Yunuhen Rangel Medina (Cortesía CIMAC)
La República Mexicana amaneció cubierta de maíces nativos blancos, ella misma era una enorme mazorca, y en el extremo una leyenda (formada también de maíz), decía: Sin maíz no hay país.
Era un mapa de 4 mil 500 metros cuadrados que organizaciones campesinas, ambientalistas y de la sociedad civil hicieron ayer con 35 mil kilos de maíces nativos blancos para exigir al Gobierno federal la protección de esta riqueza biológica y cultural frente a la contaminación transgénica.
Estamos hechos de maíz, dice Greenpeace, la organización promotora de esta actividad, que se llevó a cabo en el marco del la reunión sobre responsabilidad y compensación del Protocolo de Cartagena, realizada esta semana con la asistencia de 150 delegadas y delegados de diversos países.
Formaron el mapa de México casi 300 personas, entre ciberactivistas, activistas y socios de Greenpeace e integrantes de otras organizaciones de la campaña Sin Maíz no hay País, quienes están convencidos de que son mujeres y hombres de maíz. Y que, cuando se trata de defender la soberanía alimentaria, salen a defenderla, diciendo: no queremos maíz transgénico en nuestro centro de origen.
En un comunicado de la organización ambientalista, también señalaron que “con esta magnífica imagen enviamos un NO rotundo a la introducción de maíz transgénico en nuestro país y exigimos al Gobierno mexicano no sea candil de la calle y oscuridad de su casa; es decir, que respete el Protocolo del que es signatario y no infrinja las leyes ambientales al permitir la contaminación de nuestros cultivos.
Por su parte, Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace México, dijo que es “urgente que México, como cuna del maíz, se atenga al principio de precaución y establezca formalmente la prohibición a la siembra de maíz genéticamente modificado por ser el centro de origen”.
En conferencia de prensa, agregó que el maíz no puede quedar en monopolio, nuestra alimentación, la producción campesina es esencial para un país como México, donde 80 por ciento de la producción del grano está en manos campesinas, señaló.
Esta situación, explicó Aleira, ha vulnerado a campesinas y campesinos así como a consumidores de un modo “grave”, no solo es el daño ambiental sino los problemas socioeconómicos que sufren nuestros campesinos y campesinas.
“Este símbolo que tenemos aquí hecho con maíz, es una denuncia contra la gravedad en la siembra ilegal de maíces transgénicos y hasta el día de hoy el gobierno no ha hecho nada” denunció Miguel Colunga, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua.
GDF declara protección de razas
Paralelamente, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) estableció una Declaratoria de Protección de las razas de maíz del Altiplano de México, cultivadas y producidas en suelo de conservación del Distrito Federal, lo que Greenpeace reconoció en un boletín como un anunció positivo.
Para la organización ambientalista, el documento publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal es una muestra del esfuerzo de la administración capitalina por proteger el cultivo de las razas de maíz y la agricultura ecológica y orgánica.
De esta forma compararon la contrastante acción del gobierno federal que lejos de promover acciones concretas a favor del grano, impulsa proyectos que responden a intereses extranjeros, pero afectan en gran medida al nuestro, dijeron.
Alerta sobre transgénicos
En el marco de la reunión del Protocolo de Cartagena que se lleva a cabo en la Ciudad de México, las organizaciones integradas en la campaña alentaron a las y los miembros reunidos en el Grupo de Trabajo de Responsabilidad y Compensación de Daños sobre la peligrosa situación el maíz en su centro de origen.
Adelita San Vicente, de la organización Semillas de Vida, explicó que este Protocolo de Cartagena es la ley internacional que rige los transgénicos en el mundo, y queremos que ellos tomen una postura frente a esta grave situación, “la contaminación de la cuna del maíz es una responsabilidad no solo del gobierno sino del mundo entero”, consideró. Y exigió “Queremos la prohibición total del maíz transgénico”.
Las organizaciones campesinas señalaron que en Chihuahua se han encontrado tres variedades de “Monsanto” que han provocado escándalos de contaminación en varios países europeos en los que ya ha sido prohibido.
Por esta razón, exigieron que en esta reunión del Protocolo de Cartagena, se establezcan medidas de prevención y se remedien los casos de contaminación y daños provocados por los transgénicos y se finquen responsabilidades a las empresas que detentan estas variedades.
“Estaremos vigilantes ante el papel que juegue nuestro país en esta reunión y no quitaremos el dedo del renglón para proteger a nuestro país, a nuestro maíz y a nuestro campo” “Sin Maíz no Hay País”, dijo Lara.
