El Puma, peligrosamente cerca de AMLO

G. L. Díaz y Daniel Lizárraga

El asesinato del general Mauro Enrique Tello Quiñones en Cancún mostró la connivencia de las autoridades de este destino turístico con Los Zetas. Así lo indican las detenciones de varios funcionarios cercanos al alcalde Gregorio Sánchez Martínez, en particular Marco Antonio Mejía López, director del penal del municipio de Benito Juárez durante 10 meses. El caso toca al PRD y en particular a Andrés Manuel López Obrador por su cercanía con Mejía López, quien coordinó el equipo de seguridad durante la campaña presidencial del tabasqueño en 2006.

Marco Antonio Mejía López, quien se desempeñaba como director del penal del municipio de Benito Juárez cuando fue aprehendido por sus presuntos vínculos con Los Zetas, no fue sólo un simple guardaespaldas de Andrés Manuel López Obrador cuando éste fue candidato presidencial en 2006. Su quehacer tampoco era el de un simple policía que, de un día para otro, dejó el uniforme para incorporarse al ayuntamiento de este destino turístico.
Mejía López se encargó de manejar información sensible de la agenda del tabasqueño. Durante la campaña se le identificó con la clave Puma. Gozaba de todas las confianzas del candidato de la coalición Por el Bien de Todos y sabía corresponder, cumpliendo su trabajo con esmero.
Por aquella época Mejía López tenía bajo su mando a ocho policías preventivos del Distrito Federal, así como de la Policía Auxiliar Bancaria comisionados a la campaña. Se les conoció como Los Pollos, ya que siempre vistieron camisetas amarillas, el color de los perredistas. Ese grupo era la avanzada en los mítines y participó en las tareas de seguridad de López Obrador.
El pasado 20 de febrero, Puma fue detenido por elementos del Ejército y la PGR por su presunta participación en el asesinato, a principios de ese mes, del general de brigada en retiro Mauro Enrique Tello Quiñones, el primer militar de ese rango que es ejecutado por grupos presuntamente vinculados al narcotráfico.
Tello Quiñones había sido contratado por Gregorio Greg Sánchez Martínez, alcalde de Benito Juárez, cuya cabecera es Cancún, para que organizara un grupo de fuerzas especiales destinado a combatir a la delincuencia. Aún no cobraba su primera quincena cuando fue acribillado. Las autoridades descubrieron su cuerpo con más de una decena de disparos y huellas de tortura. Tenía los brazos y las piernas rotas, con fracturas expuestas, así como golpes en el tórax y en el rostro.
Al lado del general se encontraban los cuerpos del teniente de infantería Getulio César Román Zúñiga y el de un civil identificado como Juan Ramírez Sánchez, sobrino de Greg Sánchez y hasta hace algunos meses propietario del table dance llamado Baby Doll VIP, ubicado en la zona de tolerancia Plaza 21.
El 3 de febrero, cuando se supo que Tello Quiñones había sido ejecutado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) comenzó a buscar a los autores del crimen. Cuatro generales del Estado Mayor, nueve miembros de inteligencia militar y nueve agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) arribaron a Cancún para iniciar las pesquisas.
En la Ciudad de México, el presidente Felipe Calderón esperaba la información; no dijo nada sobre las ejecuciones. El 4 de febrero por la mañana, el mandatario inauguró el Centro de Excelencia American Express, en la Ciudad de México. Su discurso fue sobrio y en él sólo aludió a la economía. Después, sin avisar a los medios de comunicación, Calderón apareció en las exequias del general Tello Quiñones.

