Candidaturas externas

Marta Lamas

Un problema para los movimientos ciudadanos es el de lograr que los partidos retomen sus reivindicaciones y demandas. La relación entre los partidos políticos y los movimientos sociales sólo mejorará cuando cambie la visión del Estado y se modifiquen las reglas de la política, incorporando nuevos mecanismos para incluir a los diversos actores políticos. Pero mientras esta transformación política llega, resulta fundamental establecer alianzas y pactos entre los movimientos y los partidos. Esto es lo que viene ocurriendo desde hace años entre sectores de los movimientos feminista y de la diversidad sexual con el PRD, con sonados logros en la Ciudad de México como la despenalización del aborto y el establecimiento de las sociedades de convivencia.

Tradicionalmente, el PRD ha concedido unos cuantos espacios a candidaturas externas, entre ellas a activistas feministas y de la diversidad sexual. La participación ciudadana que así propician este tipo de candidaturas es muy valiosa, y responde a una concepción política moderna, que entiende que la ciudadanía debe formar parte del autogobierno de la sociedad. Al aceptar a miembros de los movimientos sociales para que se integren formalmente en la deliberación parlamentaria, no sólo se fortalecen las alianzas entre los activistas y las activistas y el partido, sino que se avanza en la resolución de demandas que están en sus agendas. De esta forma la participación legislativa de algunos representantes ciudadanos significa el compromiso con un colectivo más amplio.

En estos días están llegando al Consejo Nacional del PRD, en concreto a su Comisión Política, variadas cartas en apoyo a las y los precandidatos a diputados. Muchas feministas, con una trayectoria de gran compromiso, desean ser candidatas externas por el PRD. Pero no sólo es necesario que las feministas estemos representadas por una compañera del movimiento, sino que la compañera que nos represente tenga un conjunto de saberes y habilidades que fortalezcan su desempeño en el Congreso.

Pienso que Teresa Incháustegui cuenta con muy buenas herramientas para realizar la labor legislativa, pues tiene gran experiencia por sus diversos cargos en la función pública. Entre los puestos que más se acercan al tema feminista están los que ocupó en el Inmujeres: directora general de Operación y Monitoreo, y también directora de Evaluación y Desarrollo Estadístico. Además, ganó por concurso de oposición abierto el cargo de directora general del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados. Yo la apoyo por la combinación que tiene de su compromiso con el movimiento feminista con su expertiseen el campo de las políticas públicas. Creo que sus conocimientos técnicos y políticos y su activismo responsable la convierten en la mejor candidata.

Por otro lado, también el movimiento de la diversidad sexual desea una representación en el Congreso. Aquí me sumo al apoyo a la precandidatura de Amaranta Gómez. Amaranta tiene una larga trayectoria como activista, a lo largo de la cual se ha formado sólidamente en el tema de los derechos humanos, especializándose en los derechos sexuales y el acceso a la salud, especialmente en lo relativo a la pandemia del VIH. Al argumento de su expertisesumo su notable lucha contra la discriminación, misma que ha vivido por ser muxe,indígena y discapacitada. El término muxe(se pronuncia mushé) viene de mujery se aplica en Oaxaca a aquellos hombres que ocupan un lugar social de mujeres: se visten con huipil y enaguas, tejen en telar, cocinan, etc. Suelen ser homosexuales y también coincide muchas veces que son el hijo más pequeño, que se queda en casa a cuidar a sus padres. Amaranta, como una muxezapoteca, reivindica su identidad indígena y ha elaborado una agenda al respecto. También ha incursionado en el tema de la discapacidad, pues hace seis años, en octubre de 2002, sufrió un accidente en carretera en el cual perdió un brazo. Así, muxe,indígena y discapacitada, Amaranta Gómez ha venido desarrollando una intensa actividad política. En 2003 logró que el IFE aceptara su registro como candidata por el partido México Posible con su nombre de mujer –Amaranta– y no con el que fue nombrada originalmente: Jorge.

La democracia requiere de los partidos políticos no sólo para evitar la fragmentación de la representación, sino para aglutinar intereses y fijar prioridades. Pero la democracia también necesita de los movimientos sociales. Las candidaturas externas ofrecen una auténtica ampliación a la participación de los sujetos políticos, para que recuperen la gestión pública como un asunto que concierne a la sociedad.

Ambas precandidatas, Teresa Incháus- tegui y Amaranta Gómez, representan a amplios sectores de los movimientos a los que pertenecen. Ambas combinan activismo y expertise. A las dos las conozco desde hace mucho tiempo y me admiran su fuerza y sus convicciones. Ellas están dispuestas a dedicarse en cuerpo y alma a obtener, desde la base social, espacios para un accionar público en la difícil labor parlamentaria. A ambas les deseo que el PRD las seleccione.

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