Colombia: Se destapan más crisis en el gobierno de Uribe Vélez

Apolinar Díaz – Callejas

La crisis del organismo de seguridad más importante de Colombia, el DAS, ha seguido golpeando la marcha de esa institución y puesto al descubierto toda clase de irregularidades cometidas especialmente bajo el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez.

El diario liberal El Espectador de primero de marzo de este año publicó que: “Seis días antes de que se cumplieran los 52 años del DAS, uno de los escándalos más grandes que empezaba a desdibujar la imagen del organismo de inteligencia del Estado, se consolidó con la salida de su director, Jorge Aurelio Noguera Cotes”. El hecho ocurrió el 25 de octubre de 2.005, luego de un fuerte enfrentamiento del Director Noguera Cotes y el Subdirector José Miguel Narváez, que permitió que el país supiera que el DAS había sido infiltrado por los paramilitares.

Como consecuencia de esos hechos el director del organismo Noguera Cotes ha estado preso.

Dice El Espectador que un grupo de ex militares y civiles entraba y salía del organismo impartiendo órdenes, y agrega que en la tras escena los ilegales esperaban su turno para adueñarse del poder absoluto. El DAS se volcó a rastrear a cuanto escenario y personalidades les parecían significativos, como consecuencia del atentado terrorista en el club El Nogal, de Bogotá, de 17 de febrero de 2003, en que murieron 36 personas y quedaron alrededor de 200 heridos.

Todo este proceso de degradación y corrupción en el DAS ocurrió bajo la presidencia de Uribe Vélez. Una de las acusaciones formuladas en la opinión pública fue la de que todo esto causaba tremendos traumatismos gubernamentales y generaba inseguridad en la población.

Años después, en el segundo mandato presidencial de Álvaro Uribe Vélez quien se hizo reelegir quebrantando las normas constitucionales que hizo modificar para su beneficio, se ha presentado la crisis más profunda del DAS y de la seguridad nacional en Colombia, que el Presidente Uribe Vélez maneja a su capricho. Actualmente la crisis del DAS ha tomado rumbos inéditos, abriendo campo a pugnas entre militares y policía por el control de la inteligencia.

Toda esta crisis coincide con la de la empresa petrolera colombiana, Ecopetrol, en la que el gobierno de Uribe abrió las puertas a capitales extranjeros, que ha llevado a la necesidad urgente de que Ecopetrol modernice las refinerías de Cartagena y Barrancabermeja, con una inversión de 5.000 millones de dólares. La política petrolera del presidente Uribe abrió el campo a inversiones extranjeras que están en las causas de la crisis actual y ante la necesidad de construir y modernizar nuevas refinerías en Cartagena y Barrancabermeja. Esto en consecuencia del empeño de Uribe Vélez de entregar a empresas privadas extranjeras y nacionales el manejo de la industria petrolera y de otras actividades económicas.

A su vez, el costo de vida y el desempleo han llevado ya a niveles no vistos en más de 5 años antes: el desempleo en enero de este año ya se elevó al 14.2 %; el empleo formal bajó en 58.000 puestos en el último trimestre del 2008. A la vez, que se incrementó a 93.000 personas el número de trabajadores informales. Se prevé claramente la desaceleración de la economía y la pérdida de empleos podría aumentar espectacularmente (El Tiempo, Bogotá, febrero 28 de 2009, p.14).

El monstruoso empeño del presidente Uribe Vélez de privatizar la economía colombiana y abrirle campo fácil al capital extranjero para apoderarse de ella, han dado lugar a que Colombia se incorpore a la lista de países dependientes y subdesarrollados con una crisis social en ascenso. Todo esto, obviamente, se expresa en la vertiginosa militarización del país, en el crecimiento de la violencia y crímenes sociales y políticos y en el desconcierto de la opinión pública.

El Movimiento de alianzas políticas que ha organizado el presidente Uribe Vélez para su propio beneficio está llevando a una intensificación de la atmósfera de angustia y crisis en la población pobre colombiana.

Al tiempo, el gobierno de Uribe Vélez ha adoptado una política de guerra sucia que afecta a la república del Ecuador, tratando de trasladar a ese país las prácticas represivas colombianas de muchos años.

Los movimientos políticos que ha aglutinado el presidente en torno suyo, comienzan a padecer las consecuencias del autoritarismo gubernamental y de la crisis social. La violencia y crímenes en las diversas regiones del país han tomado mucha fuerza, pero los periódicos de circulación nacional no registran esos hechos.

Como ya el próximo año debe ser elegido el presidente que reemplace a Uribe Vélez, la tensión política, el incremento de la violencia, el desempleo y la ruina de pequeñas y medianas empresas nacionales, solo ofrecen para Colombia un panorama de crisis económica, social y política, y de incremento de la violencia estatal y de la derivada de las acciones crecientes de paramilitares y narcotraficantes.

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