Hedelberto Lòpez Blanch / Rebelión
La economía mexicana, ligada a la de Estados Unidos como un cordón umbilical, sufrirá en 2009 uno de los más fuertes declives de su historia debido a la crisis generalizada que padece el gigante del norte.
Muchos analistas afirman que la crisis que envuelve a Estados Unidos y que se ha diseminado rápidamente por la mayoría de las naciones del mundo, es más profunda y abarcadora que la ocurrida en los años 30 del pasado siglo.
Uno de los motivos de la actual situación fue que Estados Unidos dejó de ser líder de la industria mundial para privilegiar el liderazgo financiero. De esa forma creó una estructura de fortaleza basada en la especulación de capitales financieros que se han desplomado.
Las transnacionales norteamericanas y de otros países desarrollados instalaron o se adueñaron de fábricas de producción en naciones del Tercer Mundo para reducir sus costos, exportar a sus matrices y obtener mayores ganancias.
La apertura al capital privado que puede comprar a bajos precios empresas productoras, de servicios, minas y tierras agrícolas a cambio de una supuesta inversión y creación de empleos en esas naciones, se encuentra en la estrategia fundamental para la promoción de Tratados de Libre Comercio, francos de flujos de capitales y de mercancías.
México, por su cercanía, riquezas y dependencia de Estados Unidos fue en 1994 el primer país escogido para integrar, junto con Canadá, el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).
Pero el desarrollo desigual de México con respecto a Estados Unidos ha dado como resultado que el TLCAN haya incrementado en todos los aspectos la dependencia de la nación azteca hacia Washington.
Al abrirse el mercado, desde el norte comenzaron a entrar con bajos o sin impuestos productos como arroz, maíz, sorgo, frijoles, que dieron al traste con los agricultores nacionales al no poder competir con los grandes consorcios subsidiados norteamericanos.
La pobreza se incrementó en el campo y millones de campesinos emigraron hacia las ciudades para tratar de buscar algún sustento que casi nunca pueden obtener.
La Población Económicamente Activa de México (PEA), es de 46 millones, de los cuales menos de 14 millones tienen empleo permanente.
La realidad es que el 69 % de la población en edad de trabajar está desempleada o con empleo informal, es decir, vendedores ambulantes.
La situación se agudiza cuando se conoce que de los 105 millones de habitantes, 54 millones se encuentran en un deplorable estado de miseria e insalubridad que se comparan solo con los países más pobres del mundo.
Las medidas neoliberales y de privatizaciones impulsadas desde 1994 con el TLCAN ha provocado que en la actualidad 11 Estados de los 31 existentes en México aparezcan con elevados por cientos de pobreza: Chiapas 72,1; Oaxaca 68,8; Veracruz 59,2; Tabasco 59,8; Hidalgo 59,2; San Luis Potosí 57,3; Puebla 56,4; Zacatecas 55,1; Yucatán 54,8; Campeche 54,1, y Michoacán 51,2.
Mientras importa la mayoría de mercancías y productos básicos desde Estados Unidos, a la par envía hacia esa nación el 80 % de sus exportaciones, muchas de estas, controladas por las transnacionales que son monetariamente las mayores beneficiarias.
Al caer en la abruta crisis económica, el mercado estadounidense restringe la compra de productos lo cual afecta directamente a México que deberá buscar otras plazas donde colocar sus mercancías lo que resulta difícil en la actualidad.
El aumento de los precios, unido al crecimiento del desempleo, motivaron que los alimentos de la canasta básica, son inalcanzables para el 70 % de los habitantes, según Gonzalo Hernández, director del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Los datos son alto elocuentes: el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (DF), Emilio Álvarez, denunció que en la capital mexicana seis de cada 10 niños carecen de atención médica. En otras ciudades y Estados la cifra es más elevada.
Álvarez precisó que los padres deben costear los gastos de salud y lo peor es que son familias de escasos recursos que no pueden pagar ni las consultas ni las medicinas.
El sistema educativo pasa por la misma situación pues de los niños que pueden incorporarse a un aula, dejan la primaria más del 20 % y en secundaria solo se gradúan un 30 %. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos dijo que la deserción se debe a causas como la pobreza, la violencia y la discriminación.
Ante la gravedad de la crisis el panorama aparece más desalentador. Varios centros de estudios y organismos financieros aseguran que el Producto Interno Bruto mexicano se ubicará en 2009 entre 1 % o menos 0,5 % debido a la caída de las exportaciones, la disminución de las remesas y de las inversiones extranjeras.
La firma Morgan Stanley, subraya que el fuerte vínculo de la economía mexicana a la estadounidense hará que la recesión sea absoluta.
Varias voces se alzan para pedir una revisión o la cancelación del TLCAN pero la administración de Felipe Calderón se opone.
Lo cierto es que los modelos neoliberales y de libre comercios han fracasado y solo han dejado grandes heridas entre los habitantes de los países donde fueron aplicados.