La célula

Una semana después, el Ejército y la PGR anunciaron la captura del exmilitar Octavio Almanza Morales, El Gori 4, líder de Los Zetas en Cancún, y de seis integrantes de su organización, por su presunta participación en la ejecución de los militares y del sobrino del alcalde de Benito Juárez.
En la Ciudad de México, los militares anunciaron que la detención de los sicarios se realizó gracias a una denuncia anónima. Fue una operación quirúrgica durante la cual no solicitaron el apoyo de las policías locales, dijeron.
A ese grupo se atribuyen también las muertes de nueve soldados en Monterrey, Nuevo León, entre el 17 y el 22 de octubre de 2008.
Almanza Morales fue miembro del Ejército del 20 de mayo de 1997 al 1 de julio de 2004, cuando se dio de baja del instituto armado. A partir de entonces, se desempeñó como lugarteniente de Sigifredo Nájera, El Canicón, y posteriormente, en diciembre de 2008, fue nombrado responsable de la plaza de Cancún, tras la captura de Javier Díaz, El Java Díaz.
Los otros detenidos son: Ashly Narro, La Comandante Bombón; Edwin Flores, Christopher Pérez Pérez, Alejandro Covarrubias, Cristo Alberto Valadez y Héctor Manuel Valadez, a quienes les aseguraron 23 armas largas, 20 cortas, 23 granadas, dos lanzagranadas y un lanzacohetes.
En la rueda de prensa organizada en la Ciudad de México, Luis Arturo Oliver Zen, subjefe del Estado Mayor del Ejército, destacó que Cancún ha representado para el cártel del Golfo uno de sus principales puntos para recibir cocaína proveniente de Centro y Sudamérica.
Tras los primeros interrogatorios a los detenidos, los militares y agentes de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) dirigieron las investigaciones hacia el penal de Cancún, cuyo director aún era Marco Antonio Mejía López.
Desde hace varios años, la prensa local ha informado que ese penal es uno de los principales centros de operación de Los Zetas. Los reporteros asignados a la fuente policiaca aseguran que ahí hay de todo: tráfico de drogas, prostitución, venta de armas, consumo de alcohol y protección para quienes puedan pagarla; incluso, dicen, cuentan con un publirrelacionista. Es una persona alta y robusta, usa bigote. Varios cancunenses consultados por este semanario aseguran que con frecuencia se le ve en los palcos del estadio donde juega el Atlante, también suele acudir a centros nocturnos y discotecas de esta ciudad.
Durante un cateo al penal, elementos de la SIEDO incautaron documentos que presuntamente comprueban los vínculos de Mejía López con los desertores del Ejército e integrantes de Los Zetas que asesinaron al general Tello Quiñones.
Según esos datos conseguidos por el reportero Rubén Torres, de El Economista, las pruebas fueron localizadas dentro de la oficina de Mejía López. Los agentes de la SIEDO localizaron una agenda en el cual se detallan las actividades que iba a realizar el general Tello Quiñones.
Entrevistado por Proceso sobre la presencia de Los Zetas en Cancún, el alcalde Greg Sánchez asegura:
“Desconozco o desconocía que había un grupo delictivo que controlaba el penal. Lo único que puedo decir es que desde que llegó él (Marco Antonio Mejía), el penal se mejoró, se limpió, se pintó, se hicieron nuevas medidas de seguridad. Prueba de ello es que el penal de Cancún fue el único que pasó las evaluaciones de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Ese organismo hizo un reconocimiento público al director.”
Sánchez Martínez, quien llegó a la presidencia municipal por la coalición formada por el PRD, PT y Convergencia, rechazó haber recibido alguna recomendación por parte de López Obrador para nombrar a Mejía López como encargado de la prisión. Sin embargo, admite que él conoció a Mejía López y a Nicolás Mollinedo Baltazar, Nico, coordinador de logística y de seguridad de las giras del tabasqueño, durante la campaña presidencial de 2006.
–¿Por qué le tuvo confianza a Mejía para ocupar ese puesto? –se le pregunta al alcalde de Benito Juárez.
–Le tuve confianza cuando leí su currículum. Su esposa es cancunense y ya trabajaba aquí; también tenía vastos conocimientos en materia de seguridad y una trayectoria impecable cuando pasó por las oficinas de migración en Cancún.
El alcalde “Greg”

Uno de los principales implicados en la ejecución del general Tello Quiñones que también se encuentra bajo arraigo es el exjefe de la Policía Municipal de Cancún, Francisco Velasco Delgado, El Vikingo, quien según las investigaciones oficiales protegía a Los Zetas para que mantuvieran la plaza bajo control.
Una semana antes de la detención de Mejía López, Harey Walter Pfeil, un alemán condenado a más de 10 años de prisión en ese centro penitenciario por lavado de dinero, se fugó cuando era atendido de una enfermedad en un hospital privado.
Para llegar al penal de Cancún hay que atravesar las regiones 95 y 96, sitios donde los narcomenudistas se abastecen de cocaína y pastillas sicotrópicas que venden en la zona hotelera. Los taxistas evitan transitar por esa zona durante las noches. Ahí viven cientos de familias de tabasqueños, veracruzanos y chiapanecos que llegaron a Cancún en busca de trabajo. La mayoría se encuentran hacinados en pequeños departamentos entre calles llenas de basura y mal pavimentadas.
Según los diarios locales, que durante los últimos meses han publicado reportajes sobre el tema, Los Zetas y otros delincuentes abandonan el penal los fines de semana para divertirse en el puerto o simplemente para ir a comer. El alcalde Sánchez Martínez asegura que Mejía López escogió este penal por su propia voluntad.
En 2006, Sánchez Martínez fue candidato a Senador junto con José Luis García Zalvidea por la alianza PRD-PT y Convergencia. Perdió la contienda, pese a las tres giras que hizo López Obrador por Quintana Roo para apoyarlo. La izquierda quedó en segundo lugar en Quintana Roo, por lo que le correspondió sólo un lugar en el Senado. La curul la ocupó García Zalvidea.
Sánchez Martínez no se desanimó. Años después, gracias a sus contactos con López Obrador y la corriente interna del perredismo conocida como Los Chuchos, ganó la elección para la alcaldía de Benito Juárez.
Como empresario, Greg se consolidó entre la élite hotelera de Cancún, pues es ejecutivo de Jaguar, una compañía dedicada a la comercialización de plásticos. Según testimonios de empresarios de la región en siete u ocho años Greg logró amasar una fortuna en dólares. En el seno del PRD nacional y en el comité regional existen indicios de que el actual alcalde de Benito Juárez se posicionó gracias a que financió parte de la campaña de Juan Ignacio García Zalvidea cuando éste intentó ser gobernador postulado por el PRD.
Proceso localizó en el Registro Público de la Propiedad que en 2000, Greg compró el rancho Mariana, una propiedad de 444 hectáreas ubicada en la carretera Cancún-Tulum, en plena Riviera Maya, una de las zonas más cotizadas en el mercado inmobiliario, según consta en la escritura 51817.
Cinco años más tarde, el 12 de octubre de 2005, el gobierno del Quintana Roo, entonces encabezado por el priista Joaquín Hendricks, compró los terrenos del rancho Mariana. Su sucesor, Félix González Canto, intenta construir en esa superficie un aeródromo que comenzará a dar servicio a aeronaves pequeñas y medianas este mismo año.

