Abel Palomera Meza *
El momento para elegir nuevo gobernador, los 10 presidentes municipales y los diputados del Congreso estatal en Colima, se acerca. Por ello, los ciudadanos, los candidatos, el gobierno y los partidos políticos debemos reflexionar acerca de cómo actuaremos una vez que ese tiempo llegue.
Históricamente las elecciones en México y en otros países están caracterizadas por la falta de reglas claras; un árbitro poco confiable e incapaz; prácticas desleales por parte de partidos políticos; una ciudadanía poco participativa y muy polarizada; y un gobierno apoyando con recursos públicos, personal y campaña mediática a sus candidatos.
Para tener un mejor Estado debemos pensar en cómo no hacer lo mismo cada vez que hay elecciones. Los ciudadanos necesitamos participar más, estudiar mejor las propuestas, conocer mejor a los candidatos, no dejarnos llevar por las pasiones y poner los pies sobre la tierra: no mirarnos unos a otros como enemigos por el solo hecho de tener preferencias políticas diferentes.
Los candidatos deben crear propuestas reales y basadas en datos duros y no en invenciones sin sentido pero de gran capacidad electoral. Asimismo, no deben utilizar la demagogia como estrategia para ganar votos. La Real Academia de la Lengua Española define demagogia como: “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. Por último, señores políticos, la frase de Maquiavelo (el fin justifica los medios) no es verdadera cuando lo que se busca es que la sociedad y el Estado sean cada vez mejores.
El gobierno debe dedicarse a los asuntos gubernamentales y no a los político-electorales. Aquí debe entenderse un principio político muy importante: se es parte de un partido político hasta que se convierte en gobierno. Porque el gobierno es la organización política de la sociedad y por medio de la cual se administra y no es un ente dedicado a la búsqueda del poder. No es poco obvio decir que cuando no se conoce el objetivo o se desvía de este, se corre el riesgo de morir.
Los partidos políticos deben estar conscientes de que sus acciones y decisiones inciden en la sociedad tanto como la educación que se imparte en la escuela, lo hace. Su forma de actuar determina en mucho la manera en que las campañas y elecciones se conducirán. No se trata de llegar al poder a costa de lo que sea, se trata de llevar a las y los mejores ciudadanos al gobierno. Se debe hacer lo contrario al maquiavelismo: gobernantes y otros poderes han de estar debajo de la ética y la moral dominante para conseguir sus objetivos o llevar a cabo sus planes.
Los tiempos de elección y de campañas electorales son para mejorar. En ellos es posible observar lo mejor y lo peor de la sociedad y del ser humano. Además, se da la posibilidad de conocer la forma en que los políticos gobernarán. Es similar a cuando la economía se encuentra estable por largos períodos de tiempo y de pronto entra en crisis, las bolsas caen, las personas pierden sus empleos y el poder adquisitivo disminuye rápidamente.
Por eso, aprovechemos esos momentos de crisis (como las campañas y elecciones) para reflexionar acerca del verdadero rumbo de nuestro Estado y de nuestra sociedad. Como lo dijo Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones”.
*El autor es licenciado en Administración Pública por la Universidad de Colima y Maestro en Administración y Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE)
El momento para elegir nuevo gobernador, los 10 presidentes municipales y los diputados del Congreso estatal en Colima, se acerca. Por ello, los ciudadanos, los candidatos, el gobierno y los partidos políticos debemos reflexionar acerca de cómo actuaremos una vez que ese tiempo llegue.
Históricamente las elecciones en México y en otros países están caracterizadas por la falta de reglas claras; un árbitro poco confiable e incapaz; prácticas desleales por parte de partidos políticos; una ciudadanía poco participativa y muy polarizada; y un gobierno apoyando con recursos públicos, personal y campaña mediática a sus candidatos.
Para tener un mejor Estado debemos pensar en cómo no hacer lo mismo cada vez que hay elecciones. Los ciudadanos necesitamos participar más, estudiar mejor las propuestas, conocer mejor a los candidatos, no dejarnos llevar por las pasiones y poner los pies sobre la tierra: no mirarnos unos a otros como enemigos por el solo hecho de tener preferencias políticas diferentes.
Los candidatos deben crear propuestas reales y basadas en datos duros y no en invenciones sin sentido pero de gran capacidad electoral. Asimismo, no deben utilizar la demagogia como estrategia para ganar votos. La Real Academia de la Lengua Española define demagogia como: “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. Por último, señores políticos, la frase de Maquiavelo (el fin justifica los medios) no es verdadera cuando lo que se busca es que la sociedad y el Estado sean cada vez mejores.
El gobierno debe dedicarse a los asuntos gubernamentales y no a los político-electorales. Aquí debe entenderse un principio político muy importante: se es parte de un partido político hasta que se convierte en gobierno. Porque el gobierno es la organización política de la sociedad y por medio de la cual se administra y no es un ente dedicado a la búsqueda del poder. No es poco obvio decir que cuando no se conoce el objetivo o se desvía de este, se corre el riesgo de morir.
Los partidos políticos deben estar conscientes de que sus acciones y decisiones inciden en la sociedad tanto como la educación que se imparte en la escuela, lo hace. Su forma de actuar determina en mucho la manera en que las campañas y elecciones se conducirán. No se trata de llegar al poder a costa de lo que sea, se trata de llevar a las y los mejores ciudadanos al gobierno. Se debe hacer lo contrario al maquiavelismo: gobernantes y otros poderes han de estar debajo de la ética y la moral dominante para conseguir sus objetivos o llevar a cabo sus planes.
Los tiempos de elección y de campañas electorales son para mejorar. En ellos es posible observar lo mejor y lo peor de la sociedad y del ser humano. Además, se da la posibilidad de conocer la forma en que los políticos gobernarán. Es similar a cuando la economía se encuentra estable por largos períodos de tiempo y de pronto entra en crisis, las bolsas caen, las personas pierden sus empleos y el poder adquisitivo disminuye rápidamente.
Por eso, aprovechemos esos momentos de crisis (como las campañas y elecciones) para reflexionar acerca del verdadero rumbo de nuestro Estado y de nuestra sociedad. Como lo dijo Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones”.
*El autor es licenciado en Administración Pública por la Universidad de Colima y Maestro en Administración y Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE)
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