La economía mexicana, ligada a la de Estados Unidos como un cordón umbilical, sufrirá en 2009 uno de los más fuertes declives de su historia debido a la crisis generalizada que padece el gigante del norte.
Muchos analistas afirman que la crisis que envuelve a Estados Unidos y que se ha diseminado rápidamente por la mayoría de las naciones del mundo, es más profunda y abarcadora que la ocurrida en los años 30 del pasado siglo.
Uno de los motivos de la actual situación fue que Estados Unidos dejó de ser líder de la industria mundial para privilegiar el liderazgo financiero. De esa forma creó una estructura de fortaleza basada en la especulación de capitales financieros que se han desplomado.
Las transnacionales norteamericanas y de otros países desarrollados instalaron o se adueñaron de fábricas de producción en naciones del Tercer Mundo para reducir sus costos, exportar a sus matrices y obtener mayores ganancias.
La apertura al capital privado que puede comprar a bajos precios empresas productoras, de servicios, minas y tierras agrícolas a cambio de una supuesta inversión y creación de empleos en esas naciones, se encuentra en la estrategia fundamental para la promoción de Tratados de Libre Comercio, francos de flujos de capitales y de mercancías.
México, por su cercanía, riquezas y dependencia de Estados Unidos fue en 1994 el primer país escogido para integrar, junto con Canadá, el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).
Pero el desarrollo desigual de México con respecto a Estados Unidos ha dado como resultado que el TLCAN haya incrementado en todos los aspectos la dependencia de la nación azteca hacia Washington.
Al abrirse el mercado, desde el norte comenzaron a entrar con bajos o sin impuestos productos como arroz, maíz, sorgo, frijoles, que dieron al traste con los agricultores nacionales al no poder competir con los grandes consorcios subsidiados norteamericanos.
La pobreza se incrementó en el campo y millones de campesinos emigraron hacia las ciudades para tratar de buscar algún sustento que casi nunca pueden obtener.
La Población Económicamente Activa de México (PEA), es de 46 millones, de los cuales menos de 14 millones tienen empleo permanente.
La realidad es que el 69 % de la población en edad de trabajar está desempleada o con empleo informal, es decir, vendedores ambulantes.
La situación se agudiza cuando se conoce que de los 105 millones de habitantes, 54 millones se encuentran en un deplorable estado de miseria e insalubridad que se comparan solo con los países más pobres del mundo.
Las medidas neoliberales y de privatizaciones impulsadas desde 1994 con el TLCAN ha provocado que en la actualidad 11 Estados de los 31 existentes en México aparezcan con elevados por cientos de pobreza: Chiapas 72,1; Oaxaca 68,8; Veracruz 59,2; Tabasco 59,8; Hidalgo 59,2; San Luis Potosí 57,3; Puebla 56,4; Zacatecas 55,1; Yucatán 54,8; Campeche 54,1, y Michoacán 51,2.
Mientras importa la mayoría de mercancías y productos básicos desde Estados Unidos, a la par envía hacia esa nación el 80 % de sus exportaciones, muchas de estas, controladas por las transnacionales que son monetariamente las mayores beneficiarias.
Al caer en la abruta crisis económica, el mercado estadounidense restringe la compra de productos lo cual afecta directamente a México que deberá buscar otras plazas donde colocar sus mercancías lo que resulta difícil en la actualidad.
El aumento de los precios, unido al crecimiento del desempleo, motivaron que los alimentos de la canasta básica, son inalcanzables para el 70 % de los habitantes, según Gonzalo Hernández, director del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Los datos son alto elocuentes: el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (DF), Emilio Álvarez, denunció que en la capital mexicana seis de cada 10 niños carecen de atención médica. En otras ciudades y Estados la cifra es más elevada.
Álvarez precisó que los padres deben costear los gastos de salud y lo peor es que son familias de escasos recursos que no pueden pagar ni las consultas ni las medicinas.
El sistema educativo pasa por la misma situación pues de los niños que pueden incorporarse a un aula, dejan la primaria más del 20 % y en secundaria solo se gradúan un 30 %. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos dijo que la deserción se debe a causas como la pobreza, la violencia y la discriminación.
Ante la gravedad de la crisis el panorama aparece más desalentador. Varios centros de estudios y organismos financieros aseguran que el Producto Interno Bruto mexicano se ubicará en 2009 entre 1 % o menos 0,5 % debido a la caída de las exportaciones, la disminución de las remesas y de las inversiones extranjeras.
La firma Morgan Stanley, subraya que el fuerte vínculo de la economía mexicana a la estadounidense hará que la recesión sea absoluta.
Varias voces se alzan para pedir una revisión o la cancelación del TLCAN pero la administración de Felipe Calderón se opone.
Lo cierto es que los modelos neoliberales y de libre comercios han fracasado y solo han dejado grandes heridas entre los habitantes de los países donde fueron aplicados.
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