El “Puma”

El Puma, quien según la PGR y el Ejército presuntamente trabajó para Los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo, recibió entrenamiento en seguridad dentro de las Fuerzas Armadas de Israel y coordinó a Las Gacelas, el grupo de mujeres policías que custodió a López Obrador cuando fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México.
Así mismo, Mejía López fungió como subdirector operativo y de Servicios, instancia que dependía de la Coordinación de Logística, a cargo de Nicolás Mollinedo, Nico, uno de los hombres más cercanos al tabasqueño.
Al finalizar la campaña presidencial de López Obrador, El Puma prestó servicios de seguridad a Marcelo Ebrard, hasta que el 10 de abril de 2008 fue designado director del penal de Cancún.
Diez meses después de ese nombramiento, fue aprehendido por sus presuntos vínculos con Los Zetas.
–¿López Obrador le recomendó a Mejía López y a Nico para que trabajaran con usted? –se le pregunta al alcalde de Benito Juárez.
–El licenciado López Obrador nunca me hizo esas recomendaciones.
–¿Qué piensa ahora tras la detención de Mejía López?
–Yo no soy juez ni meto las manos al fuego por cualquiera de mi equipo, cada quien es responsable de sus actos.
–¿Nunca sospechó o notó algo extraño en él?
–Al contrario, los comentarios de los pastores que evangelizan fueron siempre positivos. La Comisión Estatal de los Derechos Humanos incluso aprobó el trabajo de Marco Antonio y le hizo un reconocimiento público por las mejoras hechas dentro y fuera del penal.
Greg es pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día e intérprete de música religiosa.
Cinco meses después de que Mejía López asumiera la dirección del penal de Cancún, la prensa local reveló que el funcionario apoyó a la empresa Habana Banana para que obtuviera la concesión de la comida para los internos. Esa empresa es de los familiares de Nico.
De acuerdo con datos del Registro Público de la Propiedad, los accionistas de esta firma son Rafael Fernando Marín Mollineado y María Amada Mollineado Valencia; el primero tiene 20% de las acciones; la segunda el 80% restante. Ambos son primos hermanos de Nico.
Habana Banana se dedica principalmente a la comercialización de frutas para el mercado hotelero y restaurantero de Cancún, en particular plátano procedente de Tabasco.
El viernes 6 por la noche, Boris del Valle Alonso, uno de los asesores municipales de Greg fue interceptado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por miembros de la SIEDO para ser interrogado en torno al asesinato del general Tello Quiñones.
En enero pasado, el diario La Verdad de Quintana Roo reveló que uno de los hermanos de Greg, Feliciano Sánchez Martínez, fue detenido por agentes de la SIEDO acusado de formar parte de una banda de secuestradores. Hoy, Feliciano está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Las autoridades policiacas lo vinculan con la banda de Los Villaverde, que opera en la Ciudad de México y en Cancún.
Otros diarios de Cancún, así como fuentes militares en la Ciudad de México sostienen que una hermana de Greg, Magdalena Sánchez Martínez, fue detenida en 2004 en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cuando pretendía ingresar al país 300 mil dólares; incluso fue remitida al penal del Altiplano, en el Estado de México.

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