Orden dada no supervisada se la lleva la chingada

A Puerta Cerrada / Marcela Gómez Zalce

• Jugar con fuego
• Cuestionamientos internacionales


Un error, mi estimado, es tanto más peligroso cuanto mayor sea la cantidad de verdad que contenga. Los acontecimientos relacionados con el severo outbreak de la influenza porcina, que ya alcanza a varios países del mundo, sigue colocando en el epicentro del reventón a México con los continuos y puntillosos cuestionamientos hacia el (des)gobierno de los jinetes de la tormen… no, no, del Apocalipsis de Felipe Calderón —que para colmos de su suerte (so it´s official that he´s a bad omen) ayer se registró un terremoto de 5.7 grados que mandó a la lámpara sideral de la psicosis a tirios y troyanos— sobre la falta de acierto federal en la detección oportuna del endemoniado virus que, hasta hoy, sigue sin cobrar vida alguna más que en nuestro país donde oficialmente se dan distintas cifras lo que ayuda, my friend, a abonar el tan divertido sospechosismo, sello de la cultura del surrealismo mexicano.

Lo singular de este virus puerco es que ya detectados los primeros síntomas, sí tiene cura… que no es lo mismo a tener vacuna por ser completamente nuevo. Lo que ya no tiene vuelta de hoja es la imagen del (des)gobierno y su Gymboree, que ya acusan recibo de delicados señalamientos de Francia, Colombia, Estados Unidos y Canadá sobre jugar al Tío Lolo con la epidemia desde hace varias semanas… sin sopesar que esta nueva ponzoña (se entiende que la porcina) vuelve a (balconear) poner en el centro del debate la pobreza en México y las secuelas indiscutibles de vivir en la miseria sin acceso a los servicios básicos de salud.

Y si en el colmo del desmadre doméstico —que desaparece por unos días del tablero de prioridades mediáticas— le suma que las palabras presidenciales le hacen lo que el viento a Juárez, o mejor aún, les vale absolutamente madres a los encargados de los hospitales del IMSS, donde realidad mata discurso, el polvorín de la molestia social es cuestión de tiempo.

Veamos.

Felipe informa que el IMSS atenderá a personas que no son derechohabientes dada la magnitud del problema, enviando señales de certidumbre… luego entonces llega un hombre el domingo pasado al Hospital Siglo XXI con su hija de 2 años con un cuadro de fiebre arriba de los 38 grados y después del Vía Crucis interno, que terminó en el área de Pediatría, le sale la trabajadora social, de nombre Alma (reservándose esta cínica el apellido), con la lindura que le debe entregar la suma de 5,000 (cinco mil) pesos en efectivo para que le atiendan a su pequeña.

¡¡Chingón!!

Mientras el hombre hace lo imposible por rogarle que el doctor vea a su nenita, esta cerda, (término de moda) sin inmutarse ante el llanto incontrolable de la menor, le espeta que le da el dinero o se jode. Sí, my friend, como lo lee. Después de dos horas de hacerla de jamón, de exigir que la valoraran (por cierto el hombre es derechohabiente) finalmente se presentó el doctor Valencia, encargado de Pediatría, ordenando que atendieran a la niña.

Esta historia que se está repitiendo en varios hospitales del IMSS, donde están cobrando por atender a la gente, devela la cadena de mando fallida y que Felipe puede decir misa y a sus colaboradores les vale madre. Enseña que el titular del IMSS, Daniel Karam, es un perfecto disfuncional rebasado por las circunstancias y sin las credenciales necesarias ante la virulenta contingencia, y ni hablar del responsable del hospital Siglo XXI, Mario Madrazo, que no sabe ni qué pasa bajo sus narices.

Bien reza el clásico verde olivo que nunca falla: Orden dada no supervisada, se la lleva la chingada.

Y ante la peligrosa crisis sanitaria no faltan los que hacen su agosto en hospitales en distintas partes del país jugando con (fuego) la salud de los mexicanos… donde muchos están ubicados en esos márgenes de pobreza y miseria. Quizá con este infame ejemplo se entienda el por qué de algunas cifras de decesos y las no tan extrañas causas sobre la ampliación del foco infeccioso…

Ése, my friend, que tiene al mundo entero preocupado y ocupado, mientras la OMS eleva de 3 a 4 la alerta… en México.

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