Pedro Echeverría V.
1. Se declaró en México que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 8.2% a tasa anual en el primer trimestre del 2009, resultado mayor al 4% que se esperaba. El dato de menos 8.2% se debe al debilitamiento de los sectores minería, electricidad, construcción y manufacturas y de servicios, cuyo desplome fue de 9.9 y 7.8% respectivamente, dijo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) Desde 1995 el crecimiento económico no registraba una caída tan fuerte, cuando en el segundo semestre de ese año, el PIB cayó 9.2% a tasa anual. La industria manufacturera desencadenó la caída, al desplomarse 13.8%, seguida de la construcción con 7.7%. Otras áreas afectadas fueron los servicios inmobiliarios y de alquiler y transportes, correos y almacenamiento.
2. Los datos oficiales demuestran que la economía de México en vez de crecer camina hacia atrás. Que la población en vez de salir de la miseria ésta es cada vez más profunda. Los gobiernos panistas, desde el año 2000, han (des) gobernado para terminar de destrozar la economía mexicana. El PIB, en lugar de alcanzar el 6 % que necesita para mejorar la economía, durante los seis años de Fox apenas alcanzó el 1.5 por ciento promedio de crecimiento y con Calderón la situación ha empeorado. El decrecimiento del PIB, de menos 8.2 por ciento en el trimestre pasado, es el más alto desde los años de De la Madrid. La situación de inestabilidad es grave, pero al parecer nada pasará por falta de una oposición de izquierda independiente y radical capaz de movilizar a las masas.
3. Hace tres meses, ante diputados y senadores, el multimillonario Carlos Slim había advertido: “No quiero ser catastrofista pero, ante el colapso económico, el PIB se va a desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando”. Lo anterior me hace pensar que la verdad también puede estar “en boca del carnicero” y que los gobiernos mexicanos nunca han sido capaces para presentar programas preventivos que eviten estos desastres como el que Slim esbozó en febrero.
4. Al parecer en México puede la clase gobernante estar a punto de derrumbarse por las fuertes crisis, por los enormes desfalcos, por su incapacidad para gobernar, pero no hay fuerza alguna que le dé un punta pié o un simple empujón para que caiga. López Portillo no cayó en 1982 con motivo a la gran devaluación; tampoco De la Madrid en 1986 por la tremenda inflación y endeudamiento. Salinas pudo tomar posesión en 1988 y en 1994 se mantuvo en el gobierno a pesar del levantamiento zapatista y los asesinatos de Colosio y Ruiz Masieeu. Tampoco Zedillo cayó por la devaluación de 1995 o por el Fobaproa (el desfalco más grande a la nación) ni Fox por ladrón. Todos ellos, deberían estar en la cárcel; sin embargo, andan libres gozando de sus enormes riquezas.
5. Los gobiernos han destrozado, destruido, desgraciado, la economía del país y nadie hace nada contra ellos. López Portillo dijo en 1978 que nos correspondía “administrar la abundancia o la riqueza” después de abrir multimillonarios mantos petroleros; tres años después todo un desastre. Salinas dijo en 1994 que ya éramos país de primer mundo y que el TLC había salvado a México; otro gigantesco desastre. Zedillo creó el Fobaproa para enriquecer a millonarios y duplicó la deuda mexicana. Fox con la lengua y las manos largas, junto a sus familiares, desfalcó la economía pública. Calderón, además de profundizar el desempleo y la miseria, ha hecho crecer el endeudamiento del país. Antes una devaluación traía importantes protestas, hoy quizá hasta alabanzas al presidente.
