Conjeturas / Álvaro Cepeda Neri
Ya en una nota bibliográfica hice referencia al libro: Sin maíz no hay país (editado por Conaculta) donde varios autores, conocedores a fondo del problema y las soluciones al cultivo, cosecha y consumo del maíz, expusieron que “para al menos de una tercera parte de los mexicanos de hoy (en pleno 2009) el maíz sigue siendo eje rector de la vida cotidiana”.
Es un rastreo de lo que representa para alimentación nacional, y que la apresurada negociación del TLC, para violentar la autoritaria modernización desde arriba por el salinismo, puso en severa situación, al grado de que hoy, el campo y toda la agricultura, quince años después, sobrevive a una catástrofe social que apunta a una próxima revuelta de los más de 20 millones de mexicanos que se mueren de hambre en el campo.
El Comité Sin Maíz no hay País ha mostrado sus alegatos, plenamente fundados, en todos los frentes nacionales, para que el gobierno o, mejor dicho, los malos gobiernos: foxista y calderonista, que han olvidando sus obligaciones agrícolas (con el inepto de Bebeto Cárdenas, que busca otra vez la candidatura presidencial panista), atiendan el reclamo de la producción del campo, sobre todo: maíz, frijol, trigo y otros cereales que se traen de Estados Unidos, porque es más barato, ignorando cínicamente que allá desde Clinton, Bush y ahora Obama, subsidian la producción agrícola.
El asunto ahora es que durante su visita beisbolera, de pisa y corre, el señor Obama fue el destinatario de una Carta Abierta, para hacerle saber que el TLC, en sus actuales términos, ya demostró ser una desgracia económica para los campesinos, para el campo y para la agricultura nacional.
Que padecemos insuficiencia alimentaria y los precios de los alimentos se ha multiplicado por 10 durante los quince años de vigencia inequitativa del TLC. Así, 20 millones de mexicanos, en las zonas rurales, padecen desnutrición; otros 20 millones no logran satisfacer su necesidad de granos, mientras la obesidad es alarmante por consumir productos chatarra.
La carta a Obama debe haber sido incluida entre los documentos que le hicieron llegar, para informarle que “Felipe Calderón no representa la legitimidad... y no le hablará con la verdad cerca del TLCAN y sus dramáticos impactos negativos económicos, sociales y ambientales en el campo y en la alimentación de toda la población”.
Sólo vi publicada la carta en La Jornada: 17/IV/08, donde le propone al presidente estadounidense: renegociar el TLC, establecer un acuerdo y un debate trinacional de cooperación para el desarrollo, y para proponer opciones al modelo del TLC; impulsar una reforma migratoria y la no militarización de la frontera.
Se trata de concienciar a Obama, si es que éste quiere contribuir a reimpulsar la economía integral de este continente, víctima de los errores, ineptitudes, abusos y corrupción de sus gobiernos y de que ahora la locomotora estadounidense está seriamente averiada y no puede jalar los vagones del capitalismo mundial que está azotado por el contagio de esa paralización.
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Ya en una nota bibliográfica hice referencia al libro: Sin maíz no hay país (editado por Conaculta) donde varios autores, conocedores a fondo del problema y las soluciones al cultivo, cosecha y consumo del maíz, expusieron que “para al menos de una tercera parte de los mexicanos de hoy (en pleno 2009) el maíz sigue siendo eje rector de la vida cotidiana”.
Es un rastreo de lo que representa para alimentación nacional, y que la apresurada negociación del TLC, para violentar la autoritaria modernización desde arriba por el salinismo, puso en severa situación, al grado de que hoy, el campo y toda la agricultura, quince años después, sobrevive a una catástrofe social que apunta a una próxima revuelta de los más de 20 millones de mexicanos que se mueren de hambre en el campo.
El Comité Sin Maíz no hay País ha mostrado sus alegatos, plenamente fundados, en todos los frentes nacionales, para que el gobierno o, mejor dicho, los malos gobiernos: foxista y calderonista, que han olvidando sus obligaciones agrícolas (con el inepto de Bebeto Cárdenas, que busca otra vez la candidatura presidencial panista), atiendan el reclamo de la producción del campo, sobre todo: maíz, frijol, trigo y otros cereales que se traen de Estados Unidos, porque es más barato, ignorando cínicamente que allá desde Clinton, Bush y ahora Obama, subsidian la producción agrícola.
El asunto ahora es que durante su visita beisbolera, de pisa y corre, el señor Obama fue el destinatario de una Carta Abierta, para hacerle saber que el TLC, en sus actuales términos, ya demostró ser una desgracia económica para los campesinos, para el campo y para la agricultura nacional.
Que padecemos insuficiencia alimentaria y los precios de los alimentos se ha multiplicado por 10 durante los quince años de vigencia inequitativa del TLC. Así, 20 millones de mexicanos, en las zonas rurales, padecen desnutrición; otros 20 millones no logran satisfacer su necesidad de granos, mientras la obesidad es alarmante por consumir productos chatarra.
La carta a Obama debe haber sido incluida entre los documentos que le hicieron llegar, para informarle que “Felipe Calderón no representa la legitimidad... y no le hablará con la verdad cerca del TLCAN y sus dramáticos impactos negativos económicos, sociales y ambientales en el campo y en la alimentación de toda la población”.
Sólo vi publicada la carta en La Jornada: 17/IV/08, donde le propone al presidente estadounidense: renegociar el TLC, establecer un acuerdo y un debate trinacional de cooperación para el desarrollo, y para proponer opciones al modelo del TLC; impulsar una reforma migratoria y la no militarización de la frontera.
Se trata de concienciar a Obama, si es que éste quiere contribuir a reimpulsar la economía integral de este continente, víctima de los errores, ineptitudes, abusos y corrupción de sus gobiernos y de que ahora la locomotora estadounidense está seriamente averiada y no puede jalar los vagones del capitalismo mundial que está azotado por el contagio de esa paralización.
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