Pedro Echeverría V.
1. Ayer se publicó que la Procuraduría General de la República (PGR) perdió en definitiva un juicio que inició hace 16 años para castigar a los autores intelectuales del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, (jefe parlamentario del PRI) ocurrido el 28 de septiembre de 1994 en la ciudad de México, caso de magnicidio que cimbró la vida política del país. Con una resolución un tribunal confirmó la prescripción de la orden de aprehensión contra del ex diputado federal Manuel Muñoz Rocha (desaparecido), considerado por las autoridades mexicanas como el eslabón perdido de la investigación que se abrió para esclarecer los motivos reales que llevaron a esta ejecución. Todo un caso en que los priístas demostraron cómo arreglan sus cosas.
2. En México, como en los EEUU y, pienso, que en la mayoría de los países, los asesinatos políticos nunca se aclaran a satisfacción. Siempre se inventan o se crean falsos culpables para cubrir a los verdaderos asesinos que actúan siempre bajo la protección de una parte del Estado. Dicen que para la justicia “tan culpable es el que mata a la vaca como el que le jala la pata”, pero nunca se llegan a conocer a asesinos directos y, menos, a los que ordenan y pagan a los actores designados. Incluso se abren líneas de investigación que sirven de entretenimiento como fue el caso del PAN, que negoció con el entonces presidente Ernesto Zedillo del PRI, la entrega de la PGR para su destacado dirigente Lozano Gracia. Lo que hizo éste fue complicidad y ridículo.
3. Recordemos que a fines del año de 1993, a pesar del recién asesinato del cardenal Posadas en una emboscada en el aeropuerto de Guadalajara, atribuido por el entonces presidente Carlos Salinas a narcotraficantes, puede decirse que el gobierno de Salinas alcanzó su máxima fuerza porque logró la aprobación del Trabado de Libre Comercio (TLC) con Canadá y los EEUU, impuso como candidato priísta a Donaldo Colosio y con ello aseguraba su continuidad como “jefe máximo” de México. Pero aquel 1 de enero de 1994, cuando aún Salinas y su gabinete festejaban en Los Pinos en medio de gran borrachera, el levantamiento zapatista del EZLN los atragantó y los puso en guardia ante fenomenal movimiento de indígenas y campesinos de Chiapas.
4. La realidad es que 1994 fue un gran año de lo político. Además de iniciarse con el levantamiento indígena, se hacían notar las campañas presidenciales de Colosio del PRI y de Cuauhtémoc Cárdenas del PRD, así como las figuras de Sub. Marcos, del obispo Samuel Ruiz y del político Manuel Camacho, quien fuera el hombre de mayor confianza de Salinas. Antes del asesinato de Colosio en marzo se pensaba que en cualquier momento Camacho (el negociador de Salinas ante el zapatismo) sustituiría a Colosio en la candidatura priísta. Zedillo sustituyó en la candidatura a Colosio al ser asesinado éste. Después de ser electo tuvo que enfrentar el asesinato de Ruiz Massieu, la gran devaluación de diciembre y el crecimiento de las protestas zapatistas.
5. El asesinato de Ruiz Massieu, quien era toda una figura política porque coordinaba a los legisladores del PRI y, al parecer pretendía confrontar a su excuñado, el presidente Salinas, mostró una vez más (después del asesinato de Colosio) que Salinas era un asesino en potencia. El acusado principal, Muñoz Rocha, a las pocas horas del asesinato desapareció y lo jocoso del caso fue que el panista Lozano Gracia (Procurador nombrado por el nuevo Presidente de la República) se pasó varios meses entreteniendo la investigación después de contratar una vieja “adivina” que le apodaban La Paca que “después de un sueño” se puso a descifrar una osamenta cuyos huesos y demás partes demostraban que eran los restos de Muñoz Rocha.
6. Las preguntas: ¿Fueron los hermanos Carlos y Raúl Salinas, o el legislador Manuel Muñoz Rocha y el secretario particular del presidente Salinas, Justo Ceja, los que asesinaron al incómodo jefe de la bancada del PRI, Ruiz Massieu en septiembre de 1994? ¿Fueron los panistas de la Procuraduría General de la República, encabezados por Lozano Gracia los que trataron de desviar la investigación contratando a La Paca para descifrar la osamenta del Encanto? Lo que “haiga sido”, la realidad es que ya venció el plazo para castigar a los culpables de uno de los asesinatos más renombrados, junto al del candidato priísta Donaldo Colosio y del cardenal Posadas en Guadalajara. Nunca se supo, ni se sabrá, la culpabilidad de priístas, panistas y clero en el asesinato.
7. La votación a favor de Cárdenas, del PRD, se desplomó en 1994 porque la burguesía pudo desarrollar lo que se conoció como “la campaña del miedo” y porque en el interior del PRD comenzaban a agudizarse las divisiones. Zedillo, del PRI, era un malísimo candidato porque no se había preparado para serlo; el asesinato de Colosio le cayó, al parecer, de sorpresa; pero pudo contar en su candidatura con el apoyo del PAN y de su candidato presidencial (Fernández de Cevallos), que ya venia cogobernado con Salinas. Por ese abierto colaboracionismo PAN/PRI nació el apoyo de Zedillo al panismo y luego al foxismo para asumir el gobierno nacional. El PAN consolidó su fuerza electoral durante los sexenios neoliberales del PRI en los años 1982 a 2000.
8. ¿Fue el legislador Muñoz Rocha el asesino material de Ruiz Massieu? La verdad es que debería importar muy poco porque siempre los importantes son los que dan las órdenes. Lo que se observa es que los verdaderos asesinos son los hermanos Salinas (Carlos y Raúl) que fueron los que ordenaron a Muñoz Rocha y Justo Ceja que organizaran la acción. Sin embargo, la realidad es que ya han pasado 16 años y ninguno de los crímenes han sido aclarados: ni el del Cardenal, el de Colosio o Ruiz Massieu por nombrar a los más conocidos. ¿Podrá pensarse acaso, tontamente, que alguno de los crímenes contra más de 600 militantes izquierdistas se aclare? Mientras tanto los altos gobernantes del PAN, PRI, PRD y de otros partidos siguen gozando de sus fueros y altísimos ingresos.
pedroe@cablered.net.mx
1. Ayer se publicó que la Procuraduría General de la República (PGR) perdió en definitiva un juicio que inició hace 16 años para castigar a los autores intelectuales del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, (jefe parlamentario del PRI) ocurrido el 28 de septiembre de 1994 en la ciudad de México, caso de magnicidio que cimbró la vida política del país. Con una resolución un tribunal confirmó la prescripción de la orden de aprehensión contra del ex diputado federal Manuel Muñoz Rocha (desaparecido), considerado por las autoridades mexicanas como el eslabón perdido de la investigación que se abrió para esclarecer los motivos reales que llevaron a esta ejecución. Todo un caso en que los priístas demostraron cómo arreglan sus cosas.
2. En México, como en los EEUU y, pienso, que en la mayoría de los países, los asesinatos políticos nunca se aclaran a satisfacción. Siempre se inventan o se crean falsos culpables para cubrir a los verdaderos asesinos que actúan siempre bajo la protección de una parte del Estado. Dicen que para la justicia “tan culpable es el que mata a la vaca como el que le jala la pata”, pero nunca se llegan a conocer a asesinos directos y, menos, a los que ordenan y pagan a los actores designados. Incluso se abren líneas de investigación que sirven de entretenimiento como fue el caso del PAN, que negoció con el entonces presidente Ernesto Zedillo del PRI, la entrega de la PGR para su destacado dirigente Lozano Gracia. Lo que hizo éste fue complicidad y ridículo.
3. Recordemos que a fines del año de 1993, a pesar del recién asesinato del cardenal Posadas en una emboscada en el aeropuerto de Guadalajara, atribuido por el entonces presidente Carlos Salinas a narcotraficantes, puede decirse que el gobierno de Salinas alcanzó su máxima fuerza porque logró la aprobación del Trabado de Libre Comercio (TLC) con Canadá y los EEUU, impuso como candidato priísta a Donaldo Colosio y con ello aseguraba su continuidad como “jefe máximo” de México. Pero aquel 1 de enero de 1994, cuando aún Salinas y su gabinete festejaban en Los Pinos en medio de gran borrachera, el levantamiento zapatista del EZLN los atragantó y los puso en guardia ante fenomenal movimiento de indígenas y campesinos de Chiapas.
4. La realidad es que 1994 fue un gran año de lo político. Además de iniciarse con el levantamiento indígena, se hacían notar las campañas presidenciales de Colosio del PRI y de Cuauhtémoc Cárdenas del PRD, así como las figuras de Sub. Marcos, del obispo Samuel Ruiz y del político Manuel Camacho, quien fuera el hombre de mayor confianza de Salinas. Antes del asesinato de Colosio en marzo se pensaba que en cualquier momento Camacho (el negociador de Salinas ante el zapatismo) sustituiría a Colosio en la candidatura priísta. Zedillo sustituyó en la candidatura a Colosio al ser asesinado éste. Después de ser electo tuvo que enfrentar el asesinato de Ruiz Massieu, la gran devaluación de diciembre y el crecimiento de las protestas zapatistas.
5. El asesinato de Ruiz Massieu, quien era toda una figura política porque coordinaba a los legisladores del PRI y, al parecer pretendía confrontar a su excuñado, el presidente Salinas, mostró una vez más (después del asesinato de Colosio) que Salinas era un asesino en potencia. El acusado principal, Muñoz Rocha, a las pocas horas del asesinato desapareció y lo jocoso del caso fue que el panista Lozano Gracia (Procurador nombrado por el nuevo Presidente de la República) se pasó varios meses entreteniendo la investigación después de contratar una vieja “adivina” que le apodaban La Paca que “después de un sueño” se puso a descifrar una osamenta cuyos huesos y demás partes demostraban que eran los restos de Muñoz Rocha.
6. Las preguntas: ¿Fueron los hermanos Carlos y Raúl Salinas, o el legislador Manuel Muñoz Rocha y el secretario particular del presidente Salinas, Justo Ceja, los que asesinaron al incómodo jefe de la bancada del PRI, Ruiz Massieu en septiembre de 1994? ¿Fueron los panistas de la Procuraduría General de la República, encabezados por Lozano Gracia los que trataron de desviar la investigación contratando a La Paca para descifrar la osamenta del Encanto? Lo que “haiga sido”, la realidad es que ya venció el plazo para castigar a los culpables de uno de los asesinatos más renombrados, junto al del candidato priísta Donaldo Colosio y del cardenal Posadas en Guadalajara. Nunca se supo, ni se sabrá, la culpabilidad de priístas, panistas y clero en el asesinato.
7. La votación a favor de Cárdenas, del PRD, se desplomó en 1994 porque la burguesía pudo desarrollar lo que se conoció como “la campaña del miedo” y porque en el interior del PRD comenzaban a agudizarse las divisiones. Zedillo, del PRI, era un malísimo candidato porque no se había preparado para serlo; el asesinato de Colosio le cayó, al parecer, de sorpresa; pero pudo contar en su candidatura con el apoyo del PAN y de su candidato presidencial (Fernández de Cevallos), que ya venia cogobernado con Salinas. Por ese abierto colaboracionismo PAN/PRI nació el apoyo de Zedillo al panismo y luego al foxismo para asumir el gobierno nacional. El PAN consolidó su fuerza electoral durante los sexenios neoliberales del PRI en los años 1982 a 2000.
8. ¿Fue el legislador Muñoz Rocha el asesino material de Ruiz Massieu? La verdad es que debería importar muy poco porque siempre los importantes son los que dan las órdenes. Lo que se observa es que los verdaderos asesinos son los hermanos Salinas (Carlos y Raúl) que fueron los que ordenaron a Muñoz Rocha y Justo Ceja que organizaran la acción. Sin embargo, la realidad es que ya han pasado 16 años y ninguno de los crímenes han sido aclarados: ni el del Cardenal, el de Colosio o Ruiz Massieu por nombrar a los más conocidos. ¿Podrá pensarse acaso, tontamente, que alguno de los crímenes contra más de 600 militantes izquierdistas se aclare? Mientras tanto los altos gobernantes del PAN, PRI, PRD y de otros partidos siguen gozando de sus fueros y altísimos ingresos.
pedroe@cablered.net.mx
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