Y solicitó a los miembros del Protocolo de Cartagena que analicen la trascendencia de este problema, “sabemos que ante una crisis mundial de orden ambiental, plagas o los cambios extremos del clima, la biodiversidad y la protección de los centros de origen son las herramientas para mantener la producción de alimentos para la humanidad.”
En este sentido, Adelita San Vicente opinó que el Gobierno violenta la Constitución al establecer disposiciones que permiten liberar transgénicos y eliminar el Régimen de Protección Especial del Maíz, ignorando con ello la opinión de mas de 500 mil mexicanas y mexicanos.
Greenpeace recuerda en un boletín, que en México está prohibida la siembra de transgénicos, de acuerdo con la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), pero el gobierno federal no ha logrado evitar su propagación, aseguran.
Mientras esto sucede, aseguró San Vicente, el gobierno federal acudió a Singapur invitado por las grandes empresas productoras de transgénicos en la que presentaron la propuesta “Compact” en la donde las compañías establecen “tramposamente” que serán ellas quienes determinen su grado de responsabilidad y la manera en que compensarán a los afectados.
San Vicente explicó que estas empresas son de Estados Unidos y por lo mismo no forman parte del Protocolo de Cartagena, pero nuestro país sí es firmante de este protocolo por lo que “exigimos una postura decidida de nuestro gobierno”
El daño a la diversidad genética no se compensa con dinero, señalo San Vicente, y no son estas empresas quienes deben decidir.
“No es cierto lo que dicen las empresas de estos productos que con la siembra de maíz transgénico van a incrementar los niveles de nutrición, por el contrario va a reducir la producción de maíz y vamos a depender de esas semilleras” añadió Miguel Colunga, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua.
Lara advirtió, “No permitiremos que el Gobierno nos utilice como laboratorio experimental de estas grandes corporaciones que únicamente pretenden incrementar sus ganancias”
Informaron, que en Chihuahua, comunidades campesinas y prestigiados científicos mexicanos, ya confirmaron la contaminación transgénica de los campos de maíz, hecho que según ellos el propio gobierno ha reconocido.
“A pesar de esto, nos se han tomado las medidas necesarias para determinar la fuente de la contaminación y mucho menos revertirla, el gobierno no ha asumido su responsabilidad, por el contrario ha buscado legalizar lo ilegal y justificar el crimen”, afirmó Miguel Colunga.
La República Mexicana amaneció cubierta de maíces nativos blancos, ella misma era una enorme mazorca, y en el extremo una leyenda (formada también de maíz), decía: Sin maíz no hay país.
Era un mapa de 4 mil 500 metros cuadrados que organizaciones campesinas, ambientalistas y de la sociedad civil hicieron ayer con 35 mil kilos de maíces nativos blancos para exigir al Gobierno federal la protección de esta riqueza biológica y cultural frente a la contaminación transgénica.
Estamos hechos de maíz, dice Greenpeace, la organización promotora de esta actividad, que se llevó a cabo en el marco del la reunión sobre responsabilidad y compensación del Protocolo de Cartagena, realizada esta semana con la asistencia de 150 delegadas y delegados de diversos países.
Formaron el mapa de México casi 300 personas, entre ciberactivistas, activistas y socios de Greenpeace e integrantes de otras organizaciones de la campaña Sin Maíz no hay País, quienes están convencidos de que son mujeres y hombres de maíz. Y que, cuando se trata de defender la soberanía alimentaria, salen a defenderla, diciendo: no queremos maíz transgénico en nuestro centro de origen.
En un comunicado de la organización ambientalista, también señalaron que “con esta magnífica imagen enviamos un NO rotundo a la introducción de maíz transgénico en nuestro país y exigimos al Gobierno mexicano no sea candil de la calle y oscuridad de su casa; es decir, que respete el Protocolo del que es signatario y no infrinja las leyes ambientales al permitir la contaminación de nuestros cultivos.
Por su parte, Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace México, dijo que es “urgente que México, como cuna del maíz, se atenga al principio de precaución y establezca formalmente la prohibición a la siembra de maíz genéticamente modificado por ser el centro de origen”.
En conferencia de prensa, agregó que el maíz no puede quedar en monopolio, nuestra alimentación, la producción campesina es esencial para un país como México, donde 80 por ciento de la producción del grano está en manos campesinas, señaló.
Esta situación, explicó Aleira, ha vulnerado a campesinas y campesinos así como a consumidores de un modo “grave”, no solo es el daño ambiental sino los problemas socioeconómicos que sufren nuestros campesinos y campesinas.
