México y EU; detrás de las sonrisas

A Puerta Cerrada / Marcela Gómez Zalce

• Mensajes al capitolio
• Amparo a los mineros


El tiempo, mi estimado, descubre la verdad. Finaliza la semana con síntomas claros de una imagen desgastada, violentada, erosionada y estropeada del (des)gobierno de Felipe Calderón con relación a la mal llamada guerra contra la organizada delincuencia, cuyo tsunami de sangre y terror constató el motivo fundamental de la visita relámpago de trabajo del presidente Barack Obama a nuestro país cuya agenda fue, literalmente, hecha ex profeso para el heroico Eliott Ness y sus Intocables.

Desde las primeras horas de la mañana hubo encerrona de la titular del Departamento de Seguridad Interna (DHS) Janet Napolitano en el despacho de Bucareli acompañada de todo el gabinete de seguridad nacional que duró más de dos horas. Si le agrega el nombramiento desempolvado de la figura del zar fronterizo, del aumento de elementos de simpáticas agencias norteamericanas en territorio nacional, de las maniobras conjuntas en la frontera común, del intercambio selectivo (pointing the lack of trust in mexican authorities) de información de inteligencia y del debate sobre el problema sobre el tráfico de armas, Obama llegó y envió un atractivo mensaje… pero para el Congreso estadunidense.

Mensaje para que se pongan las pilas legislativas referentes al controvertido asunto de las armas, que en algún porcentaje terminan en manos de los revoltosos cárteles que trabajan ahora por reinventar sus rutas de trasiego rumbo al mercado de oferta más importante de drogas.

Barack vino a darle, como dijera el clásico ranchero, palmaditas en la espalda a Calderón, quien encantado de la foto, atiborraba de cifras policiacas, como si fuera un parte de guerra, a la prensa reunida en el salón en que se dio la conferencia conjunta.

El sabor de boca, my friend, es que México es un problema y un descomunal foco rojo para la seguridad nacional de nuestros agobiados vecinos, que han constatado en los últimos meses con su cascada de misiles que oscilaron entre el colapso rápido, el Estado fallido, el narcoestado, la ingobernabilidad en varias partes del país, aderezado con la joyita de Forbes del espléndido narcomillonario —que por cierto anda feliz ahora por Jalisco—, que este (des)gobierno no puede con el paquetón. Que la estrategia integral de Calderón & his dumb squad fracasó. Que la corrupción en todos los niveles y en todos los colores de gobierno es cimiento del desmadre y la crisis en materia de seguridad. Que estos improvisados están rebasados por el poder real de los cárteles y que la viabilidad y sostén del régimen corre un fuerte peligro.

Que aquel grito presidencial de guerra en diciembre del 2006 —cuyo origen fue el de legitimarse— contra la organizada delincuencia se salió de control y por eso el otro grito de Los Pinos... el de ayuda para orquestar la Iniciativa Mérida, copia calca del fallido, según recientes afirmaciones del vicepresidente Francisco Santos, Plan Colombia —país donde por cierto si no es por la DEA, el capo Daniel Rendón Herrera (AKA Don Mario) no hubiera sido capturado— cuya punta del iceberg apenas comienza a surgir.

Hoy, el (des)gobierno de Calderón es víctima de su irreflexiva, estúpida y temeraria estrategia para combatir al narcotráfico, rodeado de los mismos personajes culpables, por omisión o complicidad, del actual desastre nacional. Jugar al Tío Lolo creyéndose el cuento del heroísmo y el coraje es una cuestión de tiempo.

Tiempo, porque ya entrados los güeritos en el tema, my friend, van a comenzar a volar los zapes, las presiones, las filtraciones y los correctores de fondo. Y es aquí donde se develarán las formas… que, por más cortinas de fotos sonrientes, ya han sido diseñadas.

Por la Mirilla

El sindicato minero, encabezado por Napoleón Gómez Urrutia, anunció el amparo directo otorgado por un juez federal que dejaría sin efectos la orden orquestada en complicidad entre Grupo México de Germán Larrea, la JFCyA y el secretario del Trabajo (sucio) Javier Lozano para finiquitar el contrato colectivo de trabajo entre empresa y trabajadores de Cananea.

Más allá de la victoria jurídica que devela el constante atropello a la legalidad sobre el derecho a huelga, el consorcio no cejará en su intento por apoderarse de la mina y aplastar al sindicato al costo que sea.

Cananea arde en tensión mientras la fuerza pública federal ronda los alrededores buscando la provocación y así justificar… lo injustificable.

¡Adiós!

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