Retos del gobierno

Francisco Velasco Zapata

Uno de los grandes retos del actual gobierno, desde su inicio, ha sido trascender a la lamentable polarización social que se vive en México y que ha sido impulsada y promovida desde distintos frentes políticos.

Rencores que se creían superables han ido madurando -día tras día- sin que el grupo gobernante haya logrado disminuir sus efectos nocivos para el conjunto de la sociedad. Es un clima de crispación que crece y se desarrolla en un escenario donde la pobreza es de poco más del 60% de los mexicanos, de los cuales 30% vive en situación de pobreza extrema, y en la profunda desigualdad. El riesgo es que esto se traduzca en hambre y el hambre en revuelta social. Hambre de justicia, hambre de igualdad, hambre por la falta de empleos dignos y bien remunerados.

El actual gobierno no ha sido capaz de crear los puestos de trabajo que ofreció en campaña y ni que decir de los que se han perdido como consecuencia de la “crisis de nunca acabar”. La superación de la pobreza sólo podrá resolverse cuando se generen las oportunidades de trabajo bien remunerado que requieren la mayoría de los mexicanos, aún para los más encumbrados, porque ellos también tienen derecho a crecer y a que crezcan sus expectativas de crecimiento económico, social y cultural, de salud, de seguridad y de más, mucho más.

El crimen organizado se ha enseñoreado en nuestro país y por ello no es extraño que para los Estados Unidos de Norteamérica -México- se haya vuelto prioridad para su seguridad nacional. Y es que el gobierno en turno, por más propaganda positiva que se haga, no ha sido capaz de combatir a fondo el auge del narcotráfico y la proliferación de la violencia entre quienes se disputan territorios y vías de tránsito para producir y distribuir drogas; ni siquiera ha logrado trascender la ineficacia de los cuerpos de seguridad que alimenta la impunidad de peligrosos delincuentes y envenenadores públicos. Este tipo de inseguridad no se limita a quienes son o tienen vínculos con narcotraficantes, sino que se ha convertido en un grave problema de seguridad pública en tanto que el robo a mano armada es pan de todos los días, lo mismo en los medios urbanos que en los rurales, lo cual, ha ido fomentando la necesidad de la gente de tomar medidas para no ser víctima inocente de la delincuencia. La justicia por propia mano puede convertir al país en un caos difícil de controlar.

Como si lo anterior no fuera suficiente, tenemos que insistir en que el campo mexicano está totalmente empobrecido y ha ido despoblándose rápidamente por la migración hacia los Estados Unidos de Norteamérica a pesar de muros y vejaciones y, no obstante, el regocijo de ciertas personas en virtud de las ganancias que obtienen por el monto de las remesas que envían a México los paisanos desde aquel país.

Lo más lamentable de todo es que quienes tienen a cargo una responsabilidad de gobierno no han demostrado tener la mínima sensibilidad y contar con oficio político, patriotismo y plena entrega a las tareas que la buena política demanda. Y es que la carencia de un proyecto realista y viable de gobierno ha ido conduciendo al país a un México de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta categoría, donde prevalecen el “individualismo” como fenómeno social, los intereses personales, familiares o de grupo; habitamos un México donde la clase gobernante en turno carece de capacidad de respuesta a viejos y nuevos problemas y cada día son más autoritarios; habitamos un México donde se reducen las reservas internacionales del Banco de México so pretexto de equilibrar la paridad peso dólar, pero nada se dice de la deuda pública que nos heredan, la mayoría de las veces sin justificación, ni legalidad. Habitamos un México donde el presupuesto del gobierno se usa con fines políticos clientelares y en muchas entidades del país como botín de grupos familiares y de compadres. ¿Y usted, cómo la ve?

Francisco Velasco Zapata es politólogo. Presidente de Parlamento Ciudadano A. C.

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