Sol alcanza actividad mínima vista desde 1913

Los científicos muestran cierto grado de inquietud respecto al comportamiento actual del Sol, que presenta una actividad inusualmente tranquila.

El año 2008 los científicos no observaron manchas solares en 266 de los 366 días del año (73%), siendo uno de los años con más blancos solares desde 1913 (311 días sin manchas solares).

Por lo anterior algunos científicos habían señalado al año 2008 como el año en que el ciclo solar había tocado fondo, pero parece ser que esto aún no termina ya que la contabilización de las manchas solares durante este año han caído aún más, registrando que hasta el 31 de Marzo no han existido manchas solares en 78 de los 90 días (87%).

Los científicos tienen registros que señalan que las denominadas “Calmas Solares” ocurren cada 11 años, siendo parte natural del ciclo de manchas solares descubierto por el astrónomo alemán Heinrich Schwabe a mediados del 1800.

Las manchas solares son gigantescas islas de magnetismo generadas en la superficie del Sol, originando llamaradas solares (eyecciones de masa coronal) y radiación UV intensa.

Las observaciones de Schwabe demostraron que luego de una intensa actividad solar se producían valles de calma relativa, los que seguían un patrón regular que se ha mantenido durante más de 200 años.

Si bien el actual período de aparente “tranquilidad” que ha mostrado el Sol se debe al ciclo descrito por Schwabe, lo que llama la atención de los científicos es que pareciera no tener piso, lo que ha sido corroborado por diversas mediciones realizadas.

Como ejemplo tenemos las mediciones realizadas por la nave Ulises, las que han revelado una caída del 20% en la presión del viento solar, lo que viene aconteciendo desde mediados de la década del 90.

La importancia que tiene el viento solar es que ayuda a mantener los rayos cósmicos fuera del Sistema Solar interior, por lo que al existir una disminución de éstos penetran más rayos cósmicos en el Sistema Solar aumentando el peligro para los astronautas, menos tormentas geomagnéticas y auroras en la Tierra.

Otras mediciones realizadas por la NASA han demostrado que el brillo del Sol se ha atenuado un 0,02% en las longitudes de onda visibles y otros 6% en las longitudes de onda UV.

Lo anterior para muchos podría significar una ayuda para combatir el calentamiento global, pero en la realidad no aportan mucho a esta causa. Donde si se sienten sus efectos es en la atmósfera, la que se calienta menos y por lo tanto se “hincha” menos. Esto produce que los satélites que orbitan nuestra Tierra sufren menos del efecto de atracción de la atmósfera, por lo que ven extendida su vida útil. Pero el lado negativo es que esto también sucede con la llamada basura espacial, aumentando la posibilidad creciente de producir algún desperfecto en los satélites, naves espaciales e incluso en la ISS.

Todos estos sucesos tienen bastante ocupados a los científicos, quienes por primera vez pueden medir estos cambios con instrumental de punta, con el objeto de conocer mejor su comportamiento y los efectos que producen. Claro que aún no logran predecir con exactitud hasta dónde seguirán bajando los actuales niveles, que mantienen a nuestro Sol en un estado de aparente “calma”.

El Ciudadano / Chile

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