La ofensiva del agua

Yo no bebo agua, los peces fornican en ella

WC Fields

SEDIENTOS, LOS HABITANTES
de la cuenca del viejo Valle de Anáhuac presenciamos la escaramuza inicial que los partidos políticos –de los cuales somos rehenes— protagonizaron por un recurso no renovable y cada vez más valioso por su escasez: el agua.

Históricamente el agua ha sido centro de conflictos por muchos motivos. Algunas veces en el origen de la delimitación de fronteras entre los Estados, mediante el sistema de línea por la que corre el río o la de vertientes. El agua representa también un eficaz instrumento estratégico, tanto para la defensa como para el ataque. Los modernos conflictos, que involucran de manera cada vez más masiva a la población civil y centros habitados, tienen graves repercusiones con mucha frecuencia, sobre las posibilidades de la población de satisfacer sus exigencias hídricas, como se ha demostrado en la guerra contra Irak.

El agua representa también un eficaz instrumento de presión, especialmente en un contexto donde esta no abunda. El término hidropolítica describe bien el conjunto de relaciones y de tensiones que cada vez más frecuentemente se crean entre Estados que tienen agua y Estados que no la tienen. La hidropolítica es la política hecha con el agua, mediante la cual los Gobiernos nacionales buscan afirmar su hegemonía dentro de una región.

Nuestra peculiar democracia que, en realidad, es partidocracia, reproduce en nuestro ámbito estas tensiones. En manos de panistas, la Comisión Nacional del Agua se enfrenta a los gobiernos del PRD y del PRI en el Distrito Federal y en el Estado de México, respectivamente.

La Conagua, así, abre y cierra el grifo declarativo a conveniencia del PAN. Lo peor es que también corta los caudales del líquido a su cargo para perjudicar las gestiones gubernativas de Marcelo Ebrard y/o Enrique Peña, según convenga. Claro que siempre se ampara en reparaciones reales o supuestas de las redes de distribución o, ahora, de los bajos niveles en los almacenamientos.

Encabezada esta Comisión por el ex dirigente del blanquiazul en la capital nacional, Conagua se ha convertido en el bastión con el que la Administración del señor Felipe Calderón usa en la campaña electoral a favor de su organismo político.

Todo esto, no obstante que el derecho humanitario internacional prevea expresamente la prohibición de destruir las reservas de agua potable y las obras de irrigación con el específico objetivo de privar de su valor de subsistencia al bando adversario, así como atacar las estructuras que, como diques y barreras, ya que una vez destruidas causan grandes pérdidas entre la población civil.

Si Calderón y los suyos juegan así con la sed y las necesidades de la población, Marcelo Ebrard ha utilizado la insuficiencia cual medio de propaganda, al salir a los medios a anunciar la construcción de obras hidráulicas que parecieran haber sido planeadas al aventón.

En ello fueron pródigos los priístas, quienes en su momento emplearon a su favor la retórica que rodea la construcción de los grandes diques o y los nombres de los políticos con cuyos nombres fueron bautizadas las presas.

Pero jugar con agua, como lo hacen los políticos partidistas que padecemos, paradójicamente es como jugar con fuego.

Y es que ante los conflictos interpartidistas o intergubernamentales, hoy, a nivel nacional como internacional, la orientación cada vez más frecuente y consistente de organismos como el FMI se dirige a los instrumentos del mercado y a los recursos y a los capitales de los actores privados, particularmente de los grandes grupos multinacionales que operan en el sector. Privatizar el agua, pues.

El riesgo es mayúsculo, sobremanera si se considera que son empresas transnacionales, con sede en Europa o en Estados Unidos, las que se disputan la riqueza hidráulica de México, desperdiciada mientras los políticos pelean ante una población sedienta.

No sólo de agua, dijo el maestro Justo Sierra, también de justicia.

Índice Flamígero: En los últimos años se han multiplicado las reuniones internacionales dedicadas a la crisis hídrica mundial, y con ello las alarmas y los temores sobre la eventualidad de que el control de las reservas de agua dulce pueda ser el origen de guerras en el futuro. En Veracruz, organizada por el gobierno de Fidel Herrera Beltrán va a celebrarse la próxima, a partir de mañana: Primer Foro Internacional del Agua, Energía y Cambio Climático. Mientras unos pleitean, hay por fortuna quien está a la búsqueda de soluciones.

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