futuro, estarían ansiosos por cobrar salarios.

9. La realidad es que es sumamente grave la situación económica y política del país, pero más grave aún que se haya formado una corrupta partidocracia (PAN, PRI, PRD y otros) que en nombre de los “acuerdos unitarios y plurales” apruebe ahora políticas que lesionan los intereses de la mayoría de la población. Todos los parlamentarios ahora están muy contentos porque hay acuerdos civilizados que “evitan enfrentamiento que podrían lesionar al país”. Con esa estrategia han parado muchas movilizaciones.

10. Se espera que el lópezobradorismo, en nombre de las luchas pacíficas, no caiga en ese juego que está prolongando la opresión al pueblo. Parecería que repetimos en círculo lo que ha pasado en los últimos 50 años. Basta ya de prolongar esa dominación que ha profundizado la miseria, con argumentos de traiciones, debilidades o flaquezas. Es ridícula ya la cantaleta de que nos traicionaron, de que nos ganaron en la votación en el parlamento por que ellos son mayoría, como si no lo supiéramos.

11. ¿Qué pasará después de las elecciones? ¿Nos iremos a nuestra casita a llorar una más de nuestras permanentes derrotas? ¿Repetiremos, como lo hemos hecho durante mil un años, que no nos volverán a engañar o traicionar? ¿Nos seguirán viendo la cara de imbéciles por los Fox, los Calderón, la derecha, que nunca pensamos capaces de gobernar y que lo siguen haciendo con la mano en la cintura? No sabemos lo que pasará, pero de lo que sí hay que estar seguro es que no hay por quien votar y sí mucho porqué mentarles la madre.

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