De la epidemia de la influenza a la epidemia de la pobreza

Octavio Valadez*

En los próximos días muy probablemente se escucharan en la radio y la televisión discursos patrióticos donde gracias a los tapabocas, el gobierno y los medios, podremos enfrentar la grave emergencia sanitaria del país. Sin negar que los riesgos de la epidemia son reales y que las medidas de prevención son necesarias, es claro que se está usando la difícil situación con el fin de modificar las tendencias electorales y aumentar la credibilidad del gobierno federal y local ante el descontento acumulado del pueblo.

Pero al ir más allá de la excesiva desinformación que hay sobre la enfermedad se puede corroborar que la gravedad de esta infección en México debe explicarse no sólo desde un virus contagioso o discursos presidenciales, sino desde graves enfermedades políticas, culturales y económicas que han generado más de 100 años de gobiernos traidores y de un capitalismo neoliberal inhumano. Veamos esto con más detalle.

1. La epidemia de la represión y el cinismo político.

Durante décadas los gobiernos sólo han considerado a la población como una mano con crayola que eventualmente vota por ellos. La Influenza ha mostrado que esas manos son de cuerpos de personas que se enferman, que estudian, trabajan, que “sobreviven”. El IFE se gastará 14 mil 76 millones de pesos para unas elecciones donde lo único que se mostrará es el hartazgo del abstencionismo o el voto de la manipulación mediática. 14 mil millones de pesos para hacer una votación entre los mismos partidos que han dejado al IMSS, al ISSTE y al sistema de salud mexicano en la inmundicia y la vergüenza de servicios. Despilfarre de dinero en elecciones mientras 70% de los “jefes del hogar” no tienen ni siquiera prestaciones de salud para sus familias. Esto es la democracia mediática que permite que Televisa gane anualmente 14,472 millones de pesos y TV Azteca otros 2,909 millones manipulando y desinformando a la gente. En suma un gran derroche de recursos para mantener en el poder a los partidos políticos virulentos y represivos a través de la influenciada votación y sumisión de millones de mexicanos.

2. La epidemia de la ignorancia cultural y la inseguridad social.

Al menos el 22% de los niños mexicanos que hoy no van a clases sufren de la pobreza (OCDE). Eso no le importa a la virulenta Elba Esther Gordillo (lidereza del sindicato de maestros) quien gastó 21 millones 830 mil pesos en 59 camionetas hummers que serán rifadas para que los maestros lleguen con lujo a las escuelas empobrecidas de este país, donde la muerte por enfermedades curables es asunto de todos los días.

En días recientes se nos recordó que México no posee la infraestructura para desarrollar y producir la vacuna contra el virus de influenza porcina, ya que desde hace 30 años los gobiernos priistas, panistas y perredistas desmantelaron institutos especializados y pararon la inversión tecnológica. Esto a pesar de que desde 1999 la Organización Mundial de la Salud (OMS) había alertado al gobierno mexicano sobre prepararse para una epidemia. Gracias a esto la pandemia de la influenza enriquecerá a las grandes empresas farmacéuticas, ya que el gobierno federal gastará los fondos públicos para problemas que no supieron prever.

Los diputados y la presidencia que ahora dictan recetas científicas, decidieron aumentar hace unos meses sólo 5% el presupuesto mediocre para la educación, disminuyeron el de la ciencia 1%, y aumentaron 62% los fondos para la “seguridad” y represión.

3. La epidemia del desempleo y la pobreza económica.

“Para México la crisis no pasará de ser un catarrito” fueron las declaraciones del secretario de Hacienda (Casterns) ante la inminente crisis económica que se mostraba desde mediados del 2008. La realidad es que México ha entrado en una neumonía económica grave: todas las fuentes de ingresos de este país han caído. Las remesas -que después del petróleo son la principal fuente de ingreso nacional- cayeron 12% junto con el retorno de miles trabajadores mexicanos por la crisis en Estados Unidos.

Si el gobierno depositó sus esperanzas en el turismo este caerá por la fobia contra los mexicanos con influenza. El peso se ha venido devaluando en más de un 40%, junto con un disparo en la inflación (aumento en el nivel de precios y servicios).

La tasa de desempleo para el 2009 será del 5% (recordemos que en la crisis del 94 fue de 5.2%) lo que significa que en México habrá más de 2 millones de personas sin una alternativa para vivir ni responder a las eventualidades médicas. Todo esto mientras los bancos elevaron sus intereses hasta un 70'% anual, duplicando la deuda de los hogares que tienen alguna tarjeta de crédito.

A esta epidemia de desempleo y endeudamiento hay que agregarle el hecho de que 12 millones de mexicanos trabajan en la economía informal, es decir sin recibir ninguna prestación y sin tener acceso a los servicios de salud que en estos días y de manera temporal se han “abierto” para todos los posibles infectados de influenza.

Con esta epidemia de desempleo y explotación aumentarán las terribles cifras de 40 millones de mexicanos en pobreza y los 13.8 en pobreza extrema.

Pero hay individuos inmunes a estos males sociales. Por ejemplo Carlos Slim, capitalista dueño de diversos modos de producción, acumula cada día 300 millones de pesos en un país donde sus diputados establecieron 51 míseros pesos como salario mínimo para los trabajadores. Así pues un puñado de virulentos empresarios están reproduciendo su vida de privilegios, a costa de la muerte de millones asalariados infectados de pobreza.

Hasta hace unos días todos caminábamos en las calles con una falsa “tranquilidad”, sin entrar en el pánico o el terror que significa la pobreza, el desempleo y la injusticia expandidos por México y el mundo como una verdadera pandemia. Hoy la influenza nos demuestra los frágiles y vulnerables que somos. Algunos datos apuntan que la enfermedad mostrará su rostro real en los próximos 6 meses obligando a todos a cambiar hábitos en nuestras vidas cotidianas. La misma exigencia se hace para luchar contra la epidemia de la pobreza: requerimos cambiar hábitos. Empieza por dejar de ver la televisión y estudiar la constitución o la historia de tu país; organízate política y culturalmente con tus compañeros de trabajo, con tus vecinos, o en los grandes movimientos de este país.

Recuerda que para enfrentar la pandemia de la pobreza no se necesitan cubrebocas sino abrir la boca y la mente para decir ya basta. Todas las medidas sanitarias contra la pobreza implican luchar contra la riqueza y el poder de unos cuantos políticos y empresarios que dominan a la mayoría de los mexicanos. La vacuna está en tus manos: es la decisión de luchar organizadamente por tus derechos laborales, culturales y políticos, la responsabilidad de que vayas mucho más allá de las urnas y la manipuladora televisión. La vacuna es luchar por este país infectado de miedos y capitalismos virulentos.

*Miembro de la Escuela de Cultura Popular

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