“Este símbolo que tenemos aquí hecho con maíz, es una denuncia contra la gravedad en la siembra ilegal de maíces transgénicos y hasta el día de hoy el gobierno no ha hecho nada” denunció Miguel Colunga, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua.
GDF declara protección de razas
Paralelamente, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) estableció una Declaratoria de Protección de las razas de maíz del Altiplano de México, cultivadas y producidas en suelo de conservación del Distrito Federal, lo que Greenpeace reconoció en un boletín como un anunció positivo.
Para la organización ambientalista, el documento publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal es una muestra del esfuerzo de la administración capitalina por proteger el cultivo de las razas de maíz y la agricultura ecológica y orgánica.
De esta forma compararon la contrastante acción del gobierno federal que lejos de promover acciones concretas a favor del grano, impulsa proyectos que responden a intereses extranjeros, pero afectan en gran medida al nuestro, dijeron.
Alerta sobre transgénicos
En el marco de la reunión del Protocolo de Cartagena que se lleva a cabo en la Ciudad de México, las organizaciones integradas en la campaña alentaron a las y los miembros reunidos en el Grupo de Trabajo de Responsabilidad y Compensación de Daños sobre la peligrosa situación el maíz en su centro de origen.
Adelita San Vicente, de la organización Semillas de Vida, explicó que este Protocolo de Cartagena es la ley internacional que rige los transgénicos en el mundo, y queremos que ellos tomen una postura frente a esta grave situación, “la contaminación de la cuna del maíz es una responsabilidad no solo del gobierno sino del mundo entero”, consideró. Y exigió “Queremos la prohibición total del maíz transgénico”.
Las organizaciones campesinas señalaron que en Chihuahua se han encontrado tres variedades de “Monsanto” que han provocado escándalos de contaminación en varios países europeos en los que ya ha sido prohibido.
Por esta razón, exigieron que en esta reunión del Protocolo de Cartagena, se establezcan medidas de prevención y se remedien los casos de contaminación y daños provocados por los transgénicos y se finquen responsabilidades a las empresas que detentan estas variedades.
“Estaremos vigilantes ante el papel que juegue nuestro país en esta reunión y no quitaremos el dedo del renglón para proteger a nuestro país, a nuestro maíz y a nuestro campo” “Sin Maíz no Hay País”, dijo Lara.
Y solicitó a los miembros del Protocolo de Cartagena que analicen la trascendencia de este problema, “sabemos que ante una crisis mundial de orden ambiental, plagas o los cambios extremos del clima, la biodiversidad y la protección de los centros de origen son las herramientas para mantener la producción de alimentos para la humanidad.”
En este sentido, Adelita San Vicente opinó que el Gobierno violenta la Constitución al establecer disposiciones que permiten liberar transgénicos y eliminar el Régimen de Protección Especial del Maíz, ignorando con ello la opinión de mas de 500 mil mexicanas y mexicanos.
Greenpeace recuerda en un boletín, que en México está prohibida la siembra de transgénicos, de acuerdo con la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM), pero el gobierno federal no ha logrado evitar su propagación, aseguran.
Mientras esto sucede, aseguró San Vicente, el gobierno federal acudió a Singapur invitado por las grandes empresas productoras de transgénicos en la que presentaron la propuesta “Compact” en la donde las compañías establecen “tramposamente” que serán ellas quienes determinen su grado de responsabilidad y la manera en que compensarán a los afectados.
San Vicente explicó que estas empresas son de Estados Unidos y por lo mismo no forman parte del Protocolo de Cartagena, pero nuestro país sí es firmante de este protocolo por lo que “exigimos una postura decidida de nuestro gobierno”
El daño a la diversidad genética no se compensa con dinero, señalo San Vicente, y no son estas empresas quienes deben decidir.
“No es cierto lo que dicen las empresas de estos productos que con la siembra de maíz transgénico van a incrementar los niveles de nutrición, por el contrario va a reducir la producción de maíz y vamos a depender de esas semilleras” añadió Miguel Colunga, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua.
Lara advirtió, “No permitiremos que el Gobierno nos utilice como laboratorio experimental de estas grandes corporaciones que únicamente pretenden incrementar sus ganancias”
Informaron, que en Chihuahua, comunidades campesinas y prestigiados científicos mexicanos, ya confirmaron la contaminación transgénica de los campos de maíz, hecho que según ellos el propio gobierno ha reconocido.
“A pesar de esto, nos se han tomado las medidas necesarias para determinar la fuente de la contaminación y mucho menos revertirla, el gobierno no ha asumido su responsabilidad, por el contrario ha buscado legalizar lo ilegal y justificar el crimen”, afirmó Miguel Colunga.
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