Mario Di Costanzo Armenta
Durante los últimos días mucho se ha comentado sobre la situación que existe en torno del tipo de cambio en nuestra economía: por un lado, Agustín Carstens ha señalado que el peso mexicano está subvaluado debido a que los "fundamentales de la economía están sanos", mientras que, por el otro, no falta quien señala –es el caso de algunos representantes de casas de bolsa y casas de cambio– que en nuestro país ya se da el fenómeno de la fuga de capitales y de los ya famosos sacadólares.
De esta manera, más allá de entrar en un debate sobre lo que Agustín Carstens entiende por "fundamentales" o por "sanos", el hecho es que si tomamos como referencia los 10 pesos por dólar que fue el precio al que el 25 de julio del año pasado la Secretaría de Hacienda compró 8 mil millones de dólares de reservas internacionales al Banco de México, podemos darnos cuenta que la devaluación de nuestra moneda ha sido, a la fecha, de 50 por ciento.
Así, esta situación es una evidencia clara de que algo grave sucede en las entrañas financieras del país, por lo que, para tratar de entender lo anterior y ante la persistente negativa del Banco de México y de Hacienda de informar sobre quién o quiénes están necesitando tantos dólares, valdría la pena tener algunos "malos pensamientos".
Hay que recordar que en octubre pasado, cuando el tipo de cambio se movió abruptamente a 13.50 pesos, la situación se atribuyó a un grupo de empresas que utilizaron un mecanismo de "cobertura cambiaria" (especulación), conocido como operaciones de derivados o instrumentos derivados y originaron presiones sobre el tipo de cambio.
Ahí se supo que empresas como Comercial Mexicana, Autlán, Grupo Posadas, Gruma, Bachoco, Cemex, Vitro, Alfa o Grupo Industrial Saltillo habían perdido aproximadamente 2 mil 300 millones de dólares.
En aquella ocasión mucho se habló de que estas empresas iban a ser investigadas y castigadas por sus prácticas financieras. Sin embargo, el hecho parece que quedó en el olvido: las presiones sobre el tipo de cambio han continuado y para Carstens y su equipo la situación ha resultado sorprendente.
Tal parece que estos señores no se percatan de que en los últimos informes financieros de diversas instituciones bancarias se observa un incremento desproporcionado en el pasivo de sus balances, en el rubro denominado "operaciones con instrumentos financieros derivados".
Así, por ejemplo, en el caso de BBVA-Bancomer entre 2007 y 2008 este saldo del pasivo se incrementó en 131 por ciento, al pasar de 63 mil 437 a 147 mil 209 millones de pesos; en el caso de Banamex, el crecimiento fue de 161 por ciento al pasar de 25 mil 312 a 66 mil 240 millones de pesos; y en el caso de Banorte, el crecimiento fue de 341 por ciento, al pasar de 2 mil 435 a 10 mil 746 millones de pesos.
Es decir, que si 2 mil 300 millones de dólares (la pérdida reportada por estas nueve empresas que jugaron con estos "instrumentos derivados") provocaron una "crisis sobre el tipo de cambio", ¿qué va a pasar si tan sólo estos tres bancos ya reportan casi 15 mil millones de dólares en pasivos de "operaciones con instrumentos derivados"?
La situación se torna más preocupante porque muchos presidentes o integrantes de los consejos de administración de las empresas que perdieron por especular, casualmente integran también los consejos de administración de los bancos señalados.
De esta manera, Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, es integrante del consejo de administración de Banamex y de Grupo Alfa; por su parte, Roberto Hernández pertenece a los consejos de administración de Banamex y de Gruma; y en el caso de Gastón Azcárraga, pertenece a los consejos de Grupo Posadas y de BBVA.
Por ello debemos preguntarnos si estos prominentes empresarios, que realizaron prácticas especulativas con el tipo de cambio a través de sus empresas y que al final perdieron, tuvieron a bien sugerir su "brillante estrategia" a las instituciones bancarias en las que "prestan sus servicios como consejeros" y entonces esas mismas instituciones presentan actualmente problemas o pérdidas con instrumentos financieros derivados, que superan por mucho a los 2 mil 300 millones de dólares que ellos perdieron.
O si bien fueron las instituciones bancarias las que trataron de especular con los "instrumentos financieros derivados" y estos señores, al ser consejeros de los bancos, llevaron estas prácticas a sus empresas.
Tal parece que, al final, lo importante no es saber qué fue primero "si el huevo o la gallina", sino más bien "que si pensamos mal, podemos acertar" en saber quién o quiénes son los que están comprando dólares en el país.
Finalmente, también debemos preguntarnos dónde está la utilidad obtenida por el Banco de México y que es producto de la venta de aproximadamente 20 mil millones de dólares de reservas internacionales, a un promedio de 14 pesos por dólar.
Lo anterior cobra relevancia porque los dólares que ha subastado el Banco de México tuvieron su origen en los excedentes petroleros y todavía eran de los que se adquirían a 10 pesos por dólar, por lo que Guillermo Ortiz podría tener en la caja de la institución casi 80 mil millones de pesos… y no quisiera pensar en la tentación que eso representa en un año electoral.
Pero en fin: piensa mal y acertarás.