6. Quizá lo mismo habría que decir de los gobiernos yanquis como los de Reagan, los Bush, o Clinton; así como los de Israel, el del inglés Blair o el del español Aznar que, a pesar de ordenar bombardear a pueblos enteros, ocasionando miles de asesinatos o muertos, no existe poder que los juzgue para llevarlos a prisión o para ponerlos en la silla eléctrica. No hay que hacerse ilusiones, en el sistema capitalista los que gobiernan y mandan son los empresarios y políticos; los que llenan las cárceles por robar unas monedas para comprar que comer son los miserables. ¿Has pensado acaso ver algún día a un gobernante tras las rejas sin que la clase política (sus colegas) intervengan para apoyarlo? También entre los políticos corruptos hay espíritu de solidaridad.
7. Para que la economía del país se componga tiene que orientarse hacia los intereses de la clase trabajadora. Es a partir de las necesidades de los productores directos y de su familia como se debe organizar la producción, la distribución y el consumo de los productos En el sistema capitalista la economía está bajo el mando del capital, del mercado, de la generación de plusvalía y de la reacumulación de riquezas en cuantas manos. Si no se rompe la contradicción entre el trabajo social (los productores directos) y apropiación privada (los dueños que no producen) la economía marchará siempre frenada y en crisis porque la inmensa mayoría de la población trabaja pero no tiene para consumir. Por eso se ha dicho que la mayoría de las crisis son de producción y consumo
8. Las izquierdas nos dedicamos a hacer críticas, a burlarnos por las incapacidades de la burguesía para gobernar, a repetir que nosotros tenemos la razón, a denunciar la corrupción y los robos de la clase política, pero hasta hoy hemos sido –también nosotros- incapaces para organizarnos y para expulsar del gobierno y del poder a quienes a diario saquean las riquezas del país y mantienen a la mayoría de la población en la miseria. Claro, no es nada fácil porque el gobierno controla al ejército, la policía, las leyes, a los medios de información y el dinero, pero son muchos años -por mil y un pretextos- que hemos dejado que nos sigan jugando el dedo en la boca. Quizá es tiempo de reconocer autocráticamente esa realidad, encontrar nuestros errores y avanzar.
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1. Se declaró en México que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 8.2% a tasa anual en el primer trimestre del 2009, resultado mayor al 4% que se esperaba. El dato de menos 8.2% se debe al debilitamiento de los sectores minería, electricidad, construcción y manufacturas y de servicios, cuyo desplome fue de 9.9 y 7.8% respectivamente, dijo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) Desde 1995 el crecimiento económico no registraba una caída tan fuerte, cuando en el segundo semestre de ese año, el PIB cayó 9.2% a tasa anual. La industria manufacturera desencadenó la caída, al desplomarse 13.8%, seguida de la construcción con 7.7%. Otras áreas afectadas fueron los servicios inmobiliarios y de alquiler y transportes, correos y almacenamiento.
2. Los datos oficiales demuestran que la economía de México en vez de crecer camina hacia atrás. Que la población en vez de salir de la miseria ésta es cada vez más profunda. Los gobiernos panistas, desde el año 2000, han (des) gobernado para terminar de destrozar la economía mexicana. El PIB, en lugar de alcanzar el 6 % que necesita para mejorar la economía, durante los seis años de Fox apenas alcanzó el 1.5 por ciento promedio de crecimiento y con Calderón la situación ha empeorado. El decrecimiento del PIB, de menos 8.2 por ciento en el trimestre pasado, es el más alto desde los años de De la Madrid. La situación de inestabilidad es grave, pero al parecer nada pasará por falta de una oposición de izquierda independiente y radical capaz de movilizar a las masas.
3. Hace tres meses, ante diputados y senadores, el multimillonario Carlos Slim había advertido: “No quiero ser catastrofista pero, ante el colapso económico, el PIB se va a desplomar, va a haber desempleo como no lo hemos visto desde los años 30, van a quebrar muchas empresas chicas, medianas y grandes, van a cerrar comercios, se verán locales cerrados por todos lados, los inmuebles estarán vacíos. Será una situación muy delicada. No quiero ser catastrofista, pero hay que prepararse para prever, y después no estar llorando”. Lo anterior me hace pensar que la verdad también puede estar “en boca del carnicero” y que los gobiernos mexicanos nunca han sido capaces para presentar programas preventivos que eviten estos desastres como el que Slim esbozó en febrero.
4. Al parecer en México puede la clase gobernante estar a punto de derrumbarse por las fuertes crisis, por los enormes desfalcos, por su incapacidad para gobernar, pero no hay fuerza alguna que le dé un punta pié o un simple empujón para que caiga. López Portillo no cayó en 1982 con motivo a la gran devaluación; tampoco De la Madrid en 1986 por la tremenda inflación y endeudamiento. Salinas pudo tomar posesión en 1988 y en 1994 se mantuvo en el gobierno a pesar del levantamiento zapatista y los asesinatos de Colosio y Ruiz Masieeu. Tampoco Zedillo cayó por la devaluación de 1995 o por el Fobaproa (el desfalco más grande a la nación) ni Fox por ladrón. Todos ellos, deberían estar en la cárcel; sin embargo, andan libres gozando de sus enormes riquezas.
5. Los gobiernos han destrozado, destruido, desgraciado, la economía del país y nadie hace nada contra ellos. López Portillo dijo en 1978 que nos correspondía “administrar la abundancia o la riqueza” después de abrir multimillonarios mantos petroleros; tres años después todo un desastre. Salinas dijo en 1994 que ya éramos país de primer mundo y que el TLC había salvado a México; otro gigantesco desastre. Zedillo creó el Fobaproa para enriquecer a millonarios y duplicó la deuda mexicana. Fox con la lengua y las manos largas, junto a sus familiares, desfalcó la economía pública. Calderón, además de profundizar el desempleo y la miseria, ha hecho crecer el endeudamiento del país. Antes una devaluación traía importantes protestas, hoy quizá hasta alabanzas al presidente.
6. Quizá lo mismo habría que decir de los gobiernos yanquis como los de Reagan, los Bush, o Clinton; así como los de Israel, el del inglés Blair o el del español Aznar que, a pesar de ordenar bombardear a pueblos enteros, ocasionando miles de asesinatos o muertos, no existe poder que los juzgue para llevarlos a prisión o para ponerlos en la silla eléctrica. No hay que hacerse ilusiones, en el sistema capitalista los que gobiernan y mandan son los empresarios y políticos; los que llenan las cárceles por robar unas monedas para comprar que comer son los miserables. ¿Has pensado acaso ver algún día a un gobernante tras las rejas sin que la clase política (sus colegas) intervengan para apoyarlo? También entre los políticos corruptos hay espíritu de solidaridad.
7. Para que la economía del país se componga tiene que orientarse hacia los intereses de la clase trabajadora. Es a partir de las necesidades de los productores directos y de su familia como se debe organizar la producción, la distribución y el consumo de los productos En el sistema capitalista la economía está bajo el mando del capital, del mercado, de la generación de plusvalía y de la reacumulación de riquezas en cuantas manos. Si no se rompe la contradicción entre el trabajo social (los productores directos) y apropiación privada (los dueños que no producen) la economía marchará siempre frenada y en crisis porque la inmensa mayoría de la población trabaja pero no tiene para consumir. Por eso se ha dicho que la mayoría de las crisis son de producción y consumo
8. Las izquierdas nos dedicamos a hacer críticas, a burlarnos por las incapacidades de la burguesía para gobernar, a repetir que nosotros tenemos la razón, a denunciar la corrupción y los robos de la clase política, pero hasta hoy hemos sido –también nosotros- incapaces para organizarnos y para expulsar del gobierno y del poder a quienes a diario saquean las riquezas del país y mantienen a la mayoría de la población en la miseria. Claro, no es nada fácil porque el gobierno controla al ejército, la policía, las leyes, a los medios de información y el dinero, pero son muchos años -por mil y un pretextos- que hemos dejado que nos sigan jugando el dedo en la boca. Quizá es tiempo de reconocer autocráticamente esa realidad, encontrar nuestros errores y avanzar.
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