Fundamentales las nebulosas para entender la evolución del universo

Boletín UNAM-DGCS-296
Ciudad Universitaria

* Su análisis permite la comprensión de propiedades de la galaxia y procesos de formación estelar, dijo Miriam del Carmen Peña, del Instituto de Astronomía de la UNAM

* Esas nubes, grandes o pequeñas, tienen diferentes formas y pueden brillar con luz propia, añadió

* Las enormes y oscuras contienen material equivalente a miles o millones de soles como el nuestro y son los objetos más masivos de la Vía Láctea


El estudio de las nebulosas permite entender no sólo la composición química de la galaxia, sino cómo ha cambiado con el tiempo, cómo ha evolucionado el universo e incluso, el origen de los elementos que nos constituyen, afirmó Miriam del Carmen Peña Cárdenas.

La investigadora del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, expuso que con ese análisis se comprenden varias de las propiedades de la galaxia y los procesos de formación estelar, antigua o actual y la interacción entre las estrellas y el medio interestelar.

También, agregó en el Teatro del Universum, Museo de las Ciencias, “se pueden entender fenómenos como la eyección de gas de soles como el nuestro, que cuando sea viejo expulsará una nebulosa; quisiéramos saber cómo acabará”.

Además, la observación de esas formaciones puede explicar la muerte de las estrellas, sea a través de los procesos de explosión que acaban con las masivas o de eyección tranquila, que marca el final de las pequeñas.

En la conferencia Las fascinantes nebulosas de la Vía Láctea, refirió que nuestra galaxia tiene brazos en espiral, igual que muchas otras, como la M101 ó M51, también conocida como El Remolino. En ellas existen zonas oscuras y brillantes.

Las nebulosas o material interestelar forman nubes, pueden ser grandes o pequeñas, de diferentes formas atractivas y brillar con luz propia, añadió la científica. Las enormes y oscuras que se observan en la Vía Láctea y en otros sistemas referidos, están hechas de material molecular, es decir, el gas que las forma está presente en forma de moléculas.

Son inmensas y contienen material equivalente a miles o millones de soles como el nuestro y son los objetos más masivos. Ahí, donde hay tanta materia, el proceso de formación estelar está presente todo el tiempo, precisó Miriam Peña.

Las nubes oscuras son el semillero donde se forman nuevas estrellas en la Vía Láctea, como la Nebulosa del Cono, aunque también existen pequeñas, denominadas Glóbulos de Bok.

Nacimiento de estrellas

Como evidencia del nacimiento de las estrellas, en el interior de las nubes moleculares existen objetos bipolares con eyecciones, llamados Herbig-Haro, como el HH47, refirió la astrónoma.

Pero no sólo existen nubes oscuras, sino también brillantes y se forman de gas caliente, ionizado, con estrellas en el centro, como la Gran Nebulosa de Orión, observable a simple vista, refirió.

Otro tipo de nebulosas brillantes son las filamentarias con zonas de diferente densidad. Son remanentes de supernovas expulsadas por una gran explosión estelar, como la ocurrida en el año 1054, registrada por astrónomos chinos, que se van dispersando y disolviendo en el medio interestelar.

De hecho, relató Peña Cárdenas, los elementos pesados se forman en el interior de las estrellas, luego son eyectados al espacio en explosiones de supernova o como nebulosas planetarias; de ese modo, los soles devuelven al medio interestelar un gas más rico del que los formó.

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