Durante los últimos días mucho se ha comentado sobre la situación que existe en torno del tipo de cambio en nuestra economía: por un lado, Agustín Carstens ha señalado que el peso mexicano está subvaluado debido a que los "fundamentales de la economía están sanos", mientras que, por el otro, no falta quien señala –es el caso de algunos representantes de casas de bolsa y casas de cambio– que en nuestro país ya se da el fenómeno de la fuga de capitales y de los ya famosos sacadólares.
De esta manera, más allá de entrar en un debate sobre lo que Agustín Carstens entiende por "fundamentales" o por "sanos", el hecho es que si tomamos como referencia los 10 pesos por dólar que fue el precio al que el 25 de julio del año pasado la Secretaría de Hacienda compró 8 mil millones de dólares de reservas internacionales al Banco de México, podemos darnos cuenta que la devaluación de nuestra moneda ha sido, a la fecha, de 50 por ciento.
Así, esta situación es una evidencia clara de que algo grave sucede en las entrañas financieras del país, por lo que, para tratar de entender lo anterior y ante la persistente negativa del Banco de México y de Hacienda de informar sobre quién o quiénes están necesitando tantos dólares, valdría la pena tener algunos "malos pensamientos".
Hay que recordar que en octubre pasado, cuando el tipo de cambio se movió abruptamente a 13.50 pesos, la situación se atribuyó a un grupo de empresas que utilizaron un mecanismo de "cobertura cambiaria" (especulación), conocido como operaciones de derivados o instrumentos derivados y originaron presiones sobre el tipo de cambio.
Ahí se supo que empresas como Comercial Mexicana, Autlán, Grupo Posadas, Gruma, Bachoco, Cemex, Vitro, Alfa o Grupo Industrial Saltillo habían perdido aproximadamente 2 mil 300 millones de dólares.
En aquella ocasión mucho se habló de que estas empresas iban a ser investigadas y castigadas por sus prácticas financieras. Sin embargo, el hecho parece que quedó en el olvido: las presiones sobre el tipo de cambio han continuado y para Carstens y su equipo la situación ha resultado sorprendente.
Tal parece que estos señores no se percatan de que en los últimos informes financieros de diversas instituciones bancarias se observa un incremento desproporcionado en el pasivo de sus balances, en el rubro denominado "operaciones con instrumentos financieros derivados".
Así, por ejemplo, en el caso de BBVA-Bancomer entre 2007 y 2008 este saldo del pasivo se incrementó en 131 por ciento, al pasar de 63 mil 437 a 147 mil 209 millones de pesos; en el caso de Banamex, el crecimiento fue de 161 por ciento al pasar de 25 mil 312 a 66 mil 240 millones de pesos; y en el caso de Banorte, el crecimiento fue de 341 por ciento, al pasar de 2 mil 435 a 10 mil 746 millones de pesos.
Es decir, que si 2 mil 300 millones de dólares (la pérdida reportada por estas nueve empresas que jugaron con estos "instrumentos derivados") provocaron una "crisis sobre el tipo de cambio", ¿qué va a pasar si tan sólo estos tres bancos ya reportan casi 15 mil millones de dólares en pasivos de "operaciones con instrumentos derivados"?
La situación se torna más preocupante porque muchos presidentes o integrantes de los consejos de administración de las empresas que perdieron por especular, casualmente integran también los consejos de administración de los bancos señalados.
De esta manera, Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, es integrante del consejo de administración de Banamex y de Grupo Alfa; por su parte, Roberto Hernández pertenece a los consejos de administración de Banamex y de Gruma; y en el caso de Gastón Azcárraga, pertenece a los consejos de Grupo Posadas y de BBVA.
Por ello debemos preguntarnos si estos prominentes empresarios, que realizaron prácticas especulativas con el tipo de cambio a través de sus empresas y que al final perdieron, tuvieron a bien sugerir su "brillante estrategia" a las instituciones bancarias en las que "prestan sus servicios como consejeros" y entonces esas mismas instituciones presentan actualmente problemas o pérdidas con instrumentos financieros derivados, que superan por mucho a los 2 mil 300 millones de dólares que ellos perdieron.
O si bien fueron las instituciones bancarias las que trataron de especular con los "instrumentos financieros derivados" y estos señores, al ser consejeros de los bancos, llevaron estas prácticas a sus empresas.
Tal parece que, al final, lo importante no es saber qué fue primero "si el huevo o la gallina", sino más bien "que si pensamos mal, podemos acertar" en saber quién o quiénes son los que están comprando dólares en el país.
Finalmente, también debemos preguntarnos dónde está la utilidad obtenida por el Banco de México y que es producto de la venta de aproximadamente 20 mil millones de dólares de reservas internacionales, a un promedio de 14 pesos por dólar.
Lo anterior cobra relevancia porque los dólares que ha subastado el Banco de México tuvieron su origen en los excedentes petroleros y todavía eran de los que se adquirían a 10 pesos por dólar, por lo que Guillermo Ortiz podría tener en la caja de la institución casi 80 mil millones de pesos… y no quisiera pensar en la tentación que eso representa en un año electoral.
Pero en fin: piensa mal y acertarás.
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