Ernesto Carmona
El medicamento llamado Tamiflu y su ex “dueño” Donald Rumsfeld, ex ministro de Defensa de Bush, obtendrán grandes ganancias con la actual epidemia de influencia porcina, según informes de la prensa independiente, distinta a los grandes medios que manipulan a la opinión pública mundial.
El Tamiflu, inventado por Gilead Sciences Inc. y recomendado incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sería hasta ahora uno de los pocos tratamientos eficaces para curar la gripe causada por el virus mutado H1N1, causante de los brotes de la llamada influenza porcina en México y EEUU. Rumsfeld fue presidente de Gilead desde el 3 de diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono, en 2001, pero conservó la propiedad de su paquete accionario.
Posteriormente, Gilead vendió los derechos sobre el Tamiflu a laboratorios Roche, cuyas acciones se vieron beneficiadas en la bolsa durante la epidemia de gripe aviar. El medicamento se fabrica a partir del anís desde que fue inventado a principios de los años 90, cuando surgió la enfermedad que devastó los gallineros del Asia en 2005-2006, y causó gran mortandad en seres humanos cuando Rumsfeld era el jefe del Pentágono, cuya “misión también consiste en promover experimentaciones bacteriológicas con fines militares.
El virus de la gripe aviar fue manipulado genéticamente para que se transmitiera a los seres humanos en los laboratorios farmo-terroristas del ejército de EEUU en Fort Dix, New Jersey, en 1976, causando la muerte de varios soldados. Existe la justificada sospecha de de que esta nueva versión H1N1 tenga una procedencia similar.
La pregunta es si alguien como Rumsfeld o sus socios habrán metido mano en la difusión de este virus genéticamente modificado, porque hasta el momento ningún cerdo ha aparecido enfermo en ningún lugar del mundo. En resguardo de la inocencia porcina respecto a la epidemia de gripe homónima, en Europa propusieron que mejor se le llame “nueva influenza” para disociarla del cuadrúpedo, cuya carne ahora pocos quieren ingerir.
La mutación del virus H1N1 bien pudo haber sido también fabricada en un laboratorio. Se trata de una “forma nunca antes vista de la gripe que combina virus de cerdo, de aves y seres humanos”, en una mezcla intercontinental de virus de Norteamérica, Europa y Asia, comentaron a Associated Press funcionarios del CDC, sigla en inglés del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU.
Todos los países del mundo están ahora comprando preventivamente grandes cantidades de Tamiflu, cuyo principal consumidor han sido las tropas de EEUU, que lo utilizan obligatoriamente desde que Rumsfeld fue el jefe del Pentágono. Desde entonces, las ganancias de Rlche y Gilead Sciences Inc. aumentaron en varios miles de millones de dolares. El precio normal del Tamiflu bordea los 10 dólares.
No sería la primera vez que en EEUU experimentan con gente, sea con fines militares, de negocios o por su permanente “lucha por la libertad”. Incluso, Washington lo hizo con sus propios conciudadanos, por ejemplo en 1945, cuando 73 escolares de una escuela pública de Massachusetts recibieron cucharadas de isótopos radioactivos junto con la avena con leche que les daban en el desayuno de cada mañana. En esos años la ciencia militar estadounidense conocía el poder destructivo de la energía atómica pero sabía poco sobre el efecto radioactivo en seres humanos.
Desde los años 40 hasta la década de los ’90, Estados Unidos experimentó armas químicas y bacteriológicas con habitantes de su propio país. Los jueces rechazaron en los años 90 las demandas de reparación de las familias de las víctimas invocando la doctrina de "la inmunidad del gobierno". En 1994, el entonces presidente William Clinton ofreció "disculpas sinceras", aduciendo que una "nueva generación de líderes" no repetiría esas prácticas, formulando un cuestionamiento ético que otros tildaron de simple "traición". Hoy podrían existir nuevos abusos secretos, inspirados por la industria farmacéutica y personajes de la catadura de Rumsfeld, que saben cómo hacer dinero en su “lucha contra el terrorismo”.
*** IMPORTANTE *** Revoluciones es un proyecto de información alternativa sin fines de lucro, para mantenernos en línea requerimos de tu apoyo. Puedes ayudarnos haciendo un deposito bancario, por mínimo que sea, hazlo en el banco HSBC, al número de cuenta 6271254999 a nombre de Samuel R. García o en transferencia electrónica abonando al número Clabe: 021180062712549990. Gracias.
El medicamento llamado Tamiflu y su ex “dueño” Donald Rumsfeld, ex ministro de Defensa de Bush, obtendrán grandes ganancias con la actual epidemia de influencia porcina, según informes de la prensa independiente, distinta a los grandes medios que manipulan a la opinión pública mundial.
El Tamiflu, inventado por Gilead Sciences Inc. y recomendado incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sería hasta ahora uno de los pocos tratamientos eficaces para curar la gripe causada por el virus mutado H1N1, causante de los brotes de la llamada influenza porcina en México y EEUU. Rumsfeld fue presidente de Gilead desde el 3 de diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono, en 2001, pero conservó la propiedad de su paquete accionario.
Posteriormente, Gilead vendió los derechos sobre el Tamiflu a laboratorios Roche, cuyas acciones se vieron beneficiadas en la bolsa durante la epidemia de gripe aviar. El medicamento se fabrica a partir del anís desde que fue inventado a principios de los años 90, cuando surgió la enfermedad que devastó los gallineros del Asia en 2005-2006, y causó gran mortandad en seres humanos cuando Rumsfeld era el jefe del Pentágono, cuya “misión también consiste en promover experimentaciones bacteriológicas con fines militares.
El virus de la gripe aviar fue manipulado genéticamente para que se transmitiera a los seres humanos en los laboratorios farmo-terroristas del ejército de EEUU en Fort Dix, New Jersey, en 1976, causando la muerte de varios soldados. Existe la justificada sospecha de de que esta nueva versión H1N1 tenga una procedencia similar.
La pregunta es si alguien como Rumsfeld o sus socios habrán metido mano en la difusión de este virus genéticamente modificado, porque hasta el momento ningún cerdo ha aparecido enfermo en ningún lugar del mundo. En resguardo de la inocencia porcina respecto a la epidemia de gripe homónima, en Europa propusieron que mejor se le llame “nueva influenza” para disociarla del cuadrúpedo, cuya carne ahora pocos quieren ingerir.
La mutación del virus H1N1 bien pudo haber sido también fabricada en un laboratorio. Se trata de una “forma nunca antes vista de la gripe que combina virus de cerdo, de aves y seres humanos”, en una mezcla intercontinental de virus de Norteamérica, Europa y Asia, comentaron a Associated Press funcionarios del CDC, sigla en inglés del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU.
Todos los países del mundo están ahora comprando preventivamente grandes cantidades de Tamiflu, cuyo principal consumidor han sido las tropas de EEUU, que lo utilizan obligatoriamente desde que Rumsfeld fue el jefe del Pentágono. Desde entonces, las ganancias de Rlche y Gilead Sciences Inc. aumentaron en varios miles de millones de dolares. El precio normal del Tamiflu bordea los 10 dólares.
No sería la primera vez que en EEUU experimentan con gente, sea con fines militares, de negocios o por su permanente “lucha por la libertad”. Incluso, Washington lo hizo con sus propios conciudadanos, por ejemplo en 1945, cuando 73 escolares de una escuela pública de Massachusetts recibieron cucharadas de isótopos radioactivos junto con la avena con leche que les daban en el desayuno de cada mañana. En esos años la ciencia militar estadounidense conocía el poder destructivo de la energía atómica pero sabía poco sobre el efecto radioactivo en seres humanos.
Desde los años 40 hasta la década de los ’90, Estados Unidos experimentó armas químicas y bacteriológicas con habitantes de su propio país. Los jueces rechazaron en los años 90 las demandas de reparación de las familias de las víctimas invocando la doctrina de "la inmunidad del gobierno". En 1994, el entonces presidente William Clinton ofreció "disculpas sinceras", aduciendo que una "nueva generación de líderes" no repetiría esas prácticas, formulando un cuestionamiento ético que otros tildaron de simple "traición". Hoy podrían existir nuevos abusos secretos, inspirados por la industria farmacéutica y personajes de la catadura de Rumsfeld, que saben cómo hacer dinero en su “lucha contra el terrorismo”.
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Atte